Cuando la noche cayó en la ciudad, nosotros estábamos en el balcón fumando. La mano de Benjamín estaba en mi hombro. El celular continuaba sonando, como lo hizo todo el día. Mi madre no paraba de tratar de comunicarse conmigo. Aunque respondí sus mensajes.
-¿Quieres ir a tomar una cerveza?
-Claro.
Así que nos cambiamos de ropa y salimos a caminar en la noche. Había muchas personas dispersadas por todos lados. También había trafico, pero eso no importaba. Nosotros caminamos hasta el centro de la ciudad. Donde nos paramos en un Bar algo moderno. Entramos y sonaba de fondo música que estaba de moda. La barra tenía luces y las botellas eran iluminadas por otras luces coloridas. Estaba casi lleno. Así que nos acomodamos en uno de ellos sillones violetas cómodos.
Benjamín se puso a fumar.
-Esta permitido. Si quieres... -Entonces me entrego el paquete de cigarrillos. Encendí uno y al rato apareció un camarero.
-Buenos noches. ¿Qué les puedo traer?
-Dos cervezas.
El camarero anoto nuestro pedido en una pequeña libreta y desapareció entre la gente. La iluminación era de colores, así que el Bar estaba sumergido más que nada en oscuridad.
-Esta verdaderamente bueno estar en bares así.
-La verdad yo no salgo, ya que no me gusta venir solo. A veces salgo con mis amigos pero rara vez. Es que esta depresión te prohíbe tantas cosas. No puedes ser verdaderamente tú o algo así. No importa si tienes todo y a todos a tus pies. No puedes valorar las cosas hermosas. Es como que siempre en algún momento, no importa cuando, caigo en el vacío de la depresión.
-Pero estoy aquí. Quiero que estés bien.
-Pero no vas a poder. No puedo salir de esta oscuridad. Cada día trato sacar provecho de las cosas. No puedo. Estoy tan roto por dentro.
-¿Por qué?
-Por todas las cosas que pasaron en un momento. Siguen dentro de mi mente, comiendo mis buenos momentos o recuerdos. Matando mis sentimientos.
-¿Qué es lo que te lastimo tanto?
-Mi niñez, la falta de amigos, la de mi familia, notas bajas, la presión de muchas cosas. Pero tu me haces bien.
Entonces me besa.
Luego llega la cerveza. Así que chocamos las botellas y sonreímos.
-Salud-Dijimos, aunque los dos deseábamos estar muertos.
Mi tatuaje aún ardía bajo mi remera azulada. Pero ese dolor me hacia sentir que estaba viva. Que aún estaba respirando.
-¿Nunca te preguntaste como surgió la vida?
-De partículas, átomos-Dije yo poniendo los ojos en blanco. Odiaba biología, y me parecía innecesario nombrarla en esta cita.
-¿No crees que hay más cosas de las cuales no sabemos?
-Talvez. Pero no creo que haya un Dios ni lo de Jesús. Talvez allá algo espiritual o algo que este más lejos de nuestra lógica o conocimiento.
-Cuando nuestras almas mueren, reencarnan en otra cosa. En otra vida. Porque todo surge de algo vivo. De algo que se mantiene en pie por sí solo. Las almas son el mecanismo de supervivencia del mundo. Sin ellas, estamos vacíos. Es como que todo el mundo este deprimido o peor.
-Tú estas deprimido-dije algo confusa.
-Sí. Es algo de lo que no conseguiré salir.
-¿Fuiste a terapia?
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♣Adolescentes destruidos☩
Teen FictionDespertó... Pero estaba viviendo una pesadilla. Esta acorralada en su propia mente. Su reflejo es el enemigo. Vomita. No come. Intenta ser perfecta. Pero ahí está el... ¿Empeorando o mejorando su vida? Un amor no del todo sano. Un amor que i...