❤️Capitulo 8❤️

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NARRA BRIANA

—¡Mike! —grito para que él logre escucharme —, el desayuno está servido —informo mientras lo veo aparecer por el corredor.

—Gracias —se sienta en la mesa frente a mí.

Llevo viviendo con él una semana y debo admitir que después del beso que nos dimos, ha sido muy incómodo siquiera mirarlo. Esa escena no la he podido borrar de mi mente y la sensación de tener sus labios sobre los míos sigue presente.

—¿Estás bien? —pregunta —, tus mejillas están muy coloradas, ¿tienes calor?

—Estoy bien... —susurro agachando la cabeza tratando de disimular, ya que estoy colorada de lo nerviosa que me pone su presencia.

—Tal vez sea fiebre —se para rápidamente y pone sus manos en mis mejillas haciendo que levante la cabeza y crucemos miradas nuevamente.

Esta escena... Dios, se parece a la de ese día.

Siento sus suaves y grandes manos sobre mis mejillas logrando transmitir todo su calor corporal a estas. Mi respiración se empieza a volver irregular y los latidos de mi corazón se empiezan a acelerar de una forma impresionante e inexplicable.
Lo miro muy nerviosa y trago saliva mientras él frunce el ceño.

—¡Oh! Te estás poniendo más roja — dice preocupado —, pero... No pareces tener fiebre.

—¡Dije que estoy bien! —quito bruscamente sus manos de mi rostro y él me mira muy confundido.

—¿Acaso es... Porque estás nerviosa? —cuestiona achicando sus ojos haciendo que me ahogue con el café —. ¿Qué? ¿Te pone muy nerviosa el tenerme cerca? ¿Acaso te enamoraste de mí después de ese beso? —pregunta burlón y yo le tiro un pedazo de pan que choca con su cabeza.

—¡No digas bobadas! —gruño —. Jamás me enamoraría de ti.

—Eso lo veremos... —susurra pero no logro escuchar con claridad.

—¿Qué dijiste?

—Nada. Solo termina de comer y báñate, saldremos a dar una vuelta —informa para luego desaparecer de mi vista.

Haciendo caso a lo que él dice, termino de comer y me organizo. Salgo de la habitación y lo veo esperándome en la sala.

—¿A dónde vamos? —pregunto curiosa.

—Pronto lo sabrás, vamos — me extiende su mano mientras abre la puerta.

Salgo de la casa sin tomar su mano por lo cual él gruñe a mis espaldas. Caminamos unas cuantas cuadras hasta parar en un parque de diversiones.

—Llegamos —informa.

—¿En serio? —pregunto muy emocionada mientras observo todo con suma atención y él asiente.

Toma mi mano sin pedir permiso y me arrastra adentro.

—Vamos a divertirnos pero no nos montaremos en juegos extremos porque podría ser peligroso para el bebé.

—Bueno.

Seguimos caminando y luego compramos las boletas para poder jugar. Miro la montaña rusa y la señalo con mi dedo índice pero Mike niega con la cabeza.

—Es muy arriesgado para el bebé. Mejor vamos al gusanito, es más seguro.

El gusanito es como una pequeña montaña rusa pero para niños por lo cual no es muy divertida.

—No... Yo quiero la montaña rusa —digo haciendo pucheros.

—Pero es peligro.

—¡Por favor! —lo interrumpo poniendo mis manos juntas en modo suplicante —. Solo una vez...

Enséñame a Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora