❤️Capitulo 11❤️

4.1K 460 183
                                    

"Tú también me estás empezando a gustar"

Esas palabras... Dios, ¡¿por qué se las dije?! ¡¿Y por qué rayos lo besé?!

Definitivamente me estoy volviendo loca. Esto tiene que ser por las hormonas del embarazo. No he podido dejar de pensar en Mike ni siquiera un segundo. La imagen de él moviendo sus labios sobre los míos viene a mi mente repetidas veces y no sé cómo hacerla a un lado.

¿Por qué me le confesé?

Sí, es cierto lo que le dije. Para ser sincera, Mike me estaba empezando a gustar desde el día en que nos besamos por primera vez, pero él no tenía porqué darse cuenta de eso.

¡Se suponía que era mi secreto!

Además, solo me gustaba un poquito, no es como si me volviera loca, simplemente me sentía un poco atraída hacia él e incluso llegué a pensar que era solo simpatía lo que sentía pero después de lo que acaba de pasar me doy cuenta de que no lo es.

No sé en que momento Mike empezó a gustarme tanto hasta el punto en querer besarlo desesperadamente.

¡Parezco toda una acosadora!

¡Malditas hormonas!

—¡Esposa mía! —grita Mike mientras asoma su cabeza por la puerta de mi habitación.

—No me digas así —gruño pero él se ríe.

—¿Por qué no? —frunce el ceño y hace un puchero —Me gustas y te gusto, ¡deberíamos casarnos!

—¡No! —niego y noto como su expresión se pone seria —Lo siento, pero lo has malinterpretado. Sí, es cierto, pero solo dije que me estabas empezando a gustar. Nunca dije que me gustabas a morir o que estaba enamorada de ti. ¿Entiendes la gran diferencia? —explico y él asiente con la cabeza.

—Sí, entiendo —anuncia con una gran sonrisa —. ¿Deberíamos tener una cita hoy? —pregunta dejándome sin palabras.

—Yo... Es que...

—Me gusta cuando te pones nerviosa —comenta y siento mis mejillas arder —, y más si soy yo quien te hace sonrojar.

Mi corazón se acelera y él se limita a mirarme lo cual me intimida aún más.

—¿Vamos? —pregunta extendiendo su mano.

Muy nerviosa decido tomarla y él me arrastra fuera de la casa. Cierra la puerta y vuelve a tomar mi mano y la entrelaza con la suya.

—¿Tienes sed? ¿Quieres tomar algún refresco?

—Sí, me gustaría —acepto y él me sonríe.

—Como quieras, mi princesa —comenta haciendo que mi corazón se vuelva a acelerar.

¿Por qué me pongo así con cualquier cosa insignificante que él diga?

Llegamos a una pequeña tienda donde venden todo tipo de refrescos y rápidamente nos sentamos en una de las mesas quedando frente a frente.

Nuestras miradas se cruzan e inmediatamente el recuerdo de nuestro beso viene a mi mente. Desvío la mirada muy avergonzada y me encuentro con un par de chicas mirando a Mike de una forma muy coqueta.

Enséñame a Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora