❤️Capitulo 29❤️

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La luna de miel fue hermosa, estuvimos dos maravillosas semanas en la isla disfrutando de nuestra compañía y debo confesar que no hubo un solo día en el que la habitación no se llenara de gemidos. Ambos estuvimos aguantando tanto tiempo que cuando por fin pudimos unir nuestros cuerpos desnudos y descargar todo ese deseo, no queríamos parar. Estábamos dispuestos a hacerlo una y otra, y otra, y otra vez sin parar. El amor no es solo sexo, pero vaya que tener intimidad con tu pareja es una parte fundamental en una relación.

Me siento feliz de que lo hice en el momento correcto y con la persona correcta. Mike es todo para mí, siento como si ahora fuéramos una sola persona. Planeo vivir junto a él el resto de mi vida, compartiendo caricias entre nosotros días tras día.

—Llegamos, mi vida —informa Mike deteniendo el auto frente a una hermosa casa.

—Esta no es nuestra casa —digo pero él se ríe.

—Ahora lo es.

—¿Qué? —suelto muy sorprendida mientras bajo del auto para recorrer con la mirada la hermosa estructura frente a mí.

—Vamos a necesitar una casa más grande para criar a nuestros hijos —informa parándose junto a mí y tomando mi mano —Es nuestro regalo de bodas, ¿te gusta?

—Mike... ¡Me encanta! —confieso con lágrimas en los ojos.

—Vamos a verla —me jala hasta la puerta para luego entrar junto a mí.

Carly nos recibe muy emocionada en la entrada. Me agacho para saludarla, hace dos semanas no la veía. La perrita lame todo mi rostro para luego seguir con el de Mike. Me pongo de pie mientras visualizo a Bigotes acostado en uno de los muebles, pero antes de poder ir a acariciarlo, algo me detiene.

—Llegaron los recién casados —una voz masculina desde la sala hace que levante la cabeza.

Es Camilo.

—¿Qué haces acá? —espeto con fastidio al verlo frente a mí.

Ese chico realmente no me agrada.

—Fue Camilo quien se encargó de traer todas nuestras cosas a la nueva casa y fue él el que alimentó a nuestros hijos —informa Mike junto a mí.

—¿No tenías a otra persona mejor?

—Él se ofreció.

Ruedo mis ojos y empiezo a adentrarme más en la casa. Paso junto a Camilo y me detengo un momento.

—Mike podrá confiar en ti pero yo no lo hago —susurro para que solo él me puedo escuchar.

Sin decir nada más, me dedico a observar todo a mi alrededor para luego subir al segundo piso. Abro una de las habitaciones y veo una cama matrimonial, un clóset bastante amplio, un gran televisor, unos sillones y un par de lámparas a los costados de la cama.

Esta debe ser nuestra habitación.

(...)

Las horas han pasado muy rápido junto con los días. Hace más de dos meses fue nuestra boda. Mike se encuentra en el hospital trabajando y yo lo estoy haciendo también desde mi casa.

Ahora me estoy dedicando solo a escribir. En los últimos días mis libros han tenido más ventas de lo normal y me siento bastante orgullosa para ser sincera.

Tengo que confesarles algo que me ha tenido muy emocionada. Esta última semana me he sentido un poco mal, con náuseas para ser precisa.

La idea de que estoy embarazada corre por mi mente una y otra vez. Con solo pensarlo me lleno de emoción. Tener un hijo es algo que Mike y yo estamos deseando incluso desde antes de casarnos. Tengo que aclarar esa duda.

Ya me he hecho un examen de sangre en el hospital a escondidas de Mike. Quiero que sea una sorpresa. Los resultados me los darán en un par de horas las cuales se han hecho eternas.

No aguanto la espera. Quiero saber ya si hay o no una criatura formándose en mi vientre.

Después de tanto esperar, la hora por fin llegó. Salgo de la casa muy emocionada, subo en la moto y empiezo a conducir. Mike debe estar apunto de llegar a la casa por lo decido ir por otro camino para no cruzarme con él. Cuando Mike llegue a la casa y no me vea probablemente se preocupe pero no me importa. He decidido que sea una sorpresa. Apenas descubra si estoy o no embarazada se lo haré saber tan pronto vuelva a la casa.

De camino al hospital veo una ambulancia pasar rápidamente frente a mí y detenerse a unas cuantas cuadras. A lo lejos puedo ver el caos. Es un accidente de tránsito, pero no logro distinguir nada más. Sin prestarle atención prosigo con mi recorrido.

Es triste, pero ese accidente no es mi problema. Tengo cosas más importantes que hacer, como averiguar si estoy embarazada o no.

Cuando llego al hospital lo pienso un par de veces para entrar. Una vez que me decido, entro con mucho cuidado de no cruzarme con Mike. No sé si él sigue en el hospital o si ya se ha ido a la casa, pero es mejor ser prevenida.

Me acerco a una enfermera y le informo sobre mi cita. Ella me indica el piso a donde debo de ir. Obedezco y me siento a esperar a que alguien me llame.

Los hospitales no me agradan. Todo este lugar que trae malos recuerdos de lo que sucedió hace cinco a años.

¿Cómo puede Mike, soportar estar acá metido todos los días?

Yo no soporto ni un minutos más. Pero debo aguantar, debo averiguar si estoy embarazada antes de irme. No perderé la venida.

Sé perfectamente que pude averiguar comparado una prueba en una farmacia pero yo no confío mucho en esas pruebas. Prefiero las de sangre ya que los resultados pueden ser mucho más exactos.

—Señorita Briana —una enfermera grita mi nombre desde una puerta.

—Aquí estoy —digo poniéndome de pie. Ella me hace un ademán para que la siga dentro de la habitación.

—¿Vino por los resultados de la prueba de sangre?

—Sí —respondo en tono obvio.

La señorita me entrega un sobre. Sin más que decir, agradezco y me retiro. No aguanto un minuto más en ese lugar. Salgo del hospital caminando lentamente con el sobre en la mano. Cuidadosamente lo abro para leer su contenido.

El sonido de una ambulancia llegando al hospital hace que detenga mi lectura. Veo a varios paramédicos bajar una camilla del interior de la ambulancia. En esta hay un hombre inconsciente cubierto de sangre. Mientras los paramédicos se introducen con el herido en el interior del hospital, la mano izquierda del hombre se sale de la camilla y debido a la sangre que hay en esta, un anillo se desliza de su dedo cayendo en el suelo.

Rápidamente corro y recojo el anillo del suelo antes de que alguien lo pudiese pisar. Limpio la sangre que hay en este y me doy cuenta de que el anillo hace juego con el que yo tengo. Es un anillo de matrimonio. Exactamente el mismo que puse en la mano de Mike el día de nuestra boda.

Al verlo, mi rostro palidece y mi cuerpo empieza a temblar. Mi corazón se acelera y mi respiración se va volviendo irregular.

—¡Mike! —grito con lágrimas en los ojos mientras me adentro en el hospital.

Solo espero que esto sea una coincidencia. Una horrible coincidencia.

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Hola! Espero estén muy bien.

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Ya estamos llegando al final de nuestra historia
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