❤️Capitulo 32❤️

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NARRA MIKE

—Bésame —suplico a la mujer que amo.

Danna desvía un momento los ojos para luego volver a mirarme fijamente. Se acerca lo suficiente a mí hasta que por fin nuestros labios se unen. Nos empezamos a besar muy despacio y aunque he besado muchísimas veces sus labios, esta vez siento como si hubiese sido la primera vez.

Sus húmedos labios se mueven sobre los míos con deseo pero esta es la primera vez que al besarnos yo no siento nada. Es como si estuviese besando a una total desconocida.

Lentamente me aparto de ella y me quedo mirándola. Ella se sonroja y no evito reír. Lo poco que recuerdo es que amaba verla sonrojada.

De repente, una chica entra a la habitación sin pedir permiso, camina rápidamente hasta donde está Danna la cual se para para darle la cara. Ambas se quedan mirando con un evidente odio reflejado en sus ojos. La chica a la cual no conozco, golpea el rostro de Danna de una forma tan fuerte que la hace caer al suelo.

—¡No vuelvas a besar a mi chico o... —la mujer se queda callada al ver como me pongo de pie frente a ella.

Ella me observa fijamente mientras yo me dedico a ayudar a Danna a ponerse de pie.

—Si vuelves a ponerle una mano encima a mi esposa voy a hacer que te arrepientas, y no me importa si eres una mujer —la amenazo.

La chica se me queda viendo mientras sus ojos se llenan de lágrimas. Noto como aprieta sus manos en forma de puños para luego quedarse viendo a Danna. Hace otro intento por golpearla pero yo detengo su mano con la mía.

Al sentir su mano tocando la mía, un fuerte dolor de cabeza hace que me tire al suelo.

—Mike, ¿estás bien? —pregunta la chica muy preocupada mientras sostiene mi rostro con sus manos.

No sé porqué razón, pero sentir su piel tocando la mía hace que algo en mi interior se retuerza e inevitablemente me ponga a llorar.

—¿Quién eres? —le pregunto mientras una lágrima se desliza por mi mejilla.

La chica limpia mi lágrima suavemente con su mano y se me queda viendo con mucha cariño.

—Pronto me recordarás —es lo único que dice para luego ponerse de pie y mirar a Danna —. ¿Por qué haces esto? —pregunta la mujer mientras yo la miro desde el suelo —. Si realmente eres su amiga no deberías de tomar provecho de esta situación, Mike necesita que actúes como la amiga que eres, ¡no como su espo...

—¡No le hables así! —la vuelvo a interrumpir mientras me paro frente a ella —No sé quién carajos seas pero no te quiero volver a ver cerca de mi mujer —digo mientras tomo la mano de Danna —. Largo de nuestra vista —ordeno.

La chica aprieta la mandíbula sin dejar de llorar.

—Briana —dice y yo la miro confundido —. No olvides ese nombre, y de ahora en adelante, trata de recordar a quién le pertenece.

Sin decir nada más, se da media vuelta y se marcha.

—¿Quién es Briana? —le pregunto a Danna —. Es ella, pero ¿quién es ella? —vuelvo y pregunto pero ella no responde.

—Briana es solo una amiga.

—Si es nuestra amiga, ¿por qué te golpeó? —cuestiono mientras me acuesto en la cama.

—¿Aún te duele la cabeza?

—No, solo dolió mientras ella me tocaba, no sé porqué pero su tacto en mi piel me hizo sentir como si la necesitara o algo así, como si hubiese olvidado algo muy importante y ella fuera la respuesta a eso, es extraño pero siento como si la conociera de hace mucho tiempo —confieso mirando la puerta por donde ella se fue.

—Por que así es, la conoces hace mucho pero no la recuerdas. No te esfuerces, pronto recordarás todo —toma mi mano y da un corto beso en ella —. Debo volver al trabajo.

Antes de que se aleje tomo con fuerza su mano y la jalo hacia mí hasta unir nuestros labios. Al separarnos ella me mira muy sorprendida y yo simplemente me río.

—¿Qué? No es como si fuera nuestro primer beso —bromeo, ella traga saliva muy incómoda y luego se va sin decir o hacer nada más.

(...)

Los días en el hospital van pasando hasta que por fin me dan de alta. He estado dos semanas acostado rodeado de doctores. Todos dicen que yo soy un exitoso doctor pero aún no logro recordar nada de eso.

—¿Cómo te sientes? —pregunta el doctor —¿Listo para ir a casa?

—Estoy bien, debo admitir que es muy frustrante no recordar nada de lo que he vivido durante mis 24 años de vida, pero me alivia el no haberme olvidado de Briana y... —dejo de hablar al darme cuenta de lo que dije.

Siento nuevamente ese dolor punzante en mi cabeza. Me mareo un poco pero después de unos segundo se me pasa.

—Quise decir Danna, lo siento —aclaro sin entender el porqué ese nombre salió de mi boca tan naturalmente.

—Vamos a casa amor —Danna me extiende su mano.

No dudo en tomarla, subimos a su carro porque el mío quedó destruido por el accidente. Después de unos minutos llegamos a una casa la cual se supone que es la nuestra. Entramos pero por alguna razón me siento extraño. Siento que ya he estado en este lugar pero los recuerdos que tengo con Danna son en otra casa, no en esta.

—¿Siempre hemos vivido acá? —pregunto mirando todo a mi alrededor.

—Sí —susurra agachando la cabeza.

Sin decir nada, me acerco a ella y acaricio su mejilla con mi mano. Levanto su cabeza y doy un corto beso en sus labios. Ella me mira un poco sorprendida lo cual me divierte.

—No puedo recordar nada, ¿me ayudas? —pregunto para luego volverla a besar.

Pongo mis manos en sus caderas y la acerco hasta que no queda ni un solo centímetro entre nuestros cuerpos. Siento su agitado corazón latir sobre mi pecho y su respiración chocar con mi rostro. Empiezo a acariciar su espalda con mis manos de una forma en la que le hago saber lo mucho que la deseo.

En un rápido moviendo la levanto y la cargo entre mis brazos, ella rodea mis caderas con sus piernas sin parar de besarme. Empiezo a caminar con ella hasta la habitación, la deposito suavemente en la cama, quito mi camisa y antes de poder quitar su blusa, ella me detiene.

—¿Qué pasa? —pregunto sin entender.

—Esto está mal... —susurra desviando la mirada.

—¿Por qué? Ya estamos casados, no estamos haciendo nada malo.

—No lo entiendes, Mike, estás confundido —afirma pero no entiendo absolutamente nada.

Me quito de encima de ella y me siento en la cama.

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que me estás confundido y si nos acostamos, luego te vas a arrepentir.

—¿Por qué dices eso? Yo te amo, jamás me arrepentiré de nada, yo...

—¡Tú no me amas! —grita logrando asustarme un poco.

—Cálmate, no entiendo porqué te pones...

—¡Porque no soy tu esposa! —me interrumpe y yo simplemente la miro muy confundido.

—¿Por qué dices eso?

—Porque es la verdad —susurra con lágrimas en sus ojos —La mujer que amas, tu verdadera esposa es Briana, no yo.

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Nuevo capítulo! Les ha gustado?

¿Qué piensan acerca de Danna?

¿Entienden su forma de actuar o piensan que está totalmente loca?

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Nos leemos mañana.

Los quiero!! ♥o♥

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