❤️Capitulo 30❤️

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Corro lo más rápido que puedo hasta que logro alcanzar la camilla encontrándome con Mike acostado en ella y con su rostro cubierto de sangre. Tomo fuertemente su mano mientras las lágrimas salen sin parar.  Ingresan a Mike en uno de los quirófanos y luego una enfermera me detiene.

—¿Quién es usted? —cuestiona ella.

—Soy la esposa del hombre en la camilla —informo tratando de calmarme.

—¿Eres la esposa del doctor Mike?

—Sí, ¿qué le pasó? ¿Estará bien?

—Tuvo un accidente en su carro mientras iba rumbo a su casa, por suerte usaba el cinturón de seguridad pero aún así recibió un fuerte impacto en la cabeza. Vamos a realizar una operación de inmediato y haremos todo lo posible por salvarle la vida, pero no puedo garantizar nada.

Al escuchar sus palabras rompo en llanto y caigo de rodillas al suelo.

—Por favor... Tienen que salvarlo —suplico.

—Tranquila —escucho una voz ya conocida —. Yo estaré allí presente —dice Danna, la mejor amiga de Mike.

—¿Podrán salvarlo?

—Todos nosotros somos buenos amigos de Mike, salvarle la vida es lo que más deseamos. Te prometo que haremos todo lo que esté al alcance de nuestras manos. Por favor cálmate y espera, pronto saldré para informarle como se encuentra —anuncia Danna para luego adentrarse al quirófano.

Con mucha dificultad me levanto del suelo y me siento en una silla. Cada minuto que pasa es una eternidad. Siento que voy a enloquecer de tanto esperar, no sé qué hacer, no aguanto un minuto más aquí sentada.

—Briana —otra voz ya conocida se hace presente en el corredor.

—¿Qué haces acá? —pregunto al ver a Camilo parado junto a mí.

—Mike es mi amigo, ¿cómo podría dejarlo solo en este momento?

—No está solo, está conmigo.

—Es lo mismo.

No evito maldecir a ese idiota con la mente. Tenerlo cerca es lo último que deseo en este momento.

—¿Hace cuánto empezó la cirugía? —pregunta sentándose a mi lado.

—Hace media hora.

—Todavía falta mucho, ¿quieres salir a tomar aire y comer algo?

—No.

Sí quiero, salir de este hospital es lo que más deseo aparte se que Mike esté bien, pero no quiero salir con Camilo. Su simple presencia es suficiente para hacerme sentir incómoda.

—No seas tan testaruda —dice tomando mi mano y jalando de ella obligándome a seguirlo —Te hará bien respirar aire fresco.

Salimos a uno de los patios del hospital especialmente diseñado para que las personas se relajen. Suelto la mano de Camilo y me siento en un muro. La brisa del viento choca suavemente con mi rostro, respiro una y otra vez llenando mis pulmones hasta el tope. Es bueno respirar en un lugar donde el ambiente no estuviese cargado de muerte.

Enséñame a Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora