❤️Capitulo 16❤️

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NARRA MIKE

Siento como todo mi mundo se hace pedazos frente a mis ojos al ver a la mujer que amo tirada en medio de la carretera llena de sangre.

—¡Briana! —grito para luego correr y arrodillarme junto a ella —Mi amor... Por favor, abre los ojos —suplico sosteniendo su cuerpo entre mis brazos —. Bri-ana, no... No me hagas esto por... por favor —suelto entre sollozos.

—Señor, ya llamé una ambulancia, no demora en llegar —me informa una señora que observa todo el momento.

—Resiste Briana, quédate conmigo.

No sé cuanto tiempo pasa pero siento que es una eternidad. Después de tanto esperar la ambulancia llega y rápidamente subimos en ella rumbo al hospital que solo está a cinco cuadras.

—¡¿Por qué tardaron tanto si estaban tan cerca?! —pregunto muy enojado pero ellos no responden —Briana, tranquila, estoy acá, solo aguanta, ya casi llegamos —comento tomándola de las manos.

Después de unos cuantos minutos llegamos al hospital y veo como se la llevan en una camilla. Corro tras ella pero uno de los doctores me detiene.

—Señor, tiene que quedarse acá —informa sosteniendo mi cuerpo impidiendo que siga corriendo.

—Doctor, por favor salve a mi esposa y a mi hija, ¡por favor! —suplico de rodillas y sin parar de llorar.

—Tranquilo, haremos todo lo que esté al alcance de nuestras manos. En este momento la llevaremos a cirugía, dentro de unas horas saldré a informarle como sigue —anuncia y sin decir más, sale corriendo y desaparece de mi vista.

Me encuentro tirado en el suelo de rodillas y llorando sin parar. Siento como si todo mi mundo se hubiese derrumbado. Todo esto es mi culpa. Si no me hubiese ido, si tan solo me hubiese quedado con ella, si no hubiese cruzado la calle con el semáforo en rojo, si tan solo no hubiese hecho eso, ella no estaría así, ella no hubiese cruzado la calle siguiéndome y no la hubiesen atropellado.

¡Todo es mi culpa!

—¡Aaaaaaah! —suelto un desgarrador grito mientras golpeo el suelo repetidas veces —¡Dios, por favor! Salva a mi esposa y a mi hija —suplico cubriendo mi rostro con mis manos mientras siento como todo mi interior se hace pedazos —. Por favor Dios, cuídalas, yo...

Siento como una mano se posiciona en mi espalda interrumpiendo mi oración. Levanto lentamente la cabeza y me encuentro con el chico del almacén, el mismo que estaba con Briana hace un rato.

—Ellas van a estar bien, tranquilo —afirma dando palmaditas en mi espalda.

—Todo es mi culpa... —agacho nuevamente la cabeza y doy golpes en mi pecho.

—No te hagas esto —dice agachándose junto a mí —. Esto no es culpa de nadie, tranquilo —noto como una pequeña lágrima sale de sus ojos y luego sin pedir permiso él me abraza.

—¿Por qué...? —pregunto muy confundido por su acto.

—Es tu mujer y nuestra hija —explica separándose de mí —. Vamos a superar esto juntos —se pone de pie y me extiende su mano. No dudo en tomarla y luego me ayuda a ponerme de pie también. Limpio mis lágrimas lo cual termina siendo inútil porque aún no logro contenerlas.

—Gracias —suelto en un suave susurro.

—Empecemos de cero. Mi nombre es Camilo —informa con una gran y forzada sonrisa.

—Tu apellido.

—¿Eh? —suelta él sin entender —Mi apellido es Rodríguez.

—No —niego con la cabeza —. Me refiero a que nuestra hija puede tener tu apellido —aclaro y noto como su sonrisa se vuelve sincera —. Solo tienes que ser un buen padre. Podemos compartirla, será nuestra pequeña —anuncio y él me rodea con sus brazos dándome un abrazo.

Enséñame a Amarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora