Capítulo 3: Acorralada

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Pov. Obi 

El ruido de mis pies al tocar la tierra con cada paso que doy es lo más silencioso posible, siempre buscando la manera de dejar el mas mínimo rastro, así nadie nos seguiría. Anquen durante la mayor parte de mi vida eh salta y balanceado en los árboles, en este momento sería algo incómodo teniendo a la señorita en mi espalda, antes que se despertara la había dormido para poder salir de aquella casa. 

Debía acelerar el paso, lo más razonable fuera que ya la estuvieran buscando, no dudaba de que la ausencia de la pelirroja en el castillo no llamara la atención. Si bien fue un desafío infiltrarse en ese lugar, pero ya lo había hecho en diferentes lugares, además de analizar a la herborista durante unos días, pude saber el horario de su trabajo, sus descanso, y cuando tenía tiempo hacia lo posible para entretenerse. 

Reconocía que no podíamos pasar por la frontera, por lo que decidí tomar un camino diferente, al menos así iludiríamos a los guardias.

Me detuve una vez sentí movimientos por parte de la chica que cargaba en mi espalda, la baje y deje sentada apoyándose en el tronco de un árbol, me subí a uno y me puse a revisar si había fuentes de alimento cerca. Encontré unas vallas y frutos morados, las lleve conmigo, y regrese entre mis pasos.

Como suponía estaba despertando, sus ojos estaba un poco hinchados y un tono rojizo consumía el verde de sus ojos, claramente parecía fatal. Pero no parecía ser por el hecho de haber sido secuestrada.

-Por un momento creí que te tendría que ir a perseguir – dije con una sonrisa burlesca raspando mi rostro. 

-Seguro me atraparías antes que pudiera escapar, ¿no? – respondió sin mucha emoción. 

Tenía razón, mis sentidos eran mucho más desarrollados, aun a la distancia a la había estado hubiera sabido si ella había huido o no. Muchas veces gracias a ello le habían salvado la vida en más de una ocasión. Siempre había vagado, hecho trabajos peligrosos, sus manos ya estaban manchadas. Al menos era bueno en algo en su miserable vida.

Compartí lo que encontré y ella lo recibió sin decir nada. El resto del camino fue en silencio, después de un descanso y de comer lo que quedo de vallas, seguimos caminando por el bosque.

Pov. Shirayuki 

Ya llevábamos un buen rato sin detenernos, me dolían pos pies y dudaba si las piernas resistirían más, era la primera vez que caminaba tanto. Ni siquiera cuando estaba en Tambaru en mis descansos eh iba al bosque, nunca había caminado tanto como hoy, y en las pequeñas paradas que tomábamos comíamos en silencio. 

Ahora que lo pensaba, recuerdo que me tome un pequeña sienta pero él en ningún momento bajo la guardia, parecía estar a alerta siempre. ¿Acaso no descansaba?. Mentalmente comencé a procesar las veces que lo vi dormir y comer.

Mis ojos se abren en asombro, si no fallaban mis cálculos, apenas y abría dormido cinco horas y lo poco que comió no ayudaba y si agregaba que su cuerpo debería de sentirse pesado por el cansancio debido a que seguro tuvo que cargarme un rato mientras estaba inconsciente. 

¿Por qué me preocupo por él?. Si aparenta estar bien y a lo mejor estaba acostumbrado. 

Aunque mi estado tampoco era el mejor tampoco, llorar en la noche me habida debilitado, junto al cansancio que se acumulaba me era complicado seguir. También me sentía sucia, llevaba un día completo con la misma ropa y no había tenido la oportunidad de darme un baño, y tampoco quería decirle algo a mi secuestrador. Lo más seguro seria que se burlaría. El sol se estaba por ocultar, nos detuvimos para descansar y el aviso de que acamparíamos, se alejó un momento para ir por leña para la fogata que aria. Aprovechando y cerciorándome de que estuviera ya algo lejos, me puse de pie y retrocedí para emprender la huida, pero el movimiento repentino de unas hojas al otro lado y el sonido de ramas romperse me hicieron que me detuviera y me maldijera internamente. 

Me prepare mentalmente para el castigo que pondría él pero otra voz completamente desconocida hablo. 

-Mirad que tenemos aquí.

Armándome de valor mire hacia atrás, cuatro hombres se aparecían de entre unos arbustos y por detrás de unos árboles, sus miradas no reflejaban amabilidad si no burla, sus sonrisas maliciosas hicieron que se me erizase la piel. Estaban armados, sus vestimentas lo distinguían como bandidos o ladrones, y supuse porque estaban hay. 

-¿Estás sola preciosa? – pregunto un hombre mientras se acercaba a grandes pasos - ¿El gato no está contigo?

Automáticamente retrocedí ante su cercanía preparándome para escapar a correr en un minuto pero me vi acorralada entre dos árboles grandes que me impedían el paso. Rápidamente el miedo corrió por mi cuerpo.

-Cállate que lo vas a llamar – le reclamo uno de los otros hombres que mantenía su mano en la espada en su funda. 

-No seas cobarde – lo empuja uno de sus compañeros – Lo superamos en número.

-¡Dejen de pelear! – bramo el que parecía ser el líder y volteo a verme – Atenla, seremos nosotros quien la entreguen.

Vi como los otros tres hombres pasaban al más grande y alto y se acercaban, uno sujetaba una soga, mientras que el segundo sacaba un pañuelo de su bolsillo y otro extendía sus manos grandes hacia mí. 

-Yo que ustedes alejaría sus sucias manos de ella.












Antes que nada
Gracias a los que leen han dado una oportunidad a la historia
Espero les este gustando y entreteniendo en esta cuarentena (^^)'
Recordar cuidarce

No sé si algunos se hayan preguntado pero;
¿este secuestro tiene razones ocultas?
Ya lo veremos ; )

Tú Me Salvaste© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora