Capítulo 36: Su Mirada

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Pov. Shirayuki

Podía sentir que algo faltaba, lentamente abrí los ojos ante el cansancio, y deslice mi mano por el espacio vacío junto a mí. Obi no podo quedarse como estas noches, ya que hoy partía.

Deje salir un suspiro y me gire, pegando mi atención en el techo, el sol aun no salía.

Con solo cerrar los ojos podía recordarlo, sus ojos brillantes, en los que siempre siento que puedo perderme en ellos. Cuan tiernos pueden ser pero a la vez cuan misteriosos son, Obi siempre ha sido un misterio pero es más de lo que muchos piensan.

Sé que Zen lo envió al norte, era un caballero ahora, pero si las cosas estaban tan mal como Obi me había contado ayer. No podría ir solo. El invierno allá llega antes y es más durable, la enfermedad siempre está asechando en el frío.

De un salto aparto las sabanas y me levanto, rápidamente me dirigí al baño, no dejaría solo a Obi. Me aliste lo más rápido que pude, afuera parecía hacer frío, me puse mi uniforme y cogí la capa. Tendí la cama una vez lista. No había tiempo para el desayuno, salí y cerrando con llave la puerta, debía hablar con alguien primero.

El sol comenzaba asomarse, los primeros rayos de sol iluminaban algunos sectores del palacio, la noche parecía a ver sido fresca ya que se notaba en el ambiente. Seguí caminando por los corredores que daban al patio de entrenamiento, no sabía si estaba ahí pero mi intuición me decía que era así, y no me iría hasta hablar con él porque es el único que tiene el poder de hacer su voluntad.

El sonido de pasos moverse frenéticamente junto al movimiento de la espada y al verlo a una distancia prudente.

-Tiempo perfecto a decir verdad - su voz hizo que me detuviera, su cabello estaba atado en una coleta, girando sobre sus talones volteo a verme - Shirayuki.

-Príncipe Izana - me incline y volví a mirarlo - Disculpe mi intermisión.

-No interrumpiste nada interesante.

-Tengo entendido que envió a mi asistente al norte.

-Si - respondió en lo que movía la espada - Oí de sus habilidades y por esa razón pedí por él, aunque desconocía que fuese tu asistente, creí que era el de Zen.

Había algo en su mirada que no entendía del todo, si bien para su alteza Izana todo es un modo de juego, no me gustase que tratase a Obi como un peón en su tablero.

-Su alteza - lo llame ganándome su atención - permítame ir también, el invierno en el norte es muy frío y largo, conozco la situación y la medicina es escasa en tiempo como esos.

Sus ojos se ajustaron fortaleciendo aquella mirada que podía desmantelar a muchos pero no retrocedería, mantuve la compostura sin bajar la mirada, una sonrisa en sus labios se deslizo más de un lado.

-Como había dicho, tiempo perfecto - redacto sus anteriores palabras - El invierno es más cruel allá, en el mensaje que recibí avisaron que el médico del fuerte había caído enfermo, la verdad - se detuvo a admirar su espada - tenía pensado enviarte de todas formas Shirayuki.

Eso me tomo por sorpresa. ¿Él sabía que vendría?

El sonido del metal tocar el piso me deshabilito de mis pensamientos y volví a centrarme en quien tenía delante.

-Shirayuki - anuncio - Iras al fuerte de mando, me encargare de avisarle a la herborista en jefe sobre tu misión.

-Entendido - vuelvo a inclinarme y le dedico una última mirada - Con su permiso, príncipe Izana, me retiro.

Di media vuelta, regresando en mis pasos, una vez me encontraba lo suficientemente lejos pude soltar el aire que había estando reteniendo. Me había tomado por sorpresa que él ya sabía que vendría. Aunque no lo dijo empezaba a entender lo que su mirada me indicaba.

Tú Me Salvaste© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora