Capítulo 21: Una Furia Por Dentro

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Pov. Narrador 

El cielo brilla en la mañana despejada, un niño recolectaba algunas yermas que encintaba para hacer medicina, la canasta era un poco más grande que él y más pesada. Debido a que su compañera debía asistir a clases para el viaje que aria, él tenía que arreglárselas. 

Con esfuerzo levanto la canasta y subió los escalones, se sentía inseguro al no ver bien, la colina era alta. Sus pequeñas manos empezaban a dolerle y en un mal cálculo de su pie, retrocedió y sintió como su cuerpo se elevaba y junto a la canasta. Espero el fatal golpe pero algo lo envolvió y sintió como caían y rodaban, gruñidos más golpes lograba escuchar. Hasta que de un repentino sonido a un golpe se detuvo todo.

Mareado el herborista abrió los ojos y su rostro palacio al reconocer a su salvador.

-¡Obi!

Una sonrisa apareció en el rostro del mencionado, ignorando todo rastro de dolor que le mandaba su cuerpo.

-Debes ser más cuidadoso pequeño Ryu – se atinó a contestar y lo libero de su agarre protector.

Ryu se apartó un poco, permaneciendo arrodillado, para que el pelinegro se enderezara. Noto como el hacia una mueca y llevaba su mano al hombro derecho. 

-Debo revisar tus heridas Obi – se puso de pie y Obi al notar la seriedad en su voz se tragó las bromas.

Si algo sabia era que al niño prodigio reconocía cuando alguien estaba herido y no podía tener escusas ante eso. Era como su señorita. 

El mensajero del príncipe se levantó y aun cuando el niño no le pidió, se encargó de recoger las plantas tiradas y llevarlas en la canasta todo el camino, cuando llegaron a la oficina. Obi se desvistió y Ryu lo examino, quien se sorprendió al ver las cicatrices que marcaban el cuerpo de su amigo, y ser el responsable de sus nuevas heridas hizo sentir culpable a Ryu.

Por suerte no había costillas rotas o heridas muy grabes, puso ungüento para desinflamar los moretones que tal vez se formarían y así desaparecerían. Luego se encargó de la herida en su espalda cerca de la paleta. 

Ryu admiraba como su paciente no había protestado ante el dolor en ningún momento. La curiosidad que desprendía hacia el moreno era genuina. Jamás había conocido un misterio más profundo que Obi.

-Gracias pequeño Ryu – dijo apetecido mientras volvía a ponerse su camiseta negra. 

Había llegado solo hacía unos minutos y lo primero que hizo fue librarse de su uniforme formal y volver a su ropa normal, le era más cómodo para moverse.

-¿Has visto a la señorita? – pregunto al no verla. 

Ryu acomodaba las cosas que había utilizado para curar las heridas del moreno.

-Shirayuki-san en este momento debe estar en su clase de historia con lord Haruka en la biblioteca real.

-¿Ah sí? – una gotita resbalaba por su cabeza. 

A ese hombre parecía que no le caía bien, recordando la mirada que le había dado al conocerlo. 

-Pasaba por aquí para saludarlos a la señorita y a ti, antes de reportarme con mi amo – se sienta en la ventana, listo para irse – Gracias otra vez pequeño Ryu.

Salta de la ventana y tan rápido como llego, se había marchado, en los ojos de Ryu aun seguía siendo un misterio Obi. Pero cada vez era más abierto en su decisión de aprender de él y Shirayuki.

Obi caminaba por los pasillos del palacio, se sentía bien volver, aunque él no era alguien que se quedara mucho tiempo en un solo lugar. La gente de aquí le gustaba y era divertido observarlos. Como era normal para él entrar a la oficina de su amo, no llamo a la puerta y abrió, pero se detuvo a la mitad al escuchar el nombre de su señorita.

Tú Me Salvaste© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora