Capítulo 26: No Otra Vez

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Pov. Obi

Podía sentir un dolor en mi nuca y las voces que parecían susurros a lo lejos, empecé a abrir los ojos aunque las cosas parecían borrosas. Una vos me llamaba y vi tres siluetas borrosas. La voz de mi señorita gritando me despertó, exaltado me enderece de golpe, mire desorientado a las tres personas junto a mí. 

-Obi-sama… ¿está bien? – escuche decir a una mucama.

-¡Obi-san! – la voz de la princesa Rona me advirtió de la presencia de ambos gemelos.

-¿Dónde está la señorita? – sabia la respuesta pero quería oírla.

Los rostros de ambos hermanos se tornaron más angustiantes y tristes.

-Ella fue tomada por esos tres – hablo el príncipe Eugena con pesar – Los soldados los siguieron pero aparentemente los perdieron en el bosque…están buscándola ahora.

Trago grueso al escuchar la información. Desvió la mirada apretando mis dientes con rápida. Esos malditos la habían secuestrado. ¿Qué buscaban?

-El baile fue cancelado – dijo por último el príncipe.

-Lo siento – mire a la pequeña de mirada nublada por el dolor – Si hubiéramos llegado a tiempo esto no habría sucedido…

-No es su culpa, alteza – relajo un poco mis hombros, y volteo a ver a la chica a mi lado – ¿Cuándo tiempo estuve dormido?

-Cerca de una hora - dice -Obi-sama debería seguir…

-Lo hare pero creo que sus altezas deberían descansar también – volteo a verlos – Todo está bien, la señorita volverá.

-¿En serio? – un brillo surto los ojos de la princesa. Lo que me hizo sonreír un poco.

-Por supuesto – cruzaron sus miradas con alivio en sus ojos y asintieron – Ya es tarde, deberían ir a dormir.

-Si – dijeron los dos a la vez.

La mucama los acompaño a la puerta y se despidió con una reverencia. Una vez estuve solo en la habitación, deje salir el aire que había estando reteniendo, lleve una mano sosteniendo mi sien, con un movimiento abrupto salgo de las sabanas de la cama y me pongo de pie.

Ese maldito de Kuma se las arregló para llegar hasta aquí. 

Aprieto mis manos en puños por el fuego que sentía en mí, había fallado, otra vez. 

Camino a la puerta y giro el pomo para abrir, las sombras envolvían la habitación, aun podía escuchar la voz de ella.

-¡Señorita!

-¡Entra!

-Que bien, esto es conveniente, tenemos habitaciones conectadas – me acerque, colocando una mano en mi pecho – Si algo pasa solo llámeme, señorita.

-¡Si, tú también! –sonríe alegre.

Podía ver el balcón a través del cristal de las puertas, la veía a ella, y como se la llevaban sin que pudiera evitarlo.

Golpeo la pared liberando el fuego de la rabia que llevaba en mí, mi dentadura se tensaba de lo fuerte que apretaba mis dientes, ignorando todo rastro de dolor. Cerré la puerta adentrándome en mi cuarto, me deshice de la ropa elegante y me puse una camiseta negra y unos pantalones, pase la bufanda por mi cabeza y un aroma diferente me desoriento. 

Era su aroma.

Me quemaba la furia pero no dejaría que le hicieran daño.

No otra vez.

Tú Me Salvaste© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora