Capítulo 19: Un Aire Nostálgico

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Pov. Zen 

Abro los ojos y giro a ver la hora en el reloj de la pared, las tres de la madrugada, sí que había dormido. Me enderezo en la silla y estiro los brazos, soltando un duro suspiro, podía oír a mi almohada llamarme desde aquí. 

Ordeno los papeles que había estando revisando hacia una hora antes de quedarme dormido y los guarde en el segundo cajón del escritorio. Me acerque a la linterna para apagarla cuando veo una luz a lo lejos. 

¿Alguien estaba a estas horas en el invernadero?

Suponía saber quién podría ser.

Apague todas las linternas y cerré la puerta al salir, algunos de los soldados que hacían sus guardias se ponían rectos ante mi presencia aunque pudieran estar cabeceando por el sueño. Le devolví el saludo con una sonrisa. Apreciaba su lealtad a la corona. 

La fresca brisa de la noche me golpeo una vez estuve a fuera y emprendí rumbo al invernadero. Me sorprendía que aun siguiera despierta y más a estas horas. Cuando abrí la puerta me quede paralizado, no era Shirayuki quien estaba.

-Princesa Violette.

Ella giro sobre sí misma para enfrentarme, se veía que la había asustado pero su rostro se relajó un poco después de unos segundos, no vestía los anchos vestidos más solo unos pantalones holgados y una camisa blanca que dejaba al descubierto sus hombros y su cabello castaño se encontraba recogido en una coleta. En sus brazos cargaba una chanela que supongo lo usaba para protegerse del frío.

-Príncipe Zen – dice y se cubre con la misma chanela – Que sorpresa verlo aquí.

-Lo mismo digo princesa – cierro la puerta para que no entrara más el aire fresco y terminara resfriándose ella – No son horas para que una princesa de un paseo por los invernaderos. 

-No necesito un escolta.

Sus palabras iban cargadas con molestia.

¿La había ofendido?

-Princesa…

-Puedes llamarme, Violet, cuando estemos solos – se mueve viendo con curiosidad las plantas cerca del canal – No es necesario ser formales a veces. 

¿Esta era la misma princesa que conocí antes?

Debía de admitir que no importaba lo que vestía seguía viéndose bien, claramente era hermosa, pero no era Shirayuki. 

-Es muy bello este lugar – la escucho decir mientras acariciaba una hoja de una flor.

-Los herborista se encargan de mantener los jardines brillando – la sonrisa en su rostro pareció tornarse nostálgica – Su reino lo beneficia el mar y los grandes bosques en sus tierras.

-Si – dijo casi en un susurro – Mi gente protege y respeta la naturaleza, de niña, recuerdo que corría por sus bellos prados. 

La nostalgia se volvió tristeza en sus ojos y un grado de culpa me lleno. Tal vez extrañaba demasiado a su hogar. 

-Un día puedo enseñarte la belleza de Clarins.

Ella asintió con una pequeña sonrisa pero aun había rastros de tristeza en sus ojos.

La observo pasear por la planta baja admirando cada planta o flor que llamara su atención, era como ver a Shirayuki, pero no era ella. Lo sabía bien. Pero se parecían aunque algo en ella me resultaba familiar. 

La seguía siempre de cerca, respetando su espacio a veces, no sabría decir cuánto tiempo había estado envuelto en aroma de las plantas del invernadero. Pero solo unos pocos minutos a mi razón. Como buen caballero me preste a ayudarla a bajar las escalones de la escalera pero pera para mi sorpresa me dedico una sonrisa traviesa, una familiar, y me dijo que podía sola.

Tú Me Salvaste© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora