Capítulo 2 ⚔ Alakron

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Alakron


-¿Cuándo va a regresar el Rey? – bramó el Sacerdote Meriel desde su silla ornamentada.

-Según el último mensaje que recibimos, partió esta mañana de Sarkya y llegará mañana en la noche con las tropas que le quedan – repuso Katrysa con una paciencia que comenzaba a escasearle -. El Rey ya se ha ausentado del Castillo Oscuro en otras ocasiones y por un período de tiempo mucho más largo. Mis hermanos y yo siempre hemos estado presentes para atender las necesidades del reino durante su ausencia.

Karyo Merunkel, señor de Puertoverde gruñó y dio otro trago al vino.

-Esperemos que así sea, princesa – masculló con la voz gangosa -. Porque estamos enfrentando serios problemas y aunque ustedes prefieran los lechos de este castillo para dormir, Eduryon no es la única fortaleza que está dividida y el Rey tiene que estar aquí para tomar las decisiones más importantes.

Katrysa encajó el sarcasmo de Karyo como pudo y se enderezó. Alakron quería intervenir, pero vio la decisión en su rostro y supo que si hablaba por ella, Katrysa lo tomaría como una ofensa. No era fácil sobresalir siendo la menor de cinco hermanos.

-Ya están todos enterados de que, en medio de la batalla contra Edron Saravenkot, nuestra familia tuvo un desacuerdo muy fuerte y nos hemos separado – miraba a cada uno de los señores con firmeza. Alakron sabía lo que aquello le costaba porque siempre había sido muy tímida e introspectiva y prefería estar sola en su cámara con sus lápices -. Aunque mi madre y Tareska están en Eduryon y el resto de mis hermanos y yo hemos acordado permanecer en el Castillo Oscuro, la lealtad de nuestra casa al reino sigue siendo absoluta. Así que pueden estar tranquilos.

-Muy bien – asintió Heryo Indarok, señor de Vhrakos, a quien se le adjudicaban numerosos hijos ilegítimos - ¿Pero qué hay de Naresya? Soy vasallo de su casa y desde que Edron asedió el Castillo Oscuro, Arlo Asmekuros y Zaterya Darsenkus no han apoyado la causa del Norte. Se han mantenido al margen y no han enviado un solo hombre como muestra de apoyo. Su hija Xilenya viene en la comitiva del Rey Bastenon, pero como prisionera y traidora. ¿Quién está al frente del señorío entonces?

-¿Qué hay de la princesa Rava? – intervino Alakron. Xilenya nunca había sido del agrado de Alakron y sus hermanos, pero sabían que tenían otra prima a la que sólo habían visto en dos ocasiones porque la relación entre Arlo y Sikaron no había sobrevivido a sus desacuerdos, así que las reuniones entre las dos familias no eran muy habituales -. Eres banderizo de su casa ¿Se sabe algo de ella?

Heryo miró al que debía ser su comandante de la guardia y el caballero, con la postura egregia, dio dos pasos adelante.

-La princesa partió hacia el Reino de Edron con sus padres, los señores de Naresya – aseguró el caballero -. No han regresado hasta donde se sabe.

A nadie le gustó esa respuesta. Karyo y Heryo eran señores vasallos impetuosos, pero era sencillo manejarlos, y lo mismo podía decirse de los demás nobles. Sin embargo, Lenkal Boraank y Kresyo Qasteen no encajaban para nada en esa categoría, pensó Alakron.

-Eso nos demuestra la afinidad y la simpatía que sienten los Darsenkus hacia el Sur – adujo Kresyo en tono sentencioso -. Lo que implica que no podemos esperar lealtad de su parte.

-Eso no podemos asegurarlo todavía – afirmó Alakron -. El Rey Bastenon ya lo ha convocado a un consejo y esperamos su llegada pronto, o al menos algún mensaje de su parte. Si eso no ocurre, sólo el Rey determinará si la casa Naresya sigue formando parte de los reinos del Norte.

Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora