Capítulo 6 ⚔ Arkela

222 37 1
                                    


Arkela


-¿Dónde están mis hermanos, Karvo?

Arkela respiraba aún con algo de agitación mientras caminaba al lado del maestro de armas. Había partido de Anarkalia en la mañana hacia Eduryon para asegurarse de que su madre y su hermana Tareska se encontraban bien. Nunca habían estado ellas dos solas en el señorío y Arkela sabía que si Alakron o Katrysa no estaban para suavizar los temperamentos fuertes de ambas, Tareska y Oryana podrían llegar a pelearse como dos niñas bravuconas.

Para sorpresa de Arkela, cuando aterrizó en Eduryon, las encontró separadas, cada una en su cámara. Ambas recibieron a regañadientes la presencia y los abrazos de Arkela, pero ella vio la tristeza en las facciones duras de Tareska y la altivez en la mirada de su madre había menguado.

Arkela casi prefirió haberlas encontrado peleando. La grave desavenencia que había dividido a la familia en Sarkya durante la batalla, estaba haciendo profunda mella en la unión que siempre había existido entre los Asmekuros. Y Arkela sabía que si algo tenían en común todos los miembros de su familia era el orgullo, así que no podía esperar que hicieran a un lado las diferencias muy pronto.

Luego de ver a su madre y a Tareska y ayudar al comandante de la guardia a resolver unas cuantas cuestiones en el señorío, Arkela voló al Castillo Oscuro para ver a la otra mitad de su familia. Después de sobrevolar esas dos distancias, sentía la espalda y los brazos agarrotados y sus huesos crujieron cuando se estiró.

-No es prudente que... vuele usted sola, princesa Arkela – comentó Karvo, mirándola de soslayo -. Podría ocurrirle algo y nadie podría protegerla.

-Lo sé, pero si me moviera por tierra escoltada por una legión de caballeros, tardaría días en ir de Anarkalia a Eduryon y de Eduryon hasta aquí.

Comenzó a trenzarse hábilmente la melena larga y oscura que siempre se le enredaba cuando volaba.

-Sólo recuerde que debe tener cuidado – advirtió -. El príncipe Alakron está en consejo de regencia con los señores vasallos, la princesa Katrysa está en su cámara según tengo entendido y el príncipe Eduryon no se ha separado del príncipe Orzekel.

-Muy bien, no interrumpiré a Alakron – torció hacia los peldaños de caracol -. Iré a ver a mi hermana.

Karvo asintió, hizo una reverencia y comenzó a alejarse.

-Casi lo olvido, ¿cómo están las hermanas del Rey y la señora de Sarkya? – inquirió Arkela deteniéndose.

-La princesa Fakurya sigue en su cámara. La princesa Sarela cuida de la joven señora de Sarkya y ese Akeryo al que antes llamábamos Rokken no se separa de ellas.

-¿Y el Rey?

-Sigue en Sarkya, mi señora.

Arkela vio incertidumbre en el semblante recio de Karvo.

-¿Ocurre algo?

Karvo se enderezó y bajó la voz cuando volvió a hablar.

-Mis hombres han escuchado los rumores que algunos banderizos se empeñan en esparcir sobre el Rey. Hablan de la influencia irracional que tiene la comandante de los Akeryos sobre él – se removió y su armadura crujió -. Yo no tengo dudas en cuanto a la lealtad de la antigua princesa de Sarkya, luché a su lado y yo vi su rostro cuando enfrentó al príncipe Edron durante el asedio; a pesar de que no tenía ningún entrenamiento o experiencia en batalla, no dudó. He visto hombres que salen huyendo o se esconden cuando ven a un ejército semejante, hay otros que incluso se mean encima – carraspeó -. La guardia y yo podemos manejar cualquier problema con los señores banderizos, si es que se presenta, pero puedo sentir cuando un levantamiento comienza a gestarse y sé lo fácil que puede llegar a propagarse. La presencia del Rey apagará cualquier rumor o duda.

Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora