Capítulo 20 ⚔ Danysa

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Danysa


La voz del maestre Menkel se oía a través de la puerta entreabierta de la cámara de Tareska.

-No juzgo recomendable que exceda sus fuerzas empleando su don, princesa Tareska – decía él -. Mucho menos viajando hasta Naresya. Las heridas de sus manos podrían abrirse y empeorar.

Tareska gruñó.

-Usted no está seguro de eso. Además, ya me siento mucho mejor.

Danysa se aproximó a la puerta y vio la luz del fuego iluminando la estancia. Tareska tenía las manos extendidas y el maestre entaba inclinado, observándolas.

Dany se llevó una mano a la boca y ahogó una exclamación al ver de refilón las ampollas y la carne enrojecida.

-Muy bien – exclamó el maestre -. Si flexiona los dedos y no siente dolor, podrá ir adonde quiera y no la molestaré más. De lo contrario, se quedará aquí o me veré obligado a poner al tanto a sus hermanos de que no está en condiciones de usar su don.

Tareska tenía las palmas abiertas y vueltas hacia arriba; trató de doblar los dedos, pero éstos apenas se cerraron. Temblaba y su rostro se había contraído de dolor.

El maestre volvió a vendar sus manos hábilmente.

-Eso es todo – repuso con tono resuelto -. Tiene que decirle a la princesa Rava que no puede acompañarla a Naresya.

Tareska sacudió la cabeza.

-Usted no entiende, ya di mi palabra de que iría con ella.

-Estoy convencido de que su hermano, el príncipe Eduryon, podrá protegerla y apoyarla.

-Es que... ya no puedo permanecer más en el Castillo Oscuro – el tono de Tareska era de derrota -. No quiero estar aquí.

Dany supo que no era correcto seguir espiando, así que retrocedió y tocó la puerta.

El maestre Menkel la abrió, saludó a Dany cortésmente y se marchó.

Tareska se puso en pie en cuanto la vio.

-Señora de Linarkos – dijo en tono formal aunque cortante.

-Soy Danysa, Tareska – Dany entró en la cámara con incomodidad. No le gustaba estar en donde no era grata o no había sido invitada, pero tenía que hablar con Tareska -. Alguna vez fuimos amigas y me llamabas por mi nombre.

-Alguna vez – enfatizó -. Ya no es así.

Dany asintió y no pudo evitar sentir una oleada de tristeza.

-Yo nunca quise que nuestra amistad se acabara.

Tareska sacudió los hombros y torció el gesto, contrariada.

-¿Qué quieres, Danysa? – inquirió secamente - ¿A qué has venido?

Ella señaló sus manos.

-Sólo quería saber cómo estabas.

Las piernas comenzaron a hormiguearle y Dany paseó la vista por la estancia discretamente. Quería sentarse pero no sabía el rumbo que tomaría su discusión con Tareska.

-No me duele tanto – encogió los hombros y miró a Dany con dureza -. Ya cumpliste con la cortesía, puedes irte.

Dany negó con la cabeza y encuadró los hombros firmemente.

-No, no me voy a ir hasta que hablemos – la cámara de Tareska no tenía muchas pertenencias suyas que revelaran algo sobre su personalidad. Había un armario, una mesa ajada y el lecho era bastante sencillo, sin dosel. Sin embargo, Dany sabía que le gustaba practicar con su ballesta y que no había nadie con mejor puntería que la suya - ¿Es por mí que no quieres estar en el Castillo Oscuro?

Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora