Danysa
La voz del maestre Menkel se oía a través de la puerta entreabierta de la cámara de Tareska.
-No juzgo recomendable que exceda sus fuerzas empleando su don, princesa Tareska – decía él -. Mucho menos viajando hasta Naresya. Las heridas de sus manos podrían abrirse y empeorar.
Tareska gruñó.
-Usted no está seguro de eso. Además, ya me siento mucho mejor.
Danysa se aproximó a la puerta y vio la luz del fuego iluminando la estancia. Tareska tenía las manos extendidas y el maestre entaba inclinado, observándolas.
Dany se llevó una mano a la boca y ahogó una exclamación al ver de refilón las ampollas y la carne enrojecida.
-Muy bien – exclamó el maestre -. Si flexiona los dedos y no siente dolor, podrá ir adonde quiera y no la molestaré más. De lo contrario, se quedará aquí o me veré obligado a poner al tanto a sus hermanos de que no está en condiciones de usar su don.
Tareska tenía las palmas abiertas y vueltas hacia arriba; trató de doblar los dedos, pero éstos apenas se cerraron. Temblaba y su rostro se había contraído de dolor.
El maestre volvió a vendar sus manos hábilmente.
-Eso es todo – repuso con tono resuelto -. Tiene que decirle a la princesa Rava que no puede acompañarla a Naresya.
Tareska sacudió la cabeza.
-Usted no entiende, ya di mi palabra de que iría con ella.
-Estoy convencido de que su hermano, el príncipe Eduryon, podrá protegerla y apoyarla.
-Es que... ya no puedo permanecer más en el Castillo Oscuro – el tono de Tareska era de derrota -. No quiero estar aquí.
Dany supo que no era correcto seguir espiando, así que retrocedió y tocó la puerta.
El maestre Menkel la abrió, saludó a Dany cortésmente y se marchó.
Tareska se puso en pie en cuanto la vio.
-Señora de Linarkos – dijo en tono formal aunque cortante.
-Soy Danysa, Tareska – Dany entró en la cámara con incomodidad. No le gustaba estar en donde no era grata o no había sido invitada, pero tenía que hablar con Tareska -. Alguna vez fuimos amigas y me llamabas por mi nombre.
-Alguna vez – enfatizó -. Ya no es así.
Dany asintió y no pudo evitar sentir una oleada de tristeza.
-Yo nunca quise que nuestra amistad se acabara.
Tareska sacudió los hombros y torció el gesto, contrariada.
-¿Qué quieres, Danysa? – inquirió secamente - ¿A qué has venido?
Ella señaló sus manos.
-Sólo quería saber cómo estabas.
Las piernas comenzaron a hormiguearle y Dany paseó la vista por la estancia discretamente. Quería sentarse pero no sabía el rumbo que tomaría su discusión con Tareska.
-No me duele tanto – encogió los hombros y miró a Dany con dureza -. Ya cumpliste con la cortesía, puedes irte.
Dany negó con la cabeza y encuadró los hombros firmemente.
-No, no me voy a ir hasta que hablemos – la cámara de Tareska no tenía muchas pertenencias suyas que revelaran algo sobre su personalidad. Había un armario, una mesa ajada y el lecho era bastante sencillo, sin dosel. Sin embargo, Dany sabía que le gustaba practicar con su ballesta y que no había nadie con mejor puntería que la suya - ¿Es por mí que no quieres estar en el Castillo Oscuro?
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Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos Oscuros
FantasíaKalyana Leskuren ha ascendido y ha descubierto cuán poderosa es. Sus dones provienen de la magia más oscura y terrible y la unen, desde su nacimiento, al Rey Krovalon Saravenkot, quien desea el poder más que cualquier otra cosa. Movidos por sus sent...