Capítulo 29 ⚔ Danysa

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Danysa


Venarko, Bastenon y Alakron fueron los primeros en salir de la cámara como una exhalación. Aunque éste último más bien se movía arrastrando la pierna derecha.

Dany se acercó a él sin dudarlo, tomó su brazo y se lo pasó sobre el cuello para ayudarlo a avanzar.

-Señora de Linarkos... – una sonrisa torcida asomó a sus labios, pero no logró borrar la tristeza que enmarcaba sus facciones angulosas – parece que en lugar de crecer, te haces más pequeña cada vez.

Dany lo ayudó a bajar los peldaños empinados.

-Lo mismo podría decir de tu idiotez, Alakron – soltó ella -. Se agrava con el paso del tiempo.

-Lo bueno es que ya no tengo tiempo de hacerme más idiota.

Ella lo miró y aunque una infinidad de palabras de consuelo acudieron a su mente, entendió que ninguna podía expresar lo que realmente sentía; la preocupación por la vida de Alakron.

Tareska le había hablado a Dany de cada uno de sus hermanos desde años atrás, así que ella ya les había tomado aprecio incluso antes de conocerlos en persona.

No había nada en el mundo más importante para Tareska que su familia y cuando Dany trató por primera vez con los Asmekuros, comprendió de dónde venía ese cariño tan profundo y arraigado.

La muerte de Katrysa había sido un golpe devastador para los Asmekuros, pero más aún para Tareska.

Eduryon y Arkela no estaban al tanto de la noticia todavía y Dany no quiso estar en el lugar de ellos cuando al fin se enteraran.

Ella sabía lo que se sentía perder a un hermano.

-Te pedí que te quedaras en la cámara de Bastenon, Danysa – recriminó Venarko. Desanduvo los pasos que había dado cuando volvió la vista y notó que Alakron y Dany venían detrás - ¿Es que no puedes ser obediente por una vez en tu vida?

Sin retirarle el apoyo a Alakron, Dany se envaró y esbozó la misma expresión que adoptaba cuando tenía que mostrarse firme ante los consejeros de Linarkos.

-No, Venarko – dijo mientras él se acercaba. Dany tuvo que alzar la vista para poder mirarlo a los ojos, pero su seguridad no se vio afectada en absoluto -. Te amo, eres mi esposo y el padre de mi hijo; pero no habrá manera ni situación alguna en las que tú puedas darme órdenes a mí. Nunca.

Venarko se plantó ante ella, también con firmeza.

Se veía imponente con su cota de malla reluciente y su cabello plateado, más brillante todavía que la armadura, atado en una coleta detrás de la nuca. El peto con el blasón de su casa, le otorgaba a su pecho ya musculoso de por sí, una apariencia más maciza.

En ese momento, el parecido entre él y su padre era más fuerte que nunca.

-Y ya que mencionas a nuestro hijo – repuso él mordazmente - ¿Crees que quizá puedas preocuparte más por tu salud, al menos por él?

Venarko no aguardó la respuesta de Dany y apartó el brazo de Alakron del hombro de ella, con mucho cuidado. Luego lo ayudó a descender el resto de los peldaños mucho más rápido de lo que Dany lo hubiera hecho.

-Quiero que quede claro, Venarko, que aunque seas tú el que me lleve, apoyaré la causa de Danysa si ustedes dos entran en batalla – comentó Alakron con aire solemne -. No te ofendas, pero ella me da más miedo.

Venarko resopló y masculló entre dientes las palabras "el único imbécil de la familia Asmekuros". Sin embargo, Dany vio que los hombros de Venarko se habían relajado.

Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora