Capítulo 21 ⚔ Taluryo

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Taluryo


-Más de cien naves de Oriente han desembarcado en Puerto Isleo – dijo Bastenon en un tono acusador - ¿Cómo es posible que no supieras que tu tío, el que te ayudó a reconquistar Idrakon, haya atravesado el Irkaso con más de diez mil hombres y que tú no estés enterado?

-Nurko Iberok y yo acordamos que él se quedaría en Idrakon para impedir que el Reino de Oriente fuera asediado otra vez, por los Saravenkot o por cualquier otro invasor – se defendió Lukan -. No he recibido ningún mensaje suyo para anunciar su llegada al Norte, mucho menos con tropas tan numerosas.

Bastenon señaló a su comandante de la guardia.

-¿Entonces los centinelas de Sarkya están mintiendo? – inquirió mirando a Lukan con frialdad - ¿Está mintiendo Xaro?

Lukan se estrujó la mente, pero por más que pensó no comprendía los motivos de Nurko para viajar al Norte con escuadrones. La aparición de Nurko en su vida era demasiado reciente para que Taluryo confiara en él plenamente.

Cuando Filen Turjos lo encontró en Sarkya, poco después de que la granja se quemara y de que muriera la mujer a la que él consideró su madre, Lukan se echó a reir en su cara cuando le dijo cuál era su origen. La idea de que era un príncipe que había vivido como granjero durante gran parte de su vida, se le antojó simplemente ridícula. Se sintió como Kontos Ferondel en El Mendigo Afortunado, uno de los primeros cuentos que había leído.

Él, al igual que Kontos, era un príncipe y pertenecía a una familia noble, sin saberlo; pero a diferencia de Kontos, Lukan no se sintió afortunado en absoluto. Fue muy duro para él descubrir que aquellos hombres habían matado a Isalia y quemado la granja porque iban tras él. No eran ladrones o vagabundos como había pensado.

Como Lukan no creyó nada de lo que Filen le dijo, el caballero se quedó con él salvando lo poco que quedó de la granja.

Pero entonces, los hombres volvieron y por poco matan a Filen. Aunque ellos eran cuatro, Lukan había tomado la precaución de aprender a luchar, así que intervino y mató a dos de ellos. Fue entonces que Ascendió y supo, con gran asombro, que tenía el poder de curarse de heridas graves con mucha rapidez.

Esos dos sucesos terminaron por convencer a Lukan de que Filen decía la verdad.

Aceptó viajar con él a Idrakon, para conocer al hermano de su padre que llevaba buscándolo por años. Su tío lo abrazó en cuanto lo vio y contestó todas las dudas que él tenía sobre su pasado.

Pero a Lukan le parecía que Nurko estaba demasiado obsesionado con recuperar el trono de Idrakon y vengarse de los Saravenkot, que con el hecho de haber encontrado a su sobrino. Era hosco, callado y adusto, y se esforzó mucho en que Lukan aprendiera a pelear, a liderar y a instar a los ejércitos a luchar por él.

Recuperar Idrakon fue relativamente sencillo. Aunque Edron se había hecho erigir como Rey de Oriente, no se ganó el aprecio de ninguno de los banderizos del reino y solía abandonar la fortaleza muy a menudo. Muchos de esos señores conocieron a Karyo Iberok y lo estimaban como Rey, así que no fue difícil motivarlos para que apoyaran a su hijo y se alzaran en armas.

Lukan no estaba interesado en recuperar ese reino ni ningún otro. No podía sentir pertenencia por algo que nunca había sido suyo, como tampoco dolor por unos padres a los que no había conocido. Sin embargo, veía la aflicción de Nurko por la pérdida de su hermano y el empeño accérrimo que ponía en reconquistar el reino de los Iberok, y sintió que no era correcto darle la espalda.

Ascenso a la oscuridad, Libro II Reinos OscurosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora