Capítulo 16

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Faltaba solamente un día para irnos a esas famosas mini vacaciones de las que no habíamos dejado de hablar en toda la semana.

La verdad estábamos todos muy ansiosos, yo no paraba de hablar sobre el tema, principalmente con Lucía, a la cual tenía atomizada. Aunque, siendo sincera, mi madre era la peor, ya empezaba a creer que no tenía otro tema de conversación que no fuera el fin de semana.

Estábamos saliendo del liceo con Lucía, todavía hablando del fin de semana. Era tan buena amiga que se lo había aguantado todito.

—Espero que te diviertas mucho, linda— me dijo.

—Gracias, Lu, yo también lo espero.

—Vas a dormir en la misma habitación con Alex, yo si fuera vos aprovecharía— me dijo.

La miré frunciendo el ceño y ella intentó guiñarme el ojo, no le salió muy bien y las dos empezamos a reír.

—Ya veré qué pasa con Alex, el asunto me pone un poco nerviosa— dije dudosa y ella levantó una ceja.

—Si no te sientes cómoda o segura no tiene que pasar nada, tranquila, pero si pasa algo quiero que me cuentes todo cuando vuelvas.

—La verdad es que hablamos de esto como si yo le gustara.

—Vamos, Wen, no seas tonta.

Suspiré y no dije nada, no valía la pena discutir, nadie me sacaría de la cabeza la idea de que me estaba imaginando cosas donde no las había.

—Te voy a extrañar— me dijo, haciendo un puchero, y yo sonreí.

—Yo también, Lu.

Seguimos caminando hasta estar en la calle, me giré hacia Lucía para despedirnos y me fijé en que de repente parecía que se le descolocaría la mandíbula de tanto que había abierto la boca. Algo detrás de mí parecía estar interesante.

Me di media vuelta intrigada y vi a Alex recostado en su nueva motocicleta, y cómo no, llevaba puesta una chaqueta de cuero. Varias chicas lo estaban mirando, fuera de cerca o de lejos, y no podía culparlas, se veía muy atractivo.

Alex no había querido llevar la moto al liceo anteriormente, insistía en que llamaría demasiado la atención y que no quería eso. La verdad era que tenía toda la razón, pero dudaba que solamente fuera la moto lo que dirigía todas esas miradas hacia él.

—No voy a mentirte, se ve demasiado atractivo— me dijo Lucía.

—Tienes toda la razón— le respondí, sin dejar de ver a Alex.

Entonces, este pareció verme, sus ojos se clavaron en los míos y se pasó la mano por el pelo, ignorando brutalmente a la chica con la que estaba hablando.

Me hizo un gesto con su mano para que me acercara a él, pero yo no me moví.

—Esto parece una película— bromeó Lucía.

—¿Me llamó a mí?— pregunté, dudosa.

—¡Claro que te llamó a vos!— me aseguró y me empujó ligeramente—. ¡Ve! Hablamos luego.

Me dirigí hacia Alex evitando su intensa mirada durante el trayecto. Me concentré más en la chica con la que hablaba, que al notar que Alex no dejaba de verme se había ido enfurecida.

—¿Qué haces?— le pregunté cuando llegué a su lado.

—Vine a buscarte— respondió de forma obvia.

—¿Estás loco?

—Tú me pones loco— bromeó y yo me sonrojé notoriamente.

—¡Alex!— exclamé y él apretó mi mejilla antes de dejar de recostarse en su moto.

Tú me completasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora