Capítulo 39

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Pasó más de una semana desde la "separación" y con Alex no nos dirigíamos la palabra. Me dolía que todo hubiese terminado sin siquiera empezar, estaba hasta segura de que después de todo lo que habíamos pasado estaríamos juntos. Pero bueno, no todos los cuentos tienen final feliz. 

Estaba bajando la escalera cuando mi mirada se cruzó con la de él. Mi corazón se detuvo.

Alex me miró durante unos segundos y después se fue a la sala en silencio. Yo tenía hambre, así que me dirigí a la cocina a buscar cereal.

Mientras me servía cereal en una taza, mi celular vibró anunciando un nuevo mensaje. Lo miré y fruncí el ceño, era de un número desconocido y me pedía que saliera.

Me acerqué a la ventana y ví una camioneta gris estacionada frente a la casa. Por lo menos era un acosador con buenos gustos.

"¿Quién sos?", le pregunté enviándole un mensaje y volví a mirar por la ventana.

"Diego", me respondió y yo volví a fruncir el ceño. ¿Qué hacía el amigo de Alex pidiéndome vernos en una camioneta perfecta para secuestros?

Agarré la taza y salí de la casa sin decirle nada a Alex. Diego estaba sentado en el lugar del conductor y me abrió la puerta para que me sentara a su lado.

-¿Vas a secuestrarme?- le pregunté y él sonrió. Tenía una linda sonrisa.

-Tranquila, esa no es mi intención- me aseguró.

-Que suerte- dije sonriendo-. Es una linda camioneta.

-Gracias, es de mi padre- me contó con orgullo-. Perfecta para secuestrar- bromeó. 

-Ni lo intentes, voy a gritar mucho- le advertí-. Y puedo romperte esta taza en la cabeza.- Él empezó a reír-. ¡No te rías, hablo en serio!

-Es una buena forma de defenderse- dijo-. ¿Siempre salís con ella? 

-Bastante seguido- le seguí el juego-. Nunca se sabe.

-Interesante.- Dijo pensativo-. Bueno, aunque me gustaría seguir hablando de tus métodos de defensa propia, no es a eso a lo que vine.

-Entonces, ¿a qué viniste?- le pregunté con curiosidad. 

-Alex- respondió.

-Ya- suspiré y me recosté en el asiento-. ¿Vas a intentar convencerme de que debemos estar juntos o algo así?

-No voy a intentarlo, voy a conseguirlo- me aseguró confiado.

-¿Cómo estás tan seguro?- pregunté y lo miré.

-Porque sé que los dos quieren estar juntos, aunque sean unos miedosos- yo sonreí ante sus palabras.

-¿Vas a ser nuestro cupido?

-Algo así.

-No te imagino con pañal- bromeé y reí.

-¡Ponte seria!- me ordenó y yo dejé de reír-. Gracias, volviendo al tema, ¿qué es lo que te impide a vos estar con Alex?

-Mi desconfianza- respondí.

-¿A qué le temes, Wendy?

-A que no salga bien, que no seamos el uno para el otro- respondí.

-¿A qué más?

-A que solamente sea un juego para él- bajé la mirada y me puse a jugar con mis manos al rededor de la taza-. Tengo miedo de que vuelva a lastimarme.

-¿Algo más?

-Tengo miedo de que esté enamorado de mí solamente porque vivimos en la misma casa- confesé.

Tú me completasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora