Era la primera semana saliendo con Alex y me sentía en las nubes. Él era demasiado tierno para su imagen de chico malo, tanto que a veces me costaba mucho creer todo lo que me decía. Pero estábamos felices juntos y eso era lo importante. Aunque yo iba perdiendo en la "competencia" que teníamos y eso me molestaba.
Esa mañana Valeria y yo estábamos riéndonos a carcajadas de las ocurrencias de Emma. No recordaba lo bien que se sentía reírse con amigas. Me refiero a amigas reales, claro.
Todo en mi vida parecía haberse acomodado.
La mañana estaba siendo demasiado buena para ser real. Pues cuando ví aparecer una melena rubia por la puerta del salón y luego dirigirse hacia nosotras, supuse que la tranquilidad se había acabado.
Lucía no podía pasar de mí más de una semana, eso estaba claro.
-El profesor faltó, ¿no podrías ir a esparcir tu veneno de serpiente por otro lado?- habló Emma, desafiándola con la mirada-. Mientras más lejos de nosotras, mejor.
-A vos no te hablé, enana- le respondió Lucía con mala cara.
Lucía era más alta que Emma por apenas unos centímetros. Se notaba que no se le ocurría otra cosa que decirle a mi amiga.
Siendo sincera, Emma no tenía cosas para insultar, era demasiado hermosa y una gran persona. A veces me intimidaba la seguridad que emanaba, pero no me duraba mucho tiempo cuando me sonreía y se le formaban esos hoyuelos en las mejillas. Era adorable, y a la vez daba miedo cuando se enojaba, una interesante combinación.
-¿Ahora tenemos diez años?- preguntó Emma y se puso de pie-. ¿Te gustaría ver lo que puede hacerte esta "enana"?
-Emma.- La llamé y negué con la cabeza. No podía dejar que ella solucionara mis cosas, no era justo. Además podría meterse en problemas por mi culpa-. ¿Qué?- le pregunté a Lucía de mala gana.
-Me enteré que Alex y vos están saliendo- habló y apoyó la palma de su mano en mi mesa. Emma rió y Lucía y yo la miramos.
-La información te llega bastante tarde- se burló Emma-. Sos más lenta que internet explorer- Valeria rió disimuladamente. Lucía le lanzó una mirada amenazadora a la castaña, pero Emma ni siquiera dejó de reír.
-Volviendo al tema- habló Lucía, llamando mi atención otra vez-. Quería decirte que lamento todo lo que pasó, de verdad.
"¿En dónde está la trampa?", me pregunté. Miré a mis amigas y las dos negaron con la cabeza.
-Fuiste la única que llegué a querer como a una amiga de verdad, Wendy, pero yo no sé poner a otra persona antes que a mí misma- dijo Lucía y me miró fijamente a los ojos-. Tenías razón sobre todo lo que me dijiste en la fiesta de Simón.
Algo dentro de mí quería creerle, pero la parte más coherente desconfiaba de ella, y con razón.
-Me gustaría algún día ser como tú- volvió a hablar-. Eres la persona más fuerte y amable que conozco, no siempre es fácil ser las dos al mismo tiempo- En ese momento ni siquiera Emma tenía algo para decir.
Abrí la boca para responder, pero las palabras no salieron. No sabía qué tenía que decir o hacer ante esa situación. ¿Debía ser amable, grosera o simplemente huir? No lo sabía.
En ese instante mi celular vibró y fue una excusa perfecta para desviar la mirada de Lucía. Fruncí el ceño al ver que el mensaje que me habían enviado era de un número desconocido. Lo abrí con cierto temor.
Este decía "¿Cuántas veces deben romperte el corazón para que aprendas? Los chicos como esos no quieren estar contigo, linda."
El mensaje no era nada comparado con el video que venía junto con él. Al verlo se me formó un nudo en el estómago y me largué a llorar de una forma impresionante.
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Tú me completas
Teen FictionPor culpa de su hermano, la dulce Wendy termina viviendo en casa de Alex, el chico que no ve desde niños y que, para ella, tiene los ojos más hermosos que ha visto. Wendy sabe desde el principio que Alex le traerá problemas, y cuando la cosa empiec...