Capítulo 31

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Llegué a casa y en seguida subí a mi cuarto, ni siquiera me molesté en fijarme si Alex ya había llegado, como solía hacer.

Me sentía rara, con un vacío dentro de mí, me sentía estúpida y muy ilusa. Estaba volviendo a mi vida de antes y eso me aterraba más que mis pesadillas, porque sabía que todo lo que me estaba pasando era real, en cambio estas eran producto de mi imaginación.

Estaba quedándome sola otra vez y ese era mi mayor temor, sólo que esa vez tampoco tenía a mi hermano, no tenía a nadie.

Lucía parecía ya no necesitarme, y yo pensaba que íbamos a arreglar las cosas, de veras era muy tonta. Igual no lograba entender una cosa, si ella conseguía a cualquiera, ¿por qué me había elegido a mí?, no parecía habérselo pensado demasiado al hacerse mi amiga. Había algo que no encajaba.

En mitad de mis pensamientos la puerta de mi cuarto se abrió violentamente, obligándome a voltear hacia ella.

Alex se acercó a mí rápidamente, parecía molesto. Yo retrocedí hasta chocar contra el ropero, nunca lo había visto en ese estado.

-¡¿Besaste a Simón?!- preguntó.

-¿Lucía ya te contó?, qué rápida- dije y Alex apoyó su mano derecha en el ropero detrás de mí, acorralándome.

-¿Por qué hiciste eso?- me preguntó demasiado cerca de mi cara.

-Yo no tengo que darte explicaciones de nada- respondí. Sus ojos no dejaban de ver los míos y eso me estaba poniendo nerviosa.

-Besaste a mi amigo- me reclamó-. ¿Fue venganza?, ¿querías hacerme lo mismo?

-Yo no soy tan inmadura como para usar a un chico como venganza- respondí ya molesta.

-Entonces, ¿qué significa todo esto?- preguntó agotado y se pasó la mano por el pelo-. Me estás castigando, Wendy.

-No, Alex, no te estoy castigando- suspiré-. Debemos separarnos, ya sabes que esto no va a funcionar. Si quieres estar con alguien, sabiendo lo que buscas, ese alguien no soy yo. Y yo debería estar con alguien como Simón, no contigo.

-No te entiendo, de verdad no te entiendo.

-Yo tampoco te entiendo y no quiero entenderte- él me miró con miedo en sus ojos-. Así eres y yo no voy a cambiarte, pero no me siento tranquila estando con un chico que a mis espaldas dice cosas malas de mí y después me las repite en mi cara, es doloroso. Y vos tampoco deberías entenderme, deberías buscar a alguien que te satisfaga como yo no puedo.

Diciendo eso en voz alta me di cuenta de lo diferente que éramos Alex y yo. Tener una relación iba a ser demasiado complicado, casi imposible.

-Dije esas cosas de vos porque sabía que me estabas escuchando- me contó-. Te ví en el reflejo del vidrio, sabía que estabas escuchándome, no pienso nada de lo que dije.

-Entonces, ¿por qué lo dijiste?

-Porque sé que mereces algo mejor que yo- bajó la mirada, avergonzado-. Además Sasha me dijo que te alejara o sino lo haría ella.

-¿Ella?- pregunté-. ¿Qué podría hacer ella?- Alex se alejó y mordió sus labios nerviosamente.

-No importa eso- dijo-. El punto es que no busco lastimarte, busco protegerte de mí.

No podía creer lo que escuchaba.

-Yo no necesitaba que me protegieras, necesitaba que me quisieras. Te necesitaba a mi lado, nunca me hubiera importado que las cosas no hubieran sido fáciles, yo no quería protección y menos de ti- le reclamé molesta.

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