Me acerque a ellos, maté a Sebastian, soy consciente de que Nicolás es un cagado y por eso no se separa de los otros dos, como era de esperar huyó como una nena. Cogí la ropa que le traía a mi cuñada y se la dí. Ella me abrazó, me quedé congelado no siendo Diabla nadie se atreve a hacerse a mí. Es verdad que yo ya me había acostado con muchas chicas antes de ella, pero era solo sexo, nunca tenía nada más allá, por no decir que se desilusionan si me veían con la siguiente, no se que se pasaba por su cabeza, es como si por tener sexo ya fuéramos algo. No reaccione hasta que no escuché como ahogaba un grito.
-¿Tanto te duele?- dije acariciando su cabeza.
-Sí- trató de ser fuerte pero los sentimientos la traicionaron, por lo que su sí acabó en llanto.
-Valla, de haberlo sabido te hubiera hecho ver lo de la casa.
- ¿Los has matado?
- Sí- contesté obvio, ella se apartó rápido de mí- que te pasa?
- Los has matado. Tú... los has matado... y es que... ni siquiera te importa...- La interrumpí.
- Haber cómo te explico esto? Tú sabes que yo soy un asesino, verdad?- asintió- ¿sábes lo que eso significa?- asintio más lentamente por lo que supuse que era un no.- Significa que mató por diversión, por aburrimiento y en algunos momentos porque lo necesito, este era uno de ellos, necesitaba la ropa, o cuando he visto que casi te violan esos tres- pensé como llamarlos- zopencos, también lo necesitaba.
- ¿Por qué me has defendido?- poco a poco se iba calmando.
- Porque si te llegan a violar tu hermana me deja en abstinencia.
- ¿Qué es eso?
- Que no me la follo- se estremeció al pensarlo.- Toma, cambiate- la di la ropa.- Te espero fuera, cuando termines sal.
Salí, me apoyé en un muro derruido y mire el cielo, vi que había humo lo que me llevó a pensar en que las brujas estarian cerca. Cuando estábamos en el pajar pensé que Angélica se defendería, pero ahora que lo veo detenidamente me doy cuenta de que si yo no hubiese entrado la hubiesen violado y no habría hecho nada por pararlo. Un ruido me sacó de mis pensamientos, mire la puerta del granero divisando a una chica de pelo morado salió totalmente cambiada, hay que ver cómo se parecen, tenía unos pantalones negros pegados al cuerpo, una blusa negra con una chaqueta de cuero barato negra, los zapatos eran unos converse negros tambien [la foto]. Tenía todas sus joyas en la mano y trataba de guardarla pero no era capaz.
-Vamos?- preguntó acercándose a mi.
-¿Piensas llevar eso en la mano?- miró su mano- Te atacaran si ven algo de valor- escondió la mano de las joyas tras ella.
-No pienso dejarlas aquí, me las ha regalado mi abuela.
Asentí y entré en el pajar de nuevo, me acerque al cuerpo que aún se hallaba allí me arrodillé.
-Cierra los ojos- le chille a Angélica. [Escena, no diré violenta, más bien asquerosa: el siguiente párrafo sólo].
Encajé mi cuchillo debajo de sus costillas, le rasgué haciendo un circulo, a continuación separé las tripas de la carne y corte su hígado por el extremo que conectaba este al estómago. Apreté el extremo contrario del hígado y arrastre mis dedos hacia la salida presionando para conseguir que salieran las vísceras de su interior. Cuando salieron por completo me levanté y me acerqué a mi cuñada.
-Damelas.
-No- contestó con los ojos aun cerrados.
-Aaaa, ven- cogí su mano para salir del lugar.
-Ya puedes mirar- le dije cuando estábamos fuera.
-Qué es eso- preguntó al abrir sus ojos.
-Prefieres no saberlo, créeme
-Pero para que lo quieres.
-Hará de bolsa. Mete los anillos aquí.
Tardo un poco pero finalmente me obedeció, hice un nudo con lo que sobraba de hígado y lo colgué de la trabilla de mi pantalón (por donde metes el cinturón), pero antes de que hiciera el nudo para no tener que sujetarlo Angélica me interrumpió.
-¿Pero qué haces?
-¿Vas a llevarlo tú?
-No.
-Eso pensaba yo.
Cuando terminé de hacer el nudo fui a apagar la luz del granero y cerrar la puerta.
-Listo, sigamos.
Asintió y me siguió hasta la entrada del pueblo. Justo antes de entrar la agarré la mano y entrelace nuestros dedos ella apartó la mano.
-Pero a tí qué te pasa!?!?!?!?
-En primera a mí no me chilles niña fresa y en segunda tiene que parecer que eres tu hermana así que dame la mano, porque si no sospecharan.
Dudo un poco, pero al final cedió. Volví a entrelazar nuestros dedos y por el pueblo caminamos cerca el uno del otro, giramos para ir a la casa donde Diabla y yo nos quedamos. Abrí la puerta, deje que Angélica pasara primero y al entrar vi que se miraba la mano como si fuese un extraterrestre.
-Qué ves?
-Dime que no es sangre.
-Watashi wa uso o kiraimasu [odio las mentiras].
-Qué es eso?
-Que es malo decir mentiras.
Hizo un gesto que hizo que estallara en risa.
-Sabes que se lava no?- dije aun riendo.
-Dónde?
-Allí- señala la pileta del agua.
-Vale.
-Voy por tu hermana.
Asintió y subí las escaleras, primero entre en el baño y como estaba vacío fui al cuarto donde nos habíamos desvelado toda la noche (y la mayoría lo entendió) entre con cuidado de no hacer ruido para poder asustarla, pero la encontré sobre la cama como si se hubiese quedado dormida por accidente, lo único que la tapaba era la toalla que se debió poner al salir del baño, aunque la verdad no la tapa mucho. Me acerque a ella y solté la toalla poniéndola a los lados, la miré y pensé que ya no podre hacer estas cosas más veces, que no la podre asustar cuando se está peinando, ni discutiremos por cada estupidez, no estará para ir de caza conmigo, ni me despertaré entre sus besos, la echaré en falta, cada vez me doy más cuenta de ello. Despejé la mente y la mordí repetidas veces en la barriga con cuidado de no hacerla daño, cuando se empezó a mover molesta puse mis piernas a cada lado de ella y subí mi cabeza hasta su cuello quedando a milímetros de éste, de manera que sintiese mi respiración porque siempre dice que la hago cosquillas así. Escuché su risa y entonces me incorporé para poder hacerla cosquillas por los lados, ella se retorcia y se reía sin control, trataba de librarse de mí pero era incapaz. Dejó de intentar quitarme, se tapó los ojos con sus brazos, trató de coger aire yo al darme cuenta de que estaba transformándose cogí sus muñecas para apartar los brazos de su rostro. Tenía los ojos cerrados, una gran sonrisa a pesar de la cortada de su cara, su pelo estaba quemado y a su brazo se le estaba callendo la piel, las heridas de su cuello, brazos y tronco también se estaban abriendo. La mano derecha la subí hasta la suya y al darse cuenta la cerró alternando sus dedos con los míos, baje la otra por su brazo pintando una línea imaginaria que recorría todo su brazo, esquivando las heridas de su cuerpo y evitando las heridas pasaba por su cuello, atravesó su mandíbula y bajo por la sonrisa hasta sus labios, cuando llegó a la mitad de estos salto, para continuar entre sus cejas bajo por su nariz, volvió a subir por ella giró en la ceja, al terminarla se cortó para continuar en el trago de su oreja repasando el contorno de ésta retiró su pelo pasando por detrás de la oreja y al final apreté su lóbulo.
(1303 palabras).
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Whims of fate.
RandomPolicia: Nombre completo. -Diabla Foster. Policia: Porque estas aquí? -No me acuerdo muy bien pero no mentiré, no estoy segura de quién soy después de tantas revelaciones, siempre había pensado que era Charo una chica normal, dentro de lo que cabe...