Whims of fate.

A puntito a puntito

[La canción esta en japones con subtitulos, se titula Hot Milk y un pelín subida de tono ha decir verdad] 

-¿Te cansa estar en ese modo?- hizo comillas en los dedos cuando dijo lo de modo.

-No, pero tampoco me gusta, no me siento yo ni tengo las habilidades tan potenciadas.

-Creo que va a oscurecer mejor si volvemos al castillo.

-Si, ya va siendo hora. Pero antes- le miré fijamente- ni siquiera me has dicho como te llamas.

-Nicholas, Nicholas Leister.

-Un placer Nick- dije terminando el segundo cigarro.

-Igualmente Diabla.

Hubo un momento de oscuridad, duró menos de un segundo pero ya estoy de nuevo en el castillo en mi cuarto, el cual trate de hacerle más femenino de mi idea principal pero sin pasarse porque entonces lo aborreceré y de seguro lo rompo todo. [Dejo ideas pero no daré detalles ni volveré a mencionar su aspecto]. Abrí la puerta de este y me encontré a Nick apoyado en la pared que estaba de frente a mi, elevó la cabeza y al verme sonrió.

-¿A dónde vas? ¿No crees que ya es tarde?

-Venia a ver si aun estabas despierto.

-Ya ves que sí.

-¿Quieres entrar?

-No puedo, no nos está permitido. Mira la que se montó cuando me escucharon decir tu en vez de usted.

-Y la que se montara cuando se den cuenta de que te gusto- se puso rojo, muy rojo.

-No me gustas.

-¿No?

-No.

-En ese caso no te importará que haga esto?

Me acerque a él y deje que la bata de seda resbalarse por mi cuerpo cayendo finalmente al suelo, debajo traía un conjunto de lencería de la puta zorra, Gimiko para la mayoría, muy bonito [fotos al final de este capítulo]. Trago saliva y sacudió la cabeza rapido, me miro de pies a cabeza.

-¡Qué! ¿cómo me queda?

Di la media vuelta para que me viese por detrás también, se que me estoy aprovechando pero lo quiere igual que yo, alguna que otra vez que le he leído el pensamiento, normalmente si le pregunto como me queda la ropa para saber lo que opina de verdad, me imagina sin ella. Así que yo solo hice realidad sus pensamientos.

Sonreí y ladee la cabeza, le miré directamente a los ojos y... ¡bingo! ahora si quiere entrar al cuarto.

-Sé sincero, aun mantienes lo de que no sientes nada.

-Digamos que no quiero sentirlo- me puse de puntillas.

-Pero lo sientes.

Asintió rozando su nariz con la mía, sonreí y estire el cuello para tocar sus labios pero sin que se llegase a ser un beso, solo los toque y como era de esperar el termino de juntar nuestros labios. Se le nota que no es la persona que más a besado en el mundo, de nuevo una sonrisa se formo en mis labios, en ese momento me di cuenta de que ni siquiera se había atrevido a tocarme así que di el paso yo y movió su mano al borde de mi braga y la subí a su cuello para acercarlo a mí. Ahora si, acaricio mi cadera y metió un dedo por el costado, exactamente en la costura inferior de la braga, nada más que la yema. Solté un pequeño suspiro (esta bien en términos normales eso no causa prácticamente nada en mi pero hace casi dos meses que nadie me toca, por lo que he pasado de tener sexo más de dos y tres veces al día a que nadie se me acerque), y deshicimos el beso.