Como el aire para respirar.

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Cuando por fin se le pasó la llorera se levantó de mis piernas y se acercó a donde yo dejé la mochila, todo sin decir ni una palabra. Le seguí hablando pero como ya he dicho no tuve respuesta alguna. Abrió la mochila, sacó los colores y un cuaderno (que no recuerdo haber guardado), se tumbó en la hierba y empezó a colorear. Cuando llegue a su altura me di cuenta de todo lo que había mejorado dibujando desde la última vez, seguramente por el tiempo que pasa con Painter. En el dibujo se podía diferenciar unas piernas y un bebé al lado el cual tenía los brazos arriba agarrando las manos de la otra persona. Me senté al lado de la mochila, no le dije nada hasta que no hablo él.

-Papá a mamá ¿le gusta usar falda?

-Sí, ¿por qué?

-Es para el dibujo.

-¿Lo puedo ver?

-No es nada muy elaborado.

-A mí me lo vas a decir.

Se tapó la boca riéndose de mí, suerte que no se parece a mí en cuanto al arte, cogio el dibujo y se sento delante de mí tendiendome la libreta.

-Vaya- se escapó de mis labios.

-¿Tan malo es?

-No para nada- contesté aún impactado-. Has mejorado mucho. ¿Has estado con Bloody?

-Sí, ayer me dijo como se hacían las sombras.

-¿Vas a pintarlo?

-No, me gusta como queda el lápiz.

-Ten, sigue si quieres.

Se volvió a concentrar en su dibujo y poco después dio la vuelta a la página.

-Papá pásame el estuche de la mochila.

Le hice caso y en una media hora me volvió a llamar.

-¿Crees qué la gustará?

Cogí la cartulina y la inspeccione bien. Una cara era el dibujo que ya había visto antes pero terminado y la parte de atrás era una dedicatoria de siete palabras que ocupaban todo el espacio, excepto un margen en el que había unas formas remarcando el texto [portada del capítulo].

-Seguro.

Me abrazo y volvimos a jugar. El pitido de mi teléfono me avisó de que ya era la hora de volver a la casa, cuando se lo dije a él se puso de morros, aunque me bastó decirle porque teníamos que volver para que aceptara sin problema. Llegamos y le puse la tele en lo que deshacía la mochila. Al terminar me di cuenta de que se había dormido, apague la tele y unas manitas me abrazaron las piernas, agache la cabeza y unas trenzas castañas tapaban mi cadera.

-Vaya, ¿y ese peinado?

-Me lo ha hecho Clock- dijo separándose de mí-, ¿me queda bien?- giró sobre sus talones haciendo que las trenzas se separasen de su cuerpo.

-Es raro verte con el pelo atado pero te favorece mucho.

Una sonrisa se dibujó en su cara, la cogí en brazos y bese su mejilla. Ella me abrazó, esta vez por el cuello.

-¿Con quién has venido?- pregunté saliendo de la habitación

-Con Jack, dice que es su ani-ver-sa-rio [los guiones significa que lo dijo por sílabas, para poder decirlo bien] con Nina y que la quiere llevar al restaurante ese que tanto le gusta.

Entramos en nuestro salón y allí estaba mi mejor amigo sentado, con el teléfono en el oído, Sally bajo de mi y se sentó a ver la tele.

-Está dormido, si pregunta le decis que vuelvo enseguida.

-¿Sabe algo de lo que ocurre?

-Si, se lo he explicado.

-Bien.

Salí de la casa y me senté en la parada. Encendí un cigarro y esperé unos minutos a que llegase el autobús, cuando lo hizo me levanté y me apoye en el cristal de la estación esperando a que el autobús terminase de maniobrar. Cuando lo hizo Charo bajo, como el día anterior, por la puerta delantera. La mire unos segundos, vi como temblaba aguante un poco más su mirada y cuando el autobús se marchó gesticule con mi mano para que viniese. En lo que ella se acercaba a mí tiré el cigarro al suelo y lo pise.

Entre en la parada con ella detrás y me senté al lado de la puerta, ella caminó hasta el otro extremo y se sentó también, la observe en todo momento para hacerme una idea de como reaccionara una vez que se diese cuenta de que sus últimos momentos de vida se los a pasado en la escuela. Me convertí y otra vez tembló, no parecía la misma niña de ayer, la que afirmaba ser un demonio sin titubear.

-Se como revertirlo pero no te va a gustar- la confirme sin dejar de observar.

-¿Cómo?- para ser sincero me decepcionó, pensé que se lo figuraría.

-Matandote.

Me levante, saque mi cuchillo y la apuñalé hasta ver su cuerpo caer al suelo, entorné la cabeza. ^¿Por qué se ríe?^. Eso mismo me pregunto yo. Debería estar tosiendo y ahogándose con su sangre. Pero no, ahí está, tirada en el suelo descojonandose y convulsionando.

De pronto paró, se quedó en silencio un momento y algo, una masa azul, salió de su cuerpo. La masa se quedo quieta y en cuestión de segundos se le habían formado una cabeza, las extremidades, después dos triángulos en la parte de atrás se moldearon formando unas alas y los "conos" que asomaban en su cabeza se hicieron más puntiagudos. En ese momento todas mis preocupaciones desaparecieron, sentí como si hasta el momento hubiese estado atado y de pronto me hubiesen soltado. No cabía duda era ella, era Diabla, es mi cordón rojo. Su cuerpo adquirió los colores que debe tener, su piel morena llena de cicatrices, sus ojos morados, su pelo verde, sus alas y sus cuernos. Llevaba la misma ropa que el día que se marchó con Zalgo, un pantalón corto de cuero pegado al cuerpo, con un top de rejilla con el que se la veía el sujetador de encaje, el que se compro porque me gustaba a mí.

Nos abrazamos en cuanto ella me sonrió, aun no habíamos dicho nada cuando nos besamos, necesitaba sentirla, sentir que no era un sueño como empecé a pensar cuando la vi tomar forma, sentir que volveríamos a vivir a nuestra casa y que cuando Zack se despierte por la noche pueda llamar a su madre y dormir entre nosotros. La necesitaba como el aire para respirar.

(1082 palabras).

Llevais razón, he tardado mucho en actualizar, pero como ya dije en la descripción del libro a mi  me castigan sin aparatos (ordenador, teléfono, tablet,...) constantemente pero también dije que lo seguiría escribiendo en una libreta y así es. 

Y sin más que aportar me despido.

Whims of fate.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora