Whims of fate.

Viaje por negocios.

Entonces así fue como ellos empezaron a ser novios, la verdad es que cada vez estoy más sorprendida, jamás pensaría que alguien capaz de mutilar cuerpos, matar personas, jugar con la mente de estas, etc. Fuese capaz de ser tan sincero y hasta enamorarse. No se muy bien porque soy yo quien lo está viendo pero me encanta, es como... vivir una película.

Recuerdo.

Estoy junto a mi hermana en una ¿carroza?, no lo se muy bien pero escucho el trotar de los caballos así que supongo que sea eso, hay una pequeña y rectangular ventana detrás de mi acompañante, dos puertas, una a cada lado del transporte con una abertura en la parte superior las cuales están tapadas con una tela de seda color morado claro, el techo es del mismo color con detalles en oro (debe de ser moda porque hasta ahora todo lo que veo es de un color con detalles en oro) y tiene forma de cúpula. Los sillones donde ambas estamos sentadas, son muy cómodos y como no dorados.

La peli-morado lleva el pelo recogido en un moño alto, rodeado por una red de plata y pedrería, unos pendientes de perlas y una gargantilla del mismo color que los pendientes, usa un vestido por la rodilla color rosa palo, tiene un poco de maquillaje pero nada exagerado, la verdad está realmente guapa. Ella está leyendo un libro, uno del colegio al que asistimos, tiene las tapas blancas y sin letras en ellas, las hojas son marrones, como si llevasen mucho tiempo sin usarse. Por lo general la cinta roja está mezclada entre las hojas marcando el lugar donde terminó de leer por última vez, pero en este caso colgaba de la parte superior del libro, ondeando al compás de la carroza.

Yo llevo un vestido igual que el de Angi pero en blanco, mi melena está suelta, con unas ondas que mi hermana se había obsesionado en ponerme. Lo único que llevo sobre mi cabeza es la corona que me hizo Jeff el día que me marche del infierno, desde aquel día las flores me acompañaban a todas partes (un hechizo impedía que estas se pudrieran o que se deshiciera la forma), unos pendientes a juego con ella colgaban de mis orejas y un collar que mi gemela me ha dejado también de flores, mi maquillaje no era más que la raya del ojo, el rímel y el pintalabios en un tono rojo bastante fuerte. Aún que ahora mismo estoy convertida, sé que a ella no la molesta verme así y yo me encuentro más cómoda de esta forma así que si estamos solas suelo estar en este modo.

Tengo un cuchillo de Jeff en la mano, el cual estoy intentando esconder bajo el vestido, pues en el bolso de mi hermana no entra y yo odio los bolsos, solo son un estorbo.

-Lo conseguí- dije haciendo aspavientos con las manos.

Mi hermana me miró y sonrió negando con la cabeza. En ese momento paramos, escuché como los dos guardias bajaban, por lo que Angi colocó la cinta entre las páginas, cerró el libro con cuidado y se puso de pie colocando el manuscrito. Al abrir la puerta un guardia estaba a su lado y en la mía el otro. El de mi puerta se llama Nicholas [es el prota de los libros de la saga Culpa Mía de la escritora Mercedes Ron], es muy guapo a decir verdad, [es el de la portada, pero como siempre yo no voy a dar más veces sus rasgos así que podéis imaginar a vuestro gusto] tiene los ojos azules, y el pelo negro muy revuelto siempre, es más alto que yo (una cabeza para ser exactos).

Desde que llegué a Asgard él siempre me ha seguido a todas partes, es algo así como mi guarda personal. En un principio pensé que era cosa de mi "familia" para poder controlarme, pero al poco tiempo me dí cuenta de que todos tenían uno, si siempre varón. Por aquí a las mujeres se las ve más débiles que a los hombres no estoy segura de si es cierto o no, pero yo por lo menos sé que soy más fuerte y ágil que cualquiera de ellos, que en vez de defenderme a mí les tengo que defender yo.

Es curioso los primeros días no hacía más que echar carreras con él aunque parece que la única que se divertía era yo. Pasado unas semanas nos hicimos amigos y más adelante noté que se había enamorado de mí y, para qué mentir, yo quiero poder echar un polvo de vez en cuando, si él decidió enamorarse no es mi problema. Será que yo he sido maja con él para dar pie a esos sentimientos (notese la ironia). En resumen que mi escolta es algo así como mi novio, no se muy bien cómo expresarlo porque yo no estoy enamorada. Está claro que siempre que me voy él me acompaña, aunque sea por el castillo, y hoy no iba a ser una excepción.

Nick me ayudó a bajar y besó mi mano cuando llegué al suelo, a lo que yo me mordí el labio inferior. Caminamos hasta la parte delantera donde los caballos, esperamos un par de minutos a que mi padre y su mujer, además de Trud y Sam se apeasen [bajaran] de su carroza. Al bajar Thor se acercó a mí.

-Diabla, ante esta gente tenemos que dar una imagen de seguridad o Asgard podría entrar en guerra.

-¿Y quieres que tenga modales?- dije casi afirmando.

-Necesito que nos imites a la hora de comer pues no comeremos con los cubiertos que usamos en nuestra tierra, aquí se usan unos palillos, se que nunca los habías usado pero fijate en como lo hacemos nosotros y te saldrá.

-¿Algo más que deba saber?

-Si, ellos no hablan el mismo idioma que nosotros pero tendrás un o una traductor/a para que lo entiendas todo bien y ellos a ti- cogió aire-. Además en la comida no podremos llamarte Diabla- me miró esperando mi reacción.

-En ese caso yo elijo el nombre.

-Perfecto- se esperaba que me negase, está claro- , ¿cuál quieres?

-Emma- dije tras unos segundos, elegí ese nombre porque significa fuerza y es exactamente lo que necesito en este momento.

-Bien.

Se dio la vuelta, alcanzó a su esposa y la dio la mano. Caminamos hacia un jardín repleto de flores, de todos los colores, tamaños y formas. En la sombra de un cerezo había una pareja, de la edad de Thor más o menos, junto a ella dos niños de nuestra edad (sospechoso, muy sospechoso), dos más mayores y ocho guardias, nosotros solo hemos traído cinco, lo cual es muy raro porque siempre parece que cualquier lugar se queda pequeño. Nos acercamos a ella y la pareja habló primero.

-Minasan, yōkoso, korera wa watashi no kodomo, Akio, Akemi, Eiji, Daichi. Kore wa watashi no tsuma Aiko-kun. Soshite, anata ni dōkō suru no utsukushī josei no tame ni, watashi no mae ha Amida-desu [Bienvenidos a todos, estos son mis hijos, Akio, Akemi, Eiji y Daichi, está mi mujer Aiko, bueno y para esas damas tan bellas que os acompañan mi nombre es Amida].

-Minasan ni kawatte arigatōgozaimashita. Hisashiburi ni aete, yatto sōzokujin ni aeru koto o ureshiku omoimasu. Kanojo wa furiga de, sudeni anata ni shira rete imashita, kanojo wa Samantha, Trud, Ema, Angélica, watashi no musume desu [Gracias en nombre de todos, ya sabes que es un placer veros tras tanto tiempo y poder por fin conocer a vuestros herederos. Ella es Frigga, que ya era conocida para usted, ellas son Samantha, Trud, Emma y Angélica, mis hijas].

Ambos se encargaron de hablar y señalar al ir presentando a la familia. Miré a mi hermana y le hablé pero por telequinesia.

-¿Has entendido algo?

-Eso creo, he entendido que Akio, Akemi, Eiji y Dachi

-Daichi -la corregí.

-Daichi, son sus hijos y su mujer que no me acuerdo del nombre.

-Aiko.

-Y él Amida.

-Muy bien, te has enterado de todo. ¡Ahh! Thor me ha dicho que voy a tener un traductor. Escucha cuando me traduzca y si a pesar de ello no entiendes algo yo te traduzco.

-Aleluya.

Reconecté al sentir una mano en la parte baja de mi espalda, al mirar a mi derecha ví a Nick, agitó la cabeza a un lado para indicarme que debíamos continuar y así lo hice, él se quedó detrás de mí, me acerqué a mi hermana quedando a su lado, la agarré del brazo entrelazandolos. Avanzamos por aquel inmenso jardín, uno de los hijos de Amida hablaba de que éramos muy agraciadas a lo que otro decía que se suponía que deberíamos saber defendernos en el idioma. Me hizo gracia el comentario y me empecé a plantear como cerrarles la boca. Ambas mujeres hablaban de la ropa que nos pondriamos para la cena y los hombres de negocios sobre la guerra y la paz.

Hablé con la peli-morado de las diferentes conversaciones. Paramos frente a un gran pasillo. Un guardia abrió la primera puerta, de la cual salió una mujer anciana de aspecto amable y sumiso, por lo que explicaron ella sería la traductora, según ella para mí. (Os debo decir que la única que sabe que yo entiendo y hablo japonés es Angi, pues la hice prometer que me guardaría eso como un secreto hasta que yo decidiera contarlo y hoy será ese día). Varias mujeres se acercaron a nosotros cada una con un yukata en sus manos.

(1586 palabras).