Los clientes ideales no son ideales

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Sungmin


Charlie rebotaba de un pie a otro. Sungmin miraba por encima su revisión de la boda Pritchard, deteniéndose en sus notas sobre lo que funcionaba y lo que necesitaba mejorar un poco, (la madre de la novia, a pesar de que tenía la esperanza de que nunca volvería a estar presente) —¿Qué te tiene tan emocionado esta mañana? Estás casi bailando.

–Ayer llegó una llamada sobre un nuevo trabajo. Suena demasiado bueno para ser verdad...

–Probablemente lo sea. ¿De quién es la boda?

–Oh, no solo una boda, mi querido Sungmin, todo un año de eventos. Dije que...

—¿Para quién?

–si...

Sungmin parpadeó. Charlie parpadeó. Sungmin dejó su pluma. La boda Pritchard había ido muy bien, pero su último evento había terminado en una no-boda y, si él no salía pronto de la casa de Kyung, consideraría matar a alguien. Hyungsik, Kyuhyun y su propia madre encabezaban la lista, pero estaba dispuesto a prolongarlo según fuera necesario —¿Ya dijiste que sí? ¿Sin consultarme?

Charlie inclinó la cabeza hacia un lado —Yo no creo que sea un problema. Siempre hemos hablado de expandirnos más allá de las bodas y meternos en la planificación de eventos, y este cliente es ideal.

Sungmin aplacó su ira. Era cierto que habían hablado de expandirse, pero él siempre había estado menos seguro con la idea que Charlie. Era una pequeña empresa boutique, y le gustaba así. ¿Cómo podrían asumir honestamente más proyectos sin expandir el personal? Y más personal significaba más gastos. No estaban exactamente ahogándose en efectivo, a pesar de que estaban haciéndolo significativamente mejor que cuando empezaron a trabajar juntos años atrás, cuando ganaban más dinero en la barra de bebidas que en la planificación de bodas.

La peor parte de todo esto es que siempre tomaban las grandes decisiones juntos. Que Charlie se hubiera adelantado y tomara la decisión sin él se sentía... bueno, era fuerte decir esto, pero se sentía como una traición.

—¿Quién es el cliente?

–Ella adoró la boda de Pritchard. Deliró sobre los árboles. Sólo habló de ellos.

—¿Quién es?

Pero Charlie siguió charlando sobre todas las cosas maravillosas que, en la mente de Sungmin, un cliente todavía potencial, le gustaba de la boda Pritchard, repitiéndose hasta que un dolor de cabeza comenzó a palpitar detrás de sus ojos.

Sungmin se pellizcó el puente de la nariz, ya cansado de la conversación —Suficiente, Charlie. ¿Quién es?

La campana en la puerta de su oficina exterior sonó alegremente en el silencio.

Charlie se puso de pie, claramente sorprendido por la interrupción —Acepté reunirme con su asistente personal hoy para discutir los detalles.

Un par de ojos demasiado alegres con una cara muy redonda asomó por la puerta abierta hacia el área de la oficina que compartían —Bueno, hola, —anunció el hombre bastante pesado cuando se mostró a sí mismo. Se balanceó sobre sus talones —Usted debe ser Charlie.

Extendió una muñeca floja a Charlie, dándole una idea de que el hombre realmente esperaba que Charlie le besara el dorso de la mano. Casi sacude la cabeza para despejar el pensamiento, atrapándose a sí mismo a tiempo.

El hombre se volvió hacia él, con los ojos recorriéndolo de manera evaluadora. Dio varios pasos para inclinarse contra su escritorio y decir, con voz recatada —Y tú debes ser Sungmin la descripción de la Sra. de Bourgh no capturó tu plena altura.

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