Kyuhyun
Al terminar con el fiasco de su madre, buscó a Hyeyeon y la encontró en su habitación —Oye, hermana, ¿tienes tiempo para un almuerzo tardío con tu hermano mayor?
Hyeyeon chilló de emoción, saltando desde el lugar donde estaba leyendo en el asiento de la ventana. Corrió por la habitación para envolver a su hermano en un abrazo de oso — ¡Dios sí! Por supuesto que tengo tiempo para almorzar contigo. Ni siquiera necesitas preguntar.
— ¿Qué estabas leyendo?
Hyeyeon dio un golpecito con la mano al libro que estaba abierto en el asiento —Ni siquiera sé, para ser honesta. Cualquier cosa para evitar tener que estar presente durante una de las sesiones para planificar el casamiento de mamá. Lo juro, esos tipos deben ser santos para aguantarla a ella y a Collins.
–Yo no diría santos, pero tal vez un poco tolerantes.
Los ojos de Hyeyeon se agrandaron — ¿Estabas allí? ¿Fue malo? ¡Nunca me contestaste! ¿Es ese Sungmin, tú Sungmin?
–Él no es mío... —Comenzó, pero Hyeyeon lo interrumpió con un impresionante giro de los ojos.
–Vamos hermano. Estás loco por él. Estás completamente enamorado. Estás...
— ¿Quieres que te cuente lo que pasó o no?
Hyeyeon imitó cerrar los labios con una cremallera.
Le contó que había asistido a la reunión y que se enteró de que su madre estaba a punto de ser abandonada por los organizadores.
— ¿En serio? —Hyeyeon se rio —Casi lo siento, me perdí eso. Estos tipos deben tener bolas.
Kyuhyun se atragantó, cubriéndolo con una risa incómoda —Yo, um, la convencí de que los conservara.
— ¿Cómo te las arreglas?
Abrió la puerta de su auto para su hermana —Me enviarán las facturas y mamá está haciendo un viaje corto a California hasta la fiesta de compromiso.
Hyeyeon se deslizó en el asiento del pasajero. Kyuhyun cerró la puerta, caminó hacia el lado del conductor y entró.
—Nuestra madre es un verdadero dolor en el culo, ¿sabes? —dijo Hyeyeon con una voz que decía que ya sabía que él estaría de acuerdo con ella.
–Sí, ha llamado mi atención más de una vez.
Los hermanos se miraron y sonrieron.
–Entonces, ¿cuál es la mala noticia para mí?
Kyuhyun arrugó la nariz —Ella está esperando que vayas a California con ella.
Hyeyeon frunció el ceño y luego suspiró aceptando una realidad que ambos sabían que ella no podía evitar.
–Sí, —dijo Kyuhyun. Giró el auto hacia la calle tranquila del vecindario arbolado — ¿Sugerencia para el almuerzo?
Hyeyeon asintió y sonrió —Sabes cuál es mi favorito.
Condujeron en silencio, atrapados en sus propios pensamientos. Como si ella pudiera leer su mente, Hyeyeon preguntó —Entonces, ¿cómo es Sungmin el de los ojos con manchas doradas?
Le lanzó a su hermana una mirada de sorpresa — ¿Disculpa?
Hyeyeon resopló —Oh, vamos, Kyuhyun. Me estás evitando cada vez que lo menciono. Está totalmente claro que él te gusta —Ella lo miró en silencio, con una expresión que decía que era un estúpido por no haberse dado cuenta antes de que ella hiciera la asociación.