Sungmin
Esta reunión con Collins y de Bourgh era sustancialmente peor que todo el resto combinado. En lugar de reunirse en sus oficinas, como habían acordado originalmente, ella había decidido treinta minutos antes de la hora programada que debía ser en su casa, que estaba a cuarenta y cinco minutos, ah, y por cierto, llevar todas las flores. Estaba cerca de las rosas y claveles de color champán mientras la mujer se quejaba, diciendo que estaban demasiado pálidas para su gusto. Tuvo que luchar contra su deseo de gritar. Cállate la boca y paganos ya
Faltaba aproximadamente dos semanas para la fiesta de compromiso, y De Bourgh todavía no podía decidirse por nada. Cualquier cosa excepto el hecho de que ellos, Sungmin y Charlie, tuvieron la culpa. Y estaba aquí, en su reunión final con ella, para asegurarse de que Charlie realmente discutiera el tema del pago.
Actualmente, ella estaba diciendo — ¿Has terminado con todos los fondos? ¿Cómo es eso posible? ¿Eres incapaz de administrar efectivo? —Su rostro, en contraste con su voz, no cambió. ¿Cuánta cirugía plástica y Botox se necesitaron para convertir a una mujer en una marioneta congelada de esa manera?
Collins soltó una risita aguda. En los últimos días, se había dado cuenta de que Collins disfrutaba mucho presenciando a De Bourgh eviscerar verbalmente a las personas. Hacían una pareja encantadora.
No pudo resistirse a preguntarse cómo era crecer debajo de esa lengua. Podría explicar algunas cosas sobre Kyuhyun...
–Firmé un contrato. Estuvimos de acuerdo en a quién usaríamos y todos los detalles...
Charlie explicó suavemente la lista de razones por las cuales los costos habían ido más allá del depósito inicial de diez mil dólares. La Sra. De Bourgh no estaba escuchando nada de eso. En lo que a ella se refería, cambiar de opinión veintiséis veces solo en la fiesta de compromiso no era una razón para que hubieran acabado los fondos iníciales.
¿No se daba cuenta de que reservar un lugar requería un depósito? Un depósito que no se reembolsaba si cancelabas. Un depósito que no se respetaba cuando tenías que volver y reservar de nuevo. Estaba bastante seguro de que no importaba el juego conciliador de Charlie, la Sra. De Bourgh estaba a punto de despedirlos, y no sintió más que una sensación de un cansado alivio.
El timbre resonó débilmente. Dudaba que alguien más en la sala lo escuchara.
–No veo por qué debería pagar nada más hasta que hayas cumplido tu parte del trato.
Charlie definitivamente estaba perdiendo esta batalla. Si él hubiera esperado algo menos, habría llorado al ver el final rodando hacia ellos. No importó cuántos volantes repartieron, no importó cuántas llamadas realizaron, nada. Todos los años. Todo el sudor y sacrificios. Todo se fue porque la madre de Kyuhyun era una perra colosal, y Charlie había valorado el prestigio por encima de la consistencia.
Sungmin se volvió hacia las flores, aspirando aire y fuerza. Si Charlie iba a enviar a su sociedad a navegar por la cuneta financiera, entonces le diría a De Bourgh y su imbécil asistente personal exactamente lo que pensaba de ellos.
El sonido de pasos débiles se perdió mientras preparaba su discurso, averiguando con precisión cuándo tirar su hoja de cálculo en su cara congelada de Botox.
La Sra. De Bourgh interrumpió el discurso, la única advertencia antes de que ella dijera — ¡Kyuhyun, querido! ¡Cuánto tiempo ha pasado! Ven aquí y dale un beso a tu madre.
Girando lentamente, el temor se acumuló en su tripa demasiado regordeta, Sungmin le dio a Kyuhyun una ojeada. Este era el padre de su hijo. Por supuesto que el universo los juntaría hoy, sobre todos los días.