Sungmin
Seungah pateó las piernas por el costado de la silla, dejándolas colgar del suelo —Entonces, ahora estoy saliendo con Kyung de nuevo.
Sungmin sonrió desde donde estaba tendido en el sofá — ¿Y cómo te sientes al respecto?
Seungah le arrojó una almohada en la cara —Me siento feliz.
–Y me siento feliz por ti —Se movió ligeramente hacia su derecha con un gemido. Las cejas de Seungah se alzaron —Ya no puedo recostarme sobre mi espalda. Demasiado incómodo, —murmuró.
Seungah se rio —Supongo que eso es lo que obtienes por quedar embarazado.
—Tu falta de simpatía es espantosa. Solo espera hasta que te quedes embarazada. A ver si trato de consolarte. —Se giró aún más sobre su costado. Un fuerte ruido provino de su trasero. Tosiendo por la risa y por el olor, Seungah se levantó y agitó una almohada sobre él —Ese ni siquiera es el peor de ellos. Me he despertado tirándome pedos.
Suspiró.
–Bueno, antes de esto eras bastante impresionante en el departamento de pedos —Seungah metió la almohada entre el trasero de Sungmin y el cojín del sofá —Tal vez eso ayude.
–No lo hará —Sungmin levantó la almohada hasta el área de su cintura, recostándose contra ella —Pero esto lo hace. Gracias.
Seungah se sentó de nuevo. Ella miró a su hermano, esperando hasta que él tomara otro sorbo de agua del termo gigante — ¿Le has dicho a Kyuhyun que es de él?
El agua voló de los labios de Sungmin, salpicando contra la mesa y mojando algunas de sus palomitas de maíz —Eh, asqueroso —Se retorció para ponerse de pie —Ahora tendré que hacer más. Gracias hermanita.
–Voy a tomar eso como un no.
Levantándose, suspiró e ignoró la pregunta de Seungah. Entró en la cocina. No es que todavía no la pudiera ver, ya que lo único que separaba la cocina de la sala de estar era una isla de altura media.
–Ustedes dos parecen estar en buenos términos. ¿Crees que ha adivinado?
Sungmin se estremeció. Seungah se echó a reír —Deja las palomitas de maíz. Ven a hablar —Regresó a la sala de estar y se dejó caer de manera elegante en el sofá después de agarrar el tazón de palomitas de ella.
— ¡Oye!
–Embarazado aquí. Haciendo crecer a un pequeño humano. Ve a hacer el tuyo.
Seungah se cruzó de brazos, intentando mirarlo —Los hice todos. Ese era mi tazón.
Sungmin se encogió de hombros y luego se metió un puñado en la boca —Bueno, ahora es mío, —dijo con la boca llena de palomitas de maíz.
Seungah apretó una almohada contra su pecho —Kyuhyun preguntó por ti. Unas cuantas veces.
Sungmin se enderezó — ¿De Verdad? No he escuchado nada de él desde que nos envió de vuelta desde Las Vegas —Los había enviado junto con Hyeyeon a Virginia, pero él se había ido con Kyung a California. Las lágrimas comenzaron a salir y picar en las esquinas de sus ojos —Quería decirle. Simplemente no he encontrado una manera de hacerlo.
Ella se movió para sentarse en el suelo al lado del sofá, un brazo extendiéndose para sostener el brazo de Sungmin —Si pudo decirle a Kyung que estaba equivocado acerca de mí, sí pudo dejar de lado todo su orgullo y perseguir a Matthew para proteger a Jenny... —Seungah tiró de su brazo e hizo mirarla —Sungmin, si él pudo hacer todo eso, entonces debe preocuparse por ti.
Una lágrima se deslizó por su cara.
–Tienes que decirle, Sungmin. Él querría saberlo.
Sungmin se secó la lágrima —Eso no es algo para mandar por mensaje de texto "Hola, Kyuhyun. Gracias por vencer al idiota de Matthew. Por cierto, estoy embarazado de tu bebé. Espero verte pronto"
Un fantasma de una sonrisa apareció en la cara de Seungah —Está bien, tal vez no lo digas de esa manera. Tal vez puedas insinuarlo.
–He hecho eso. Él no lo entendió.
—Sé menos sutil, entonces.
Sungmin puso los ojos en blanco —Ya le dije que era una aventura de una noche que ninguno de los dos esperaba. No puede ser tan obtuso.
Resoplando, Seungah se levantó —Es un alfa, Sungmin. Él puede ser así de obtuso.
–Bueno, entonces la insinuación no funcionará, —se quejó.
–Probablemente no —Seungah fue a la cocina y regresó con una tina de helado de caramelo de lujo y dos cucharas. Sungmin miró pensativo la silenciosa y oscura TV.
—Fecha limite inflexible. Tienes que decirle antes de que llegue el bebé.
–Lo sé. Simplemente no sé cómo. Yo realmente no quiero decirle por teléfono —Tomó una cuchara y recogió una gran parte de helado. Los ojos de Seungah se ensancharon —Ejem, alimentando a dos aquí.
Eso le valió un giro de ojos —Podría decirle a Kyung que creo que es de él.
— ¿Qué es de Kyung? —Sungmin jadeó y se atragantó un poco hasta que el helado se derritió y cayó —No, gracias.
Seungah sonrió maliciosamente —Me refiero a decirle a Kyung que creo que es de Kyuhyun, pero que describiste con precisión cómo ese juego de teléfono podría ser contraproducente para nosotros.
Suspiró, mirando su cucharada de helado antes de metérselo en la boca.
— ¿Lo amas? —Seungah sumergió su cuchara en el helado, haciendo a un lado la cuchara de Sungmin.
–No fue como tú y Kyung. Ustedes se atrajeron a primera vista. En aquel entonces, pensé que estaba demasiado lleno de orgullo y arrogancia como para ser remotamente redimible. —Se derrumbó contra los cojines del sofá, su relajación hablaba sobre dónde se encontraba su corazón. Quería meterse en su habitación, sacar la carta de Kyuhyun y leerla una y otra vez —Pero ahora, ahora sé que tiene una gran profundidad dentro de él. Se preocupa tanto por aquellos que él permite acercarse.
–Y lo amas.
–Sí, lo amo mucho.
Seungah se puso de rodillas para abrazar a su hermano —Entonces tienes que decirle eso también. Creo que él también te ama. No iría a través del país para salvar a la hermana de cualquiera.
Sungmin jugó con su teléfono, abrió la información de contacto de Kyuhyun y comenzó a escribir un mensaje diecisiete veces sin éxito. Finalmente, él simplemente escribió, ¿Estás ocupado? y pulsó rápidamente enviar. Y esperó. Y esperó.
Se quedó dormido esperando.