Capitulo 45

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-Coge todo el gel que quieras, pero déjanos en paz... -murmuró Zack sin despegar su vista de mi.

Daniel soltó un bufido de fastidio y entró tan sólo 2 minutos al baño de Zack para coger el gel que cogió él y marcharse dando un portazo.

Reí en consecuencia.

-Estamos solos -anunció el chico que queda.

-Noo, ¿sabes con quién más estamos? -pregunté en su oído.

-¿Con quién, eh?

-¡¡CON UNA TORTUGUITA!! -chillé en su oreja.

-¡¡Mierda, Ann, me has roto el tímpano!!

Reí demasiado fuerte por 5 minutos, mientras seguía rodando por la cama como una poseída.

Intentaba parar, pero cada vez que veía la suprema cara de indignación de Zack y la manera en la que se metía el dedo en el interior de su oreja, me reía aún más.

Mi tripa dolía de tanto carcajear. Me saldría a este paso, unos abdominales perfectos y arrugas no tan perfectas en la cara.

Mis risas fueron calmándose, hasta sentarme en el extremo trasero de la cama y dedicarme a mirar a Zack.

-Tu risa es horrible -dijo Zack.

-Mi risa es preciosisíma y tu sabes que te enamora.

-Te quiero, enana.

El chico abrazó mi cintura y yo rodeé los brazos alrededor de su cuello, hundiéndonos en un perfecto beso.

Pero me separé de él.

-He visto una tortuga en tu cuarto.

-Oh, es mi mascota. La dejo siempre por ahi, para que se sienta libre.

-¿Sabes?

-Dime.

-Le tengo miedo.

Zack soltó una carcajada más grande que todas las que solté yo anteriormente, pero al captar mi mirada venenosa sobre él, paró. Parecía no creerselo, ya que parecía estar buscando algún rastro de broma en mi cara, y como no tenía ninguna intención de bromear, el chico no la encontró.

-¿¡Enserio te dan miedo?! -preguntó aludido.

-Sí, en realidad, me dan miedo todos los animales excepto el perro. Pero también me parecen bonitos muchos animales.

-¿Cuáles?

-El león, el tigré, el oso panda -dirigí mi mirada a la suya, mientras enumeraba a los animales con mis dedos- oso pardo, oso polar, koala, cerditos minis, caballos, unicornios, zebras, bambi, nemo, un pez que tiene un cuerno, pegaso, y los gatitos que no arañan ni crecen...

La mirada de Zack no iba a ningún sitio. Lo llamé reiteradas veces por su nombre, pero me hizo caso omiso. Esto ya me empezaba a sacar un poco de mis casillas.

-¿Enserio? -fue lo primero que soltó.

-Si... -contesté dudosa.

-¡Todo lo que has dicho son animales salvajes! ¡¡Algunos de ellos ni siquiera existen!!

-¡¡Déjame!! ¡Esos animales son mi sueño!

Sus ojos se cubrieron de un brillo reluciente -Es decir, si te traigo un Nemo y un Dori, ¿me amarás aún más?

Mis brazos rodearon su cuello -Si me traes a todos los personajes de la película de Nemo, haré lo que quieras -sonreí adorablemente. -Pero eso claro, sin abusar.

Why? (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora