La carretera que unía Kircudbright con Dumfries & Galloway era, como todas las carreteras secundarias de Escocia, estrecha y mal asfaltada.
En el mejor de los casos, si se cruzaban dos coches que fuesen algo grandes, uno de los dos tenía que apartarse al arcén para dejar pasar al otro.
Sobrepasar la velocidad permitida era una verdadera temeridad.
A pesar de eso, siempre que hacían ese camino, Luis Cepeda tenía como costumbre poner a prueba el motor del coche y los nervios de sus acompañantes acelerando sin piedad.
Por eso resultaba especialmente llamativo que aquella mañana estuviese siendo tan escrupuloso con todas las señales, incluso se podría decir que tentaba los límites en el extremo contrario por lo despacio que conducía..
Javi Garcés no tenía la menor intención de apurarle. Sabía que Luis necesitaba su tiempo para procesar las cosas, solo por eso había guardado el secreto de Aitana durante algo más de una semana.
Aunque Aitana se lo había hecho jurar. Por lo más sagrado.
Su error de cálculo había sido no tener en cuenta, en el momento de obligarle a prestar juramente, con que no había nada tan sagrado para Garcés como su amistad con Luis.
Precisamente por eso, porque conocía a su amigo, sabía que tenía que darse cuenta solo del tremendo error que había cometido al dejarla marchar sin protestar.
Sin despedirse siquiera. El muy imbécil.
Por supuesto había otro pequeño detalle sin importancia.
Aunque fue suficiente para que Luis frenase el coche en seco en mitad de la comarcal A711 de una forma tan brusca que Garcés se aferró a la puerta incapaz de ahogar un grito poco digno.
Esperó mientras el conductor procesaba la información, apretando las manos sobre el volante hasta que los nudillos se pusieron blancos.
- Lo que me estás diciendo es que no se ha quedado por mi.
Javi puso los ojos en blanco.
Era propio de Luis centrarse en aquel pequeño detalle. Una nimiedad.
- Técnicamente...
Pero, por supuesto, para Luis sí que tenía importancia.
Por su gesto de enfado, sospechaba que era bastante importante.
Aquella mañana, cuando Garcés le había contado que Aitana y Gonzalo llevaban todo aquel tiempo en un hostal en la carretera entre Kircudbright y Castle Douglas, Luis no había tardado demasiado en saltar a la ducha, adecentarse un poco y estar listo para esa conversacíon que el mismo reconocía que le había quedado pendiente.
Tuvo la paciencia de esperar hasta que estuvieran en la lancha para que Garcés le explicase exactamente la historia.
Porque Javi le conocía como si le hubiese parido, esperó hasta que estuvieron en el coche, saliendo ya de Kircudbright para contarle con algo más de detalle, la razón por la que Aitana no había vuelto a España.
Que, efectivamente, no tenía nada que ver con Cepeda.
Sino con Gonzalo Uriarte.
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Era curioso como sucedían las cosas a veces.
De haberse quedado un minuto más en la playa su última noche en Little Ross, Aitana sabía que habría acabado besando a Luis.
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La isla del faro
FanfictionEn una diminuta isla del mar de Escocia existe un refugio para artistas. Una pequeña burbuja para almas perdidas.