Demasiado Rápido

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Durante mi vida he escuchado a muchas personas decir que la mujeres somos complicadas y que nuestra belleza en conjunto con nuestra mente muchas veces nos hacen armas poderosas contra quienes nos provoque. Honestamente siempre pensé que eso era muy cierto, pero hasta ahora no me había dado cuenta de el poder que conlleva.

Alice se propuso hacerme la vida imposible desde que la rechace en la casa, se me acerca más de la cuenta, se contonea como si la vida se le fuera en ello y dice algunas cosas con doble sentido para después poner una carita de ángel que me hace dudar sobre si sabe lo que eso representa.

¿Quieres entrar? -pregunto alegremente--

Aún es temprano -afirme sin mirarla-

Me recosté en la arena tratando de calmar mis emociones como lo he hecho todo el rato que llevamos aquí.

Elle... -me giré un poco a verla y ella me sonrió- Tienes arena en la frente

¿Ah, si? -asintió, trate de quitarme la arena con la mano pero ella me detuvo-

Yo te la quitó -sonrió alegremente-

Muchos pensarían que simplemente me pasó la mano por el rostro, pero lo cierto es que la morena sobre mis piernas pasando cada una de ellas a cada lado de mi cuerpo, con su rostro cerca del mío y sus manos en mis hombros, luego inocentemente pasó su mano por mi frente para "quitarme la arena" y su mano descanso en mi mejilla.

¿Ya la quitaste? -enarque una ceja-

Si -sonrió maliciosa- ¿Sabías que me encantan tus ojos?

Si, alguna vez me lo dijiste -dije tratando de alejarme de ella-

¡Deja de moverte! -gritoneo divertida-

Puso su mano en mi nuca acercándose a mi boca lentamente, simplemente rozo mis labios tan sutilmente que bien pude solo haberlo imaginado, beso mi mejilla dejando sus labios sobre mi piel por más tiempo del necesario. Sentir su piel desnuda contra la mía provocó que mi temperatura fuera en aumento, sus brillantes orbes se fijaron en las mías y un escalofrío me recorrió.

¿No te arrepientes de... tú decisión? -cuestiono mientras una de sus manos me acariciaba la espalda con lentitud-

No... -dije en un susurro-

Se apartó un poco luciendo frustrada, pero luego una sonrisa maliciosa hizo acto de presencia en su rostro; tomo mis manos con las suyas y las paso detrás de su espalda bajandolas hasta su trasero y sin dejar de sonreírme.

¿Estás segura de que no te arrepientes? -asentí lentamente- ¡Que complicada eres, Giselle! -sin más me besó-

Su beso no fue dulce sino más bien voraz, sentí su lengua dentro de mi boca mientras nuestros labios se movían de forma acelerada e incluso bastante brusca, sin poder evitarlo mis manos se presionaron sobre su trasero uniendo aún más su cuerpo al mío, ella puso de nuevo su mano en mi nuca presionando más mi boca contra la suya y la otra se deslizó por mi espalda hasta que la sentí en el nudo que mantiene la parte superior de mi traje de baño en su lugar.

Hey... -susurre sin poder despegar mis labios de los suyos-

Te deseo, Giselle -se alejó de mi con la respiración acelerada- ¿No me deseas?

Claro que lo hago -admití tratando de recuperar el ritmo habitual de mi respiración-

¿Y entonces cuál es el problema? -susurro contra mis labios-

Me asusta entregarme por completo... -acaricie su mejilla-

¿Y como esperas que yo me entregué si tú no lo quieres hacer? -pregunto confundida-

No espero que te entregues de esta forma -mordi mi labio ligeramente-

El silencio se extendió entre nosotras, ella mantenía la mirada en algún punto detrás de mí y yo por mi parte sentía como mi temperatura seguía subiendo al tenerla a ella aún sobre mi, después de un momento un suspiró brotó de sus labios y finalmente me miró.

Esta bien, creo que yo estoy intentando ir demasiado rápido -admitió- pero no puedes culparme... Tú y Bastián tienen claros sus sentimientos, pero yo solo tengo unos meses para aclarar mis emociones

Lo sé -pase un mechón de su cabello detrás de su oreja- no te preocupes...

Te quiero -admitió para luego abrazarme- me gusta estar así contigo...

¿De verdad? -la morena solo asintió-

Me sentí complacida al saber eso por qué sin duda es una buena señal. La morena se bajó de mi regazo y me miró avergonzada.

¿Entramos? -pregunte sonriente tratando de alejar su vergüenza-

Si, tengo hambre -dijo regresando a su sonrisa habitual-

¿Que quieres cenar? -pregunte mientras ambas recogíamos nuestras cosas- puedo preparar algo o podemos salir a cenar si prefieres

Mejor entre las dos preparamos algo -la mire confundida- puedes enseñarme a cocinar ¿No?

Por supuesto -sonreí-

Una vez terminamos de recoger las cosas, Alice me tomo de la mano y así regresamos a la casa, dejamos las cosas sobre uno de los sofás y nos dirigimos inmediatamente a preparar la cena.

¿Que vamos a preparar? -pregunto animada-

Hmm... -abri los estantes y de inmediato supe lo que vamos a preparar- ¿Spaghetti?

¡Claro! -dijo emocionada-

Todos pueden pensar que cocinar con la chica que amo fue una de las mejores experiencias de mi vida, pero lo cierto es que fue todo un caos, ella de alguna forma termino quemando la salsa que usaríamos para la pasta, al hacerlo se desesperó y termino botando todo para luego irse a su habitación a tomar una ducha así que al final opte por pedir una pizza, ella regreso un rato antes de que está llegará y me ofreció una disculpa. Ahora mismo estamos sentadas en el sofá viendo una película y comiendo la pizza que acaban de traer.

Recuérdame nunca jamás volver a dejarte cocinar -dije divertida-

Jamás voy a volver a hacerlo -dijo con el ceño fruncido- cuando te cases conmigo vas a ser la chef de nuestra familia -afirmo como si nada-

Y esa pequeña frase destrozó mi poco sentido común haciendo que mis sentimientos volarán tan alto como había dicho que no lo iba a permitir... La caída será dura si esto no sale como deseo.

Mi Querida DamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora