Compañia

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Cerré la puerta trasera del auto donde puse mi maleta. Me giré a ver hacia la puerta donde está Alice, ella me mira con tristeza y creo que solo es un reflejo de lo que ve en mi mirada... Honestamente estoy destrozada, la tuve un segundo y luego me soltó sin siquiera pensarlo bien, es doloroso y sin duda me tiene furiosa el hecho de que me esté haciendo esto.

¿Segura que no quieres que te lleve a casa? -pregunte seria-

No, prefiero quedarme aquí... -susurro-

Bien -abri la puerta de mi auto y subí en el-

La morena se acercó hasta la puerta, bajé la ventanilla y me sentí aún más triste cuando estuvimos así de cerca.

¿Estás segura de esto? -pregunte tratando de contener las lágrimas-

No, que te vayas me está rompiendo el corazón... pero necesito pensar, Elle -susurro con la voz entrecortada-

Entonces espero que tomes la mejor decisión -ella asintió-

Ví su intención de besarme así que me aleje un poco de la ventanilla, me miró herida y opte por cerrar el cristal; finalmente puse en marcha el auto para poder regresar a mi departamento. Decidí ya no mirar hacia atrás por qué podría arrepentirme de ponerme en esta posición, sin duda la amo y me duele que ella la este pasando mal, pero ya decidí que no puedo poner mi amor por ella por encima de mi salud mental... No puedo seguir torturando a mi mente al ser la amante de la mujer que amo, y si, yo sé que en un inicio esto fue mi decisión, pero hoy comprendí que no es correcto... Bastián no se lo merece y yo tampoco lo merezco, ambos merecemos un amor completo y no uno a medias.

En cuanto llegue a casa avente las maletas en algún lado y luego me deje caer sobre el sofá para poder sumirme en mi miseria por un rato. No pasó mucho tiempo antes de que una llamada entrará en mi teléfono, lo tomé una sonrisa sincera escapó de mis labios al ver que es Agnes, apreté el botón verde y me lleve el móvil a el oído.

Hola, Agnes -me senté bien sobre el sofá-

Hola, linda... Espero que no te moleste, pero Zoe me contó lo que está pasando con Alice -dijo y escuchar su nombre me oprimio un poco el corazón-

Supongo que iba a pasar tarde o temprano... -suspire pesadamente-

¿Dónde están? -pregunto curiosa-

Ella en su casa de playa y yo en mi departamento, decidió que era mejor que me alejará para que ella pueda pensar -admití-

¿Quieres compañía? Saldré del trabajo en unos minutos y te haría bien distraerte un rato... Podría llevar algo para comer y podríamos ver unas películas, no lo sé... ¿Que dices? -me hizo sonreír otra vez su intención por hacerme sentir mejor-

Pues quedarme aquí sobre mi sofá sintiéndome patética no parece la mejor alternativa -rei ligeramente- creo que sería mejor distraerme... Puedes venir, pediré pizza y saldremos a comprar golosinas

¡De acuerdo! -dijo emocionada- te enviaré un mensaje cuando esté afuera de tu edificio para ir a comprar lo que quieres

Está bien -sonreí-

Adiós, linda -sin más termino la llamada-

Tal vez no debería hacer una tarde de películas con Agnes en vista de todo lo que está pasando con Alice, pero sin duda no pienso quedarme en este lugar pareciendo estar derrotada por qué lo cierto es que no es así... Nadie me ha derrotado, no la perdí y si lo hice no podría decir que fue por qué no lo intenté, además ya no hay mucho que yo pueda hacer por esa relación... Solo me queda esperar y hacerlo sumida en un mar de lágrimas no es una opción.

Pasaron por lo menos cuarenta minutos antes de que Agnes me dijera que estaba abajo, en cuando recibí su mensaje tomé un poco de dinero y las llaves de mi departamento para salir a recibirla, ahora vamos en camino a el supermercado mientras debatimos sobre algo sumamente importante...

¡Patético! -grite divertida- ¿Quien podría odiar los ositos de goma?

Eh... yo -dijo divertida- la verdad odio todo tipo de gomitas y también detesto la gelatina 

¿Y como puedes vivir así? -pregunte escandalizada- yo amo las gomitas, si pudiera comerlas todos los días sin detenerme lo haría sin siquiera pensarlo -afirme-

Entonces... ¿Eres una gomiadicta? -enarco una ceja-

No lo creo -sonreí- y bueno, si no te gustan las gomitas debe haber algo que te guste, ¿No? -asintió- ¿Que es?

Los chocolates -dijo sonriente-

¡Ah! ¡el cliché! -entramos al supermercado y toda la gente se quedó observandonos-

Entre risas y más conversaciones ridículas sobre dulces, pizza y aliens, terminamos nuestras compras que se resumieron a un gran montón de dulces, a varias botellas de soda y a un futuro diabético casi asegurado. Regresamos a mi departamento con todas las cosas, pedimos una pizza y ahora nos encontramos buscando una buena película para ver mientras esperamos a que llegue nuestra deliciosa comida.

¿Acción? ¿Terror? ¿Suspenso? ¿Romance? -recite mientras la castaña lo meditaba con tranquilidad-

¿Podría ser romance? -pregunto sonriente-

Claro, que mi vida romántica sea patética no significa que no pueda apreciar los romances de ensueño -afirme mientras buscaba la lista de ese género-

Si, eso creo -dijo divertida y en ese momento sonó el timbre-

Iré por la pizza y tú elige una película ¿De acuerdo? -le entregué el control de la televisión-

Caminé hacia la puerta, la abrí y detrás de ella me esperaba el repartidor, tomé la pizza y pagué por ella para después regresar con mi acompañante, me senté a su lado en en el sofá, ella puso play a la película.

¿Que película elegiste? -pregunte curiosa-

Se llama «Votos de amor» -dijo tomando una rebanada de pizza-

¡Oh! En ella sale mi novia Rachel McAdams -dije emocionada-

¿Ya la viste? -pregunto sonriente-

No, pero escuche que es buena y que te destroza un poco el corazón -ella asintió divertida-

Seguimos viendo esa película que resultó si ser un poco rompe corazones, pero que mayormente fue muy tierna. La noche se nos fue entre dulces, películas y una excelente compañía... Por primera vez en mi vida pensé que si es posible vivir sin Alice aunque si lejanía me rompa el corazón.


Mi Querida DamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora