Seis: Sus ojos.

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- Gerard, ayuda a tu hermano a bajar las cosas - ordenó su madre, el joven hizo oídos sordos, seguía tecleando en su celular - ¡Gerard!

- ¿Qué? - la miró molesto, cruzando sus brazos.

- Que vayas a ayudar a Mikey - el joven rodó sus ojos y acató la orden de su madre.

Habían vuelto a Jersey después casi ocho largos años en Washington. La operación y el tratamiento de Gerard había tenido bastante éxito, todo había terminado luego de cuatro años. Donna decidió quedarse en ese lugar mientras el doctor de Gerard estuviera en esa ciudad.
Su médico debía volver a Jersey por asuntos personales, entonces la familia decidió volver a sus raíces para así continuar con el seguimiento médico del pelinegro.

Gerard estaba bien, dentro de todo su diagnóstico, los pro y contras del transplante de médula, él estaba bien. Era un adolescente de dieciséis años, las experiencias bruscas que vivió en Washington le habían hecho cambiar su personalidad, y vamos, el hecho de vivir en una ciudad tan diferente a los suburbios de Jersey le había pasado la cuenta. A pesar de todo extrañaba el paisaje de Jersey, limpio de edificios grandes, con mejores vistas de los atardeceres y amaneceres que no tenían nada que envidiarle a los de la gran ciudad. Eran lujos diferentes.

Aquí el sol se reflejaba en sus ojos y no en los sucios vidrios de los grandes edificios empresariales, e incluso el aire podía sentirte más limpio.

Tomó aire profundamente, observó el ventanal de su antigua habitación, mientras Mikey le pasaba una caja de cartón con qué sabe qué cosas desde el camión de mudanzas. Recordó lo mal que la pasó, lo despreciado que se había sentido en este lugar. Aunque aún tenía recuerdos de su pequeño amigo se infancia ¿Seguiría viviendo en Summit?

Aquí volvería a ser nadie, volvería a ser pequeño y solitario.

Miró la calle desgastada por el paso de los autos, entonces fue cuando su memoria emotiva lo hizo viajar hacía aquél día de verano, tenía apenas nueve años. Sólo recordaba el viento en su rostro y brazos, el brillo del sol escondiéndose y encandilando su miraba; la aun fresca sensación de libertad y a él, su antiguo menor amigo.

Frank.

¿Qué sería de aquél chico? Desde que Christian habían dejado de venir a Jersey, no supo más de él, ahora, después de ese recuerdo, sólo quería encontrarlo y decirle cuanto lo había extrañado.

- Gee, oye - su hermano lo interrumpió -. La próxima semana empezamos la escuela ¿No te emociona? - el delgado dió un saltó desde el camión.

- No - negó - . Para nada - sacó su celular para nuevamente para comenzar a teclear con sólo una de sus manos.

- ¿Con quién hablas tanto? Oh... Ya lo sé - rió - ¿Cuándo le dirás a mamá sobre Bert?

- Jamás y es mejor que tu no digas nada - el de gafas lo miró amenazante - . Por fi le sonrió dejando ver sus pequeños dientes.

- Antes de ser tu hermano soy tu amigo - sonrió - . Pero tienes que decirle que eres gay - Gerard por instinto le tapo la boca con su otra mano, haciendo caer la caja, descubrió porqué estaba tan pesada, era la antigua vajilla de Donna.

- Mierda - comenzaron a reír - . Mamá nos va a matar, ayúdame a recoger.

- Corrección, te va a matar - volvieron a reír .

Gay, Gerard era abiertamente gay, pero abiertamente para sus amistades, su madre, a pesar de que no reaccionaria mal, no lo sabía, simplemente porqué él no encontraba las palabras para decírselo. Y menos sabría cómo decirle que ya había tenido su primera experiencia sexual con su novio mayor que él por casi tres años, oh... Tampoco sabría como decirle que ese novio es Bert, el chico que estaba haciéndose la quimioterapia con él todos los santos jueves en el Hospital de Oncología en Washington.

Leucemia [×Frerard×] ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora