«21 de octubre, 2002
¿Cómo estás hoy? Te quise escribir esta carta antes, mucho antes la verdad jeje... En diez días estarás de cumpleaños y Frank ¡Qué ganas de estar ahí! Es tu cumpleaños número trece y wow... Aún recuerdo el número diez, cuando te encontré en la acera fuera de mi antigua casa.
¿Recuerdas? Me tenías miedo, creías que te iba a contagiar jaja... ¿Sabes? Me hubiese gustado estar allí para regalarnos un paseo en bicicleta. Extraño los paseo contigo a pesar que siempre eran de esquina a esquina, estaban bien.
¿Aún tienes mi bicicleta? También la extraño.
Estoy algo adolorido, pronto vendrá Rose, la enfermera de cabellos rojos que te conté ¿Lo recuerdas? Tengo qué hacerme muchisimos exámenes hoy y por eso desperté más temprano.
Ésta carta tiene que llegar el mismo 31 de octubre y según Christian, irá dentro de nueve días a Jersey. Y Rose vendrá a buscarme para los exámenes a las 7:00 a.m y son casi las 6:20 a.m.
Prometo volver pronto y celebrarlo con otro pastel horroroso ¡Ah! Y con muchos paseos en bicicleta.
¡Feliz cumpleaños FRRANKIEnstein!»
~🌻~
21 de septiembre, 2006 (actualidad)
Dulce cafeína de la mañana, hace sólo un año había podido degustar nuevamente ese amargo sabor en sus papilas, dejando esa sensación extraña en su lengua y dulce aroma en su respingada nariz. Amaba despertar temprano, podía beber mucho mejor su taza de café antes de irse a la escuela, disfrutaba leyendo su comic de Watchmen, una edición Delux que consiguió Christian para su cumpleaños pasado, con eso se había ganado al pelinegro.Mikey bajó las escaleras mirando a su hermano mayor que estaba recostado en el sofá, leyendo por milésima vez ese mismo comic. Caminó a la cocina y se sirvió una taza de café para luego hacerle compañía al pelinegro.
El castaño suspiró después de caer al sofá.
— Dulce cafeína — dijo el castaño, luego miró a su hermano — ¿Qué tiene de especial ese comic? Lo has leído tantas veces.
— ¿Qué? ¡Todo! Los Watchmen se reencuentran para buscar a El Comediante — Mikey no entendía nada — olvídalo, sólo es porqué Manhattan sale más desnudo que nunca y los dibujos en esta edición son más explícitos — sonrió.
— Oh... Eres demasiado gay — rió, Gerard se encogió de hombros — Bob me dijo que vendría a buscarme, se consiguió una patineta para mí
— Eso es bueno — sonrió — yo me iré, quiero caminar — se levantó, tomó su morral y guardo el comic dentro de éste — anda con cuidado — Mikey asintió.
Gerard odiaba caminar pero había extrañado mucho hacerlo para pisar las hojas secas que había dejado el viento del otoño. Pisar y saltar sobre ellas para cerrar los ojos y disfrutar ese crujido particular, amaba el otoño, recordaba cuando su padre reunía las hojas y él las volvía a esparcir.
Donna los obligaba a irse en el autobús, era demasiado sobre protectora, y como Mikey se iría con Bob, esta vez aprovecharía para pisar las hojas.
Salió de la casa despidiéndose de su hermano, acomodando su morral y una bufanda a rayas: gris y negro, colores que amaba y su abuela Elena lo sabía, ella se la había tejido.
Caminó por la calle, al lado de la cuneta, justo por ese espacio donde las hojas se acumulaban, la humedad de la mañana había dejado pocas hojas secas, pero alguna que otra hacían el ruido particular al pisarlas.