Dieciséis: Sintiéndose real.

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No hay nada más enérgico que una caricia sincera sobre un cuerpo roto, lleno de cicatrices, de miedos y penas, y cuando esas caricias son de la persona adecuada, es como que cinco pastillas de éxtasis se hubieran consumidos bajo tu lengua, entonces, todos esos miedos, todas esas cicatrices, todas esas inseguridades se van, quedando sólo en la piel el roce de las huellas y aquél hormigueo del tacto en todo el cuerpo.

Frank quiso borrar con sus besos aquellas cicatrices de la palida piel de Gerard, y Gerard quiso borrar con sus caricias aquellos miedos del avellana. Eran tan jóvenes, tan decididos y fuertes, era todo, todo lo que querían lo eran juntos.

Sus labios estaban húmedos, rojos, hinchados por la cantidad de besos robados, por el apasionado deseo de estar unidos. Gerard seguía sobre el regazo de Frank, husmeando la boca del avellana con dulces caricias de su rosada lengua, jugando y advirtiéndole lo que estaba dispuesto a dar.

— Frankie — soltó en un jadeo — espera — se separó algunos centimetros

— ¿Qué pasa? — el avellana intento buscar sus labios de nuevo, cuando los encontró, descansó en ellos con un sutil roce, sintiendo la respiración humeda del pelinegro — si no quieres está bien, sólo dejame seguir besándote — cerró sus ojos antes de soltar un suspiro.

— Sí quiero — tomó el rostro del avellana con ambas manos — mírame — Frank abrió sus ojos, observó aquellos ojos verdes, se perdió en ellos — No quiero que nada cambie entre nosotros.

— No pasará nada — sonrió, el pelinegro intentó volver hablar — Shh... Lo prometo — llevo sus labios al cuello del pelinegro, respiró sobre él, haciendo estremecer ambos cuerpo, luego abrigó con su lengua el lugar que marcó su respiración.

Smiles and her laughter
It's the only thing
That I've been waiting for a time
Regardless of our distance and our hope
Grows greater
Trapped by pretty eyes and letters for all time
The only thing that I've been waiting for.

Sumidos en el placer que entregaban sus besos, la ropa fue desapareciendo como humo en el viento, como el ocaso entre la noche. Frank acariciaba débilmente el torso del cuerpo ajeno, sus costados, su estomago, la cicatriz en su pecho. Gerard estaba recostado, con su nuca apoyada en la cómoda almohada con fundas blancas, Frank estaba a su lado, sus piernas entrelazadas con las del pelinegro, observando con sus labios entre abiertos cada minima reacción del esmeralda a su tacto. Las fría pero segura mano del avellana recorrió cada centímetro de su cuerpo hasta abrazar su cuello, Gerard lo miró mordiendo sus sedientos labios secos por la falta de humedad, exigiendo aun que fuese un mínimo roce entre ellos. Frank entendió, y lo besó, jugando con su lengua, mordiendolos delicamente, mientras su mano generaba una sutil presión en la garganta del pelinegro, su cadera estaba sumida en un delicado vaiven generando una fricción  placentera de su creciente erección sobre el mulso de Gerard.

Delicamente el abrazo en el cuello del pelinegro se fue, el avellana comenzó a encaminar su mano con el juego de sus dedos, dejando de besar sus labios pero sosteniendolos con un roce humedo. Su mano llego hasta la tela negra del boxer del pelinegro, este se estremeció.

Posó su mano sobre el sexo del esmeralda, pero éste sostuvo el antebrazo del avellana, abriendo sus ojos para mirarlo, un sonrojo sobre sus pomulos, una agitada respiración, jadeante, excitante. Lo observó complice.

— Shh... — pidió en un susurro el avellana, llevó sus labios a la palida frente y la besó, su cálido osculo permitió el relajo del cuerpo contrario, soltando el antebrazo con lentitud

Leucemia [×Frerard×] ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora