Epílogo: Detrás del cristal.

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Narra Frank:

No sabes cuánto me encanta mirarte desde aquí, mientras tomas tu cáfe cargado y juegas con tus dedos en el vaso de cartón. Miras tu alrededor y sonríes a la cajera, como es costumbre de ti: sonríes a todo el mundo. Tú cabello rojo luce mejor hoy ¿Te lo volviste a tinturar? seguramente esa misma mañana pasaste a la peluquería del hotel para retocar la caída del color. Claro, hoy tienes un encuentro importante, estarás frente a tu futuro esposo, debes verte bien después de haber estado casi dos meses separados por tus viajes y las firmas del libro.

Déjame ser imprudente y decirte algo: Te ves mejor que nunca, Gerard. Radiante, feliz, emocionado, incluso puedo notar por tu posición, con tu pierna sobre la otra y moviendo tu pies en círculos, puedo notar que estas ansioso, pero ese tipo de ansiedad que recorre el cuerpo como electricidad, con una potente energía.

Estás feliz.

Me gusta pensar en que cuando te dejé, asumiste que siempre iba hacer parte de ti, en tu cuerpo, en tu mente, donde fuese, yo estaría, porqué como has puesto en tu libro "Frank Iero salvó mi vida", pero más que salvarla, amor mío, he decidido acompañarte en ella a donde quiera que vayas, aquí, allá, en cualquier lado del mundo.

Ahora si te veo nervioso ¿Es que tu cita piensa llegar tarde? ¿Quién es aquél idiota que ha decidido hacerte esperar tanto? ¿Acaso estás seguro de enlazar tu vida con él? Si fuese él, creeme que si fuese él, estaría contemplandote por lo menos una hora por fuera del vidrio, observaría tus movimientos, cada uno de ellos, para luego correr a besarte, dejar quince dólares por tu cafe y media luna, tomar tu mano y correr a casa, olvidando incluso la maleta a tu lado; cuando llegasemos te haría el amor de tal manera, que mi cuerpo hablara y dijera cuanto había extrañado el tuyo.

Ahora ya te estás impacientando porqué has mirado tu reloj de mano y ésta vez le has sonreído de medio lado a la cajera. 

- Siento haberte hecho esperar tanto - sonreíste.

- Siempre me haces esperar - tus labios se sintieron suaves al tocar los ajenos.

- Tú me hiciste esperar por años, unos minutos no es nada.

- Frankie, está bien - me sonreíste -. Te extrañé demasiado, estar tanto tiempos lejos de ti trae recuerdos horribles.

- ¿Hablaste con Cecilia? - pregunté evitando tener nuevamente esa conversación.

- Ajá... - asentiste - Me dijo que podrás acompañarme. La próxima firma es el Jersey - tomaste mi mano y acariciaste con tu dedo pulgar la comisura de ella -. Quiere que vayamos al hospital donde fue la operación. Somos una esperanza para ellos, Frankie.

- Bien -suspiré.

- ¿Qué sucede? - frunciste tu ceño, yo negué a modo de respuesta - Dime, cariño, puedes confiar en mí.

- Pasar dos meses en coma y volver a ese hospital, después de casi diez años, no sé, me pone nervioso.

- Estaremos juntos - llevaste mi mano a tus labios y la besaste - ¿Sí?

- Ok - sonreí.

- Te amo, Frankie.

- Y yo a ti, Gee.

Después de todo yo era aquél ingrato que te estaba haciendo esperar, aquél que te observaba detrás del vidrio y aquél que había luchado dos meses por su vida, para poder vivirla contigo.

La vida sólo nos quiso dar un susto más aquella vez, el último de nuestras vidas, nos quiso decir que nuestro destino era estar juntos, esperarnos las veces y el tiempo que fuese, porqué aquí, allá, o en cualquier lado del mundo, siempre seremos correspondidos.

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Si no se entiende les quiero explicar: Frank no murió pero narra creyendo en cómo sería si hubiese sido así.

Gerard escribió Leucemia.

No me gustan los finales tristes <3

Perdón por tan poco </3

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⏰ Última actualización: May 13, 2021 ⏰

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Leucemia [×Frerard×] ~ TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora