Narra Arianna:
El viento golpeaba bruscamente las ramas de los árboles de los hermosos campos, que se podían apreciar desde la ventanilla del coche. Hacía ni más ni menos una hora desde que aterricé en el aeropuerto muggle, y yo ahora estoy metida en un coche escuchando música de una cantante muggle, Billie Elish, mientras veo el paisaje a través del vidrio. Empezó a sonar "Bellyache", e intenté tararear la canción mientras pensaba en lo rápido que había pasado el tiempo.
Harán ya dos meses del día que habían empezado las vacaciones de verano, que estábamos todos juntos bañándonos en el lago o cuando en el viaje de vuelta a casa discutiendo de en qué casa íbamos a pasar las vacaciones. O incluso hace dos semanas, cuando estaba con mis padres jugando al Monopoli en familia, comíamos los exquisitos platos de mi madre o veíamos el partido de Madrid vs Barsa en la tele.
Hay veces que ni entiendo como el tiempo avanza tan deprisa, tanto que ni siquiera nos damos cuenta de la velocidad a la que va. Ahora se me hace una eternidad cuando no tenía amigos, lloraba en algunos de los cubículos del aseo o de la vez en la que casi pierdo mi vida por una estupidez. Ojalá se pudiera detener el tiempo, así podría asimilar lo que tengo, lo que he logrado y lo que estoy viviendo. Porque las cosas de la vida las extrañas cuando las pierdes, y cuando te enteras, es demasiado tarde para recuperarlas.
Flashback
—Papá, Mamá no pienso irme de aquí. Amo Francia y no quiero perder todo lo que he conseguido—dije enfadada, hará ya dos semanas.
—Ya te lo dijimos hija, no podemos hacer nada. Mi jefe me ha dicho que me tengo que trasladar a Londres, y nos vamos a ir todos juntos—dijo mi padre.
—Papá, no me mientas. Se que no tienes nunca que trasladarte, ya que revisé tu portátil y vi que ¡TRABAJAS EN CASA!—dije con la voz ronca.
—Eres muy cotilla cuando te lo propones Ari—dijo mi madre.
—Normal mamá, si me mentís—dije—Si al menos me dijerais la verdad del porque nos vamos..
—No es tan fácil Arianna, y no tenemos tiempo, se acercan—dijo mi padre.
—¡PAPÁ que coño se acerca! Estoy harta de que no me queráis decir la verdad
—Cariño ahora no es el momento..
—SI ES EL MOMENTO DECÍDMELO YA—interrumpí a mi madre.
Hubo un silencio de unos segundos en el que solamente se escuchaban nuestras respiraciones agitadas. En esos momentos me enteré de que es nuestra primera pelea así de gorda como esa. Nunca creí que mis padres llegaran a ser así. Siempre fuimos una familia cariñosa y unida. Mis padres hicieron más que darme un apellido que no tendría que ser mío, me dieron apoyo y amor, y sobretodo honestidad, algo que en esos instantes me diera cuenta que era una farsa ya que me ocultaban cosas mientras se me caía un lágrima de mi mejilla.
—Rubita, vamos haz las maletas- dijo mi padre.
—¡NO ME PIENSO IR DE AQUÍ HASTA QUE ME DEIS UNA RESPUESTA A TODO ESTO!—grité.
—Por Dios que cabezota eres—dijo mi padre.
—Hija, por favor, ve darte un respiro ...—dijo mi madre.
—¡NO, NO PIENSO MOVER HASTA QUE ME DEIS UNA EXPLICACIÓN A TODO ESTO!
En esos instantes los brazos de mi padre me rodearon y me cargó en su hombro izquierdo. Yo en esos momentos le pateaba la espalda, le estiraba del cabello, lloraba y hacía un berrinche como lo haría una niña de cinco años. Mi padre me soltó al jardín, y me dijo antes de que entrara a mi hogar:
—Véte rápido, te amamos mucho, no lo olvides.
Y cerró la puerta. Yo lloré y les grité que me abrieran la puerta. Pero luego hice la acción más estúpida que podría haber hecho: hacerles caso.
Mientras caminaba por las calles de Hendaya, yo estaba llorando con el ceño fruncido. No había mucha gente por las calles, ya que eran las siete de la tarde y la gente tendría que estar preparando la mesa para cenar. Yo siempre pensé que cenan demasiado pronto. Bueno, puede ser porque llevo sangre española en mis venas, pero aún así lo veía exagerado.
No podía creer que mis padres hayan hecho eso. Intenté tranquilizarme antes de volver a llorar a cántaros, pero no podía. Al fin cumplí su orden a la media hora.
Bueno, ya estaba a una calle de mi casa hasta que vi algo verde en el cielo. Miré hacia arriba y me paralicé del miedo. Según mis libros de historia, esa marca no había vuelto a aparecer desde la derrota de Voldemort. Pero sabía que no era una alucinación mía.
Sin dudarlo dos veces corrí hacia donde se mostraba la marca tenebrosa. Y por desgracia, era en mi casa. Mi casa ya no era la misma, estaba destrozada la parte delantera, parece que hicieron una explosión en la entrada para entrar. Con valor, entré a la casa. Todo estaba roto y había un cuadro de mis padres y yo tirado en el suelo.
Era de cuando yo era pequeña de unos seis años. Estábamos en una playa de España, los tres, disfrutando del radiante sol que hacía. Los rayos del sol hacían que se me resaltaran mis pecas y mi rubio cabello.
Me guardé la imagen en mi bolsillo y seguí adelante. Entre en el comedor, donde anteriormente tuvimos la discuta haría menos de media hora.
Cada escalón que daba por las escaleras esperaba que no hubiera pasado lo que más temía. Todo lo de mi alrededor estaba roto y por todas partes se encontraban cenizas, quemaduras de algún hechizo y trozos de la mayoría de los objetos que se habían roto seguramente al impacto del suelo.
Al subir tuve el instinto de tener que ir a mi dormitorio. Pero escuché ladridos tristes de alguien que conocía muy bien. Entré al dormitorio de invitados, y en el armario encontré a Coco muy asustado. Él empezó a correr mientras que ladraba hacia mi cuarto y yo le perseguía esperando lo peor.
Y como había temido, vi dos cuerpos en el suelo. Mis lágrimas surcaban mis mejillas mientras veía sus cadáveres. Empecé a abrazarlos, como si así se pudieran solucionar las cosas, como si así pudiera cambiar lo que había sucedido.
Empecé a ver sus rostros. Mi padre tenía los ojos muy abiertos y parecía que antes de morir estuviera gritando. Tenía grandes heridas de algún hechizo punzante por todo su cuerpo.
Y mi madre tenía los ojos cerrados con mucha fuerza, como si supiera que la maldición imperdonable le fuera directamente a ella. También tenía muchas heridas que parecían ser de un cruccio . Y vi que tenía una lágrima en el lagrimal del ojo derecho. Se lo sequé.
Y entonces es cuando vi que la intención de irse de ese modo de casa era porque querían protegerme de esos Mortífagos. Pero lo que no sabía era el porque. Pero lo único que sabía era que habían muerto por mí... o mejor dicho por mi culpa. Y ahí es cuando los aurores del Ministerio llegaban a los alrededores de mi hogar.
Fin del Flashback
Acabé cogiendo la imagen de la playa. Y la observé mientras se me caía una lágrima en mi mejilla. Se que ellos no son mi familia de sangre, pero los amé tanto como si lo fuesen. Siempre sería una Marsh.
★ ★ ★
Hola de nuevo.
¿Qué tal estáis? Espero que bien.
Lo sé, este capítulo es muy triste. Pero ya veréis que mejorarán las cosas.
Pregunta: ¿sois de la Orden del Fénix o de los Mortífagos?
Yo soy de la Orden de Fénix.Hasta luego.
gryffindor_macarroni
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~𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝙼𝚊𝚕𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜~
FanfictionCOMPLETADA James Sirius Potter, el típico chico popular y engreído de la escuela que tiene a todas las chicas a sus pies y que tiene una vida perfecta. Arianna Blair Marsh, la típica chica inteligente e impulsiva que siempre llama la atención aunqu...