Narra Arianna:
— ¡Ya estamos cerca!— anunció Eleanor con una gigantesca sonrisa.
Hacía más o menos dos o tres días de lo ocurrido en ese motel y —después de ponernos las pilas y avanzar con más rapidez— al fin pudimos llegar al norte de Inglaterra. Pero aunque faltaban unas cuantas horas para llegar, perro aún así Eleanor seguía teniendo un gran entusiasmo.
Con su larga melena negra agarrada en una coleta, su larga camiseta rosa y su gran entusiasmo parecía una niña pequeña al ver todo lo que le habían regalado por su cumpleaños.
Y James— aunque no quisiera admitir en esos momentos— se veía extremadamente sexy. Su cabello azabache desordenado se movía con el viento. Sus ojos avellana me hipnotizaban como siempre lo habían hecho desde que tenía memoria. Sus mejillas estaban rosadas por el cansancio, y eso le hacía ver algo tierno. Tenía más pecas que hacía unos meses, pero aún así tenías que seguir fijándote mucho para poder observarlas. Sus labios se veían muy seductores y atrayentes, tanto que no podía dejar de mirarlos... y desear volver a probarlos.
Desde el día del motel, después de tantas horas caminando sin cesar había puesto en orden mis pensamientos. Intentaba pensar que era un amor de mejores amigos, pero sabía perfectamente que no era así.
Ya que recordaba el beso que tuve con él en Navidades, cuando dormimos juntos, la sensación de felicidad que tenía cuando él me sonreía, el casi beso con él en su casa, las ganas que tengo en muchas ocasiones de besarlo, y algunos que otros roces de manos que siempre me hacían estremecerme.
Y por eso mismo estaba hecha un lío. Sabía que lo que sentía era incluso más fuerte que lo que sentía por Theo, pero no quería aceptarlo. Me decía que él me había superado con Bea, o que ya se había rendido de que tuviéramos una relación.
De repente noté como un musculoso brazo me rodeaba los hombros, haciendo que una descarga eléctrica pase por todo mi cuerpo. Giré mi cabeza y me encontré a James mirando las estrellas. Y de repente me empezó a costar respirar. Intentaba volver a respirar automáticamente, pero era complicado.
— ¿Por qué me produces tanto con solo tocarme, James?— me pregunté internamente.
Entonces miré por donde James miraba y empecé a ver las estrellas. Habíamos salido un poco más pronto de lo normal, y aún era de noche. Pero eso no supuso ningún problema, ya que al haber Luna llena iluminaba más de los normal. Habían un montón de estrellas por el cielo. Las estrellas se veían casi tan brillantes como la luna.
— Es precioso, ¿cierto?— me preguntó James con su voz algo ronca.
— Si, me encantan las estrellas—le respondí intentando parecer segura y firme, aunque por dentro parecía un flan.
— Se que esto parece ser que no tenga nada que ver, pero ¿sabes porque te llame Pequitas?— Me sorprendí por su pregunta, pero aún así negué con la cabeza y él siguió hablando— Creo que parecerá algo obvio, pero es porque amo tus pecas. Me parecen preciosas. Y eso me recuerdan a las estrellas, ya que además de también amarlas, las estrellas iluminan el cielo. Al igual que tus pecas, iluminan tu cara, te hacen ver más tierna y con carácter que sin ellas.
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~𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝙼𝚊𝚕𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜~
FanfictionCOMPLETADA James Sirius Potter, el típico chico popular y engreído de la escuela que tiene a todas las chicas a sus pies y que tiene una vida perfecta. Arianna Blair Marsh, la típica chica inteligente e impulsiva que siempre llama la atención aunqu...