~𝙴𝚗𝚝𝚛𝚎 𝙼𝚊𝚕𝚍𝚒𝚌𝚒𝚘𝚗𝚎𝚜~

1. Introduction

Narrador omnisciente:

Eran las 17:00 del día más soleado del año y los estudiantes salían de sus clases felices, buscando un lugar con sombra de algún árbol o edificio, o nadando en el lago.

El sol era muy potente y con sus rayos acaloraban a todo el mundo donde quiera que pasaba, incluso a un grupo de adolescentes que se dirigían a la sobra del grande árbol que proporcionaba ese mismo.

Mientras se sentaban, veían la vista que tenían ante ellas: un gran lago cristalino con sus pequeños peces nadando de un lado a otro, con los niños más pequeños jugando en el césped, o alguna pareja teniendo un momento romántico desde la sobra del edificio del colegio.

El grupo de adolescente se sentaron sobre una tela y mientras tanto una chica castaña colocaba pasteles, chocolates y leche para compartir. Se reían y conversaban mientras comían. Hablaban sobre cotilleos, chicos, bromas y las clases que se acababan de terminar. Visualizaban las vacaciones que tendrían por delante, algunas con entusiasmo y otras no con tanto.

Se presenciaba a una muchacha de cabello rubio, con unos grandes ojos de una mezcla de azul y verde. Tenía una nariz respingona y una boca estrecha con una hermosa sonrisa, que normalmente no solía mostrar a todo el mundo. En su cara y en su cuello se veían muchas pecas que adornaban su piel como si fueran una obra de arte. Era delgada con unas pocas curvas y no con mucha altura. Normalmente la gente la aparentaba con uno o dos años menos de los que tiene, algo que la molesta mucho. Sería la chica ideal para cualquier chico, pero esta chica tiene un carácter que sería mejor no hacerla enfadar. No confía mucho en la gente pero siempre sabe animar a la gente que lo necesite. Es muy valiente y rebelde, algo que normalmente le trae muchos problemas.

A su derecha se encontraba una chica castaña, con unos grandes ojos de color avellana. Tenía una nariz de punta redonda y una boca pequeña pero con una sonrisa que alegraba la vida a quien pasara. Tenía las mejillas con un rubor rosa claro. Por su cuerpo se notaban heridas cicatrizadas. Tenía una piel pálida. Es delgada con curvas y es de una estatura normal para su edad. Desde fuera se la ve muy adorable, y por dentro también lo es. Siempre quiere ayudar al prójimo y es muy enamoradiza, sentimiento que normalmente no es correspondido y hace que se deprima y que derribe su autoestima.

La otra chica, que se encontraba en esos instantes atragantándose con la comida, tenía el pelo lacio y azabache. Tenía unos ojos color miel y una nariz tipo duquesa. Tenía una boca grande y con una sonrisa coqueta. Tenía alguna que otra herida en su brazo o en su pierna, que parecía que en sus momentos fueron muy graves. Era delgada y con muchas curvas y era un poco más alta que de lo normal es en su edad. Aunque aparentemente parezca fuerte e independiente, es muy sensible y tiene mucha dificultad de confiar en los adultos. Aunque es muy graciosa en el grupo e intenta alegrar siempre a las personas que más ama.

Las chicas se reían de la azabache por el atragante que había hecho por un chico que le había guiñado el ojos. Cuando la azabache se recuperó y vio que las otras no habían parado de reír escandalosamente les pegó con un libro que tenía en la mano. Las otras dos se quejaron y la rubia dijo:

—Ey, no era para tanto, bestia.

—Eso, además te gusta mucho, ¿por qué no te lo declaras?— dijo la castaña.

—¿Pero qué pasa en tu cerebro Caro? Ni de coña le pienso declarar. Seguramente yo a él no le guste y me lleve un chasco, además le gusta a Gisèle, y no quiero que me tenga más odio del que ya me tiene.

—Venga ya Lette, se nota a quilómetros que gusta de ti—dijo Caroline mientras se servía un vaso de leche con Nesquik.

—Ja, que va, y no vuelvas a llamar "Lette", es horrible, para eso llámame por mi nombre que a mis padres le costaron mucho tiempo en pensarlo— dijo la ojimiel molesta.