Hace 3 años.
Las hojas de los arboles alrededor del cementerio caían conforme la fuerza del viento característico del otoño. Desde esta mañana, cuando me estaba preparando y vistiendo para la ocasión, sabía que no sería algo sencillo de asimilar, nunca es fácil asimilar una muerte. Traté de mantener la vista a lo que acontecía frente a mi evitando soltar las lagrimas, "No soy frágil" me repetía una y otra vez a mi misma, pensando en cualquier cosa que no fuese en la tristeza que me asfixiaba. Incluso, respirar me costaba un poco.
Me quedé atrás observando el entierro y escuchando lo que el sacerdote decía, no pude dar apoyo a la familia, porque ni siquiera podía darme apoyo a mí misma. Me odiaba demasiado a mí misma por ello. Pauline, mi mejor amiga, sollozaba con ferocidad, con una histeria que nunca había sido propia de ella. Su madrastra, Nicole, la abrazaba por los hombros tratando de calmarla, pero la pobre mujer también se encontraba destrozada. Por su parte, Timotheé, el hijo de Nicole y hermanastro de Pauline, estaba con la cabeza en dirección al césped, unos lentes de sol lo protegían del sol y de la realidad. Desde mi lugar, podía ver la fuerza con la que apretaba los puños, en ese momento desee adquirir un poco de valentía para poder tomarle la mano y decirle que estaba bien demostrar sus sentimientos, ya que este era el momento adecuado para hacerlo aunque yo no fuese la más indicada para aconsejarlo. Estaba bien sentir dolor por la perdida de su figura paterna, quise abrazarlos a todos, pues siempre habían sido muy buenos conmigo.
El papá de Pauline, aún cuando enviudó de su primer esposa, nunca fue una mala persona, era muy querido por todo el pueblo, siempre sonriente y bondadoso, además con ese elegante acento francés que tanto lo caracterizaba. El "Franco", así lo llamaban todos. Desde muy pequeña me refugié en su familia pues Pauline me permitió ser su amiga, cuando su padre se casó con Nicole y adoptó a Timotheé nada cambió, al contrario, las cosas mejoraron, ellos también eran franceses, pero se mudaron a este pueblo pequeñito y formaron una familia, una que yo quería demasiado, para bien o para mal mucho más que a la mía. Nicole también era muy cariñosa con ambas, me hacían sentir parte del núcleo familiar. Con Timotheé pasamos el resto de nuestra infancia, a pesar de que era dos años mayor y siempre fue muy malhumorado, supongo que cuando eres niño la edad no importa demasiado, solo quieres jugar y pasarla bien con alguien.
Conforme fuimos creciendo los tres juntos, me di cuenta de que podía hablar por horas con él, sobre cualquier tema, incluso me atrevería a decir que llegó a conocerme mejor que Pauline.
Hace seis meses, Marc, el padre de Pauline fue detectado con cáncer de pulmón, pues fumaba demasiado. Al enterarse, dejó el tabaco por completo, se atendió con los mejores especialistas del país y del extranjero, ya que tenía el sustento económico para hacerlo, y sobre todo, siempre mantuvo la esperanza. Las cosas se complicaron hace apenas un mes, como familia tomaron la decisión de pasar el resto de los días en Francia, pues ese era el ultimo deseo de Marc.
Traté de mantenerme firme y no flaquear cuando hundieron el ataúd en la tierra. El Sacerdote citó unas ultimas palabras, las cuales no alcancé a escuchar muy bien, pues el llanto de Pauline tenía toda mi atención.
Las personas comenzaron a alejarse y dispersarse en el cementerio. Pauline, Nicole y Timotheé que se encontraba aún enajenado a la situación se quedaron frente al hombre que los había hecho tan felices.
Minutos después los tres se giraron para irse a casa, mi mirada hizo contacto con la de Pauline, quien al verme emitió un sollozo ahogado y corrió hasta mis brazos, los cuales la recibieron con fuerza. Con toda la que mi cuerpo permitió. Lloraba en mi hombro y decía cosas que no alcanza a entender. Nicole se quedó detrás viendo la escena mientras se limpiaba las lagrimas con un pañuelo, siempre ha sido una mujer muy correcta, no me sorprendió que estuviera tratando de guardar la compostura, aunque aquí no había nadie que la fuese a juzgar.
Timotheé nos pasó por un lado dando zancadas, Pauline ni siquiera se inmutó. La forma en que me miró antes de desaparecer entre las lapidas y los arbustos no fue la misma de antes, era fría, enrojecida, calculadora y un tanto hiriente.
Las tres lo vimos arrancar su motocicleta negra, que fue un regalo de Marc cuando cumplió los 16 años.
Actualidad.
Después del entierro de su padrastro, sus ojos de color verde ya no tuvieron el mismo brillo, su mirada se apagó y terminó con nuestra amistad, se volvió otra persona totalmente diferente y distante, una que ya no me interesaba conocer. Sin embargo, tuve la intención de conversar todos los buenos recuerdos por si él, en algún punto, se molestaba en volver.
Estuve para Pauline todo el tiempo, no la dejé sola, tuvo malos momentos, recayó en la tristeza un sinnúmero de ocasiones, pero nunca me apartó de su lado.
ESTÁS LEYENDO
Cicatrices |Timothée Chalamet|
Teen Fiction"Las cicatrices que tenemos en el cuerpo son recuerdos, motivaciones y pasiones." Esta es desafortunadamente la historia de un chico malo, uno que se doblega únicamente ante una pelirroja que parece siempre estar en el lugar incorrecto, con las pers...