Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMin

20. Piedra, papel o tijeras.

-SungKyu -dijeron ambos al mismo tiempo mirándose confundidos por haber dicho el mismo nombre, aunque después de unos segundos asintieron conformes, no habría discusión por ello entonces.

-Jeon SungKyu... me gusta -murmuró el pelinegro de acuerdo.

-Bueno aún no hemos decidido que apellido llevará -habló el rubio, pensando en que quería que el "niño llevara su apellido.

-¿Por qué vamos a decidir? Yo seré el padre, debe llevar mi apellido- dijo convencido el pelinegro.

-Jeon -habló el rubio mirándolo fijamente.

-¿Sí? -respondió Jeon devolviendo la mirada.

-Yo también soy el padre, por si lo olvidaste -medio gruñó Park.

-Sí, bueno, pero ya sabes, yo soy el hombre aquí... -dijo incómodo el pelinegro, pensando en que el rubio ya debería saberlo, él era el hetero y el rubio, bueno, no.

-¿Qué? -respondió con indignación el rubio, sintiendo como empezaba a temblarle la esquina de un ojo.

-Sabes a que me refiero Park, yo soy el que luce más como el "padre" y tú luces mas como... tú. Ya sabes... -el pelinegro se detuvo un momento para buscar la palabra adecuada -yo soy el más masculino entro los dos -finalizó, y viendo la expresión del rubio supo que tal vez no había escogido la palabra adecuada.

-Mira Jeon, soy igual de "masculino" y hombre como tú, que sea gay no interfiere con aquello ¿bien? Y si no quieres empezar una pelea, te pido que te atengas a nuestro trato y no vuelvas a decir algo como esto -concluyó el rubio mirándolo con la mandíbula tan apretada que sorprendía no escuchar sus dientes crujir.

Por su lado el pelinegro se hallaba entre molesto y confundido, molesto por que el rubio arruinara el tranquilo ambiente, y confundido porque según él no había dicho nada malo, el no era el que gustaba de otros hombres... y de todos modos, ¿qué le hacía eso? No era lo más normal y común que un hombre deseara a otro hombre.... ¿Qué los hacia eso?

Ambos se quedaron callados sin decir palabra alguna. El rubio tratando de no alterar sus nervios por la ignorancia del pelinegro, y el último pensando en porque el rubio no entendía su punto, pero al mismo tiempo no queriendo defenderlo para evitar alguna pelea ahora que no estaba en su cien por ciento, además trataba de entender que había dicho mal, y por mas que lo pensaba no sabía que...

-Deja de pensarlo tanto, si no lo entendiste a la primera, dudo que sacándote humo lo hagas -habló el rubio bufando al ver al pelinegro con el seño fruncido mirando las manos contrarias con suma concentración, no estaba seguro si había acertado en lo que ocupaba la mente del pelinegro, pero apostaría a que sí.

-¿Cómo sabes? -Jeon salió de su lapsus y miró al rubio a los ojos, notando por primera vez los ojos de este, eran de un marrón muy claro, llegando a parecer color miel, ¿lentillas? Se preguntó.

-Olvídalo -desestimó el rubio rodando los ojos levemente. -Mas bien, podríamos echarlo a la suerte, digo, algo como "piedra, papel o tijeras", algo así -propuso el rubio.

-¿Qué cosa? -preguntó confundido el pelinegro, preguntándose ahora a que se refería el contrario.

-El apellido, Jeon -respondió cansado el rubio. Por la mirada del contrario paso un rápido rayo de entendimiento.

-Me parece bien, ¿dos de tres? -dijo Jeon mientras recordaba la estrategia que había aprendido para ganar en aquel juego de suerte.

-Bien -el rubio recogió la manga de su polera y estiró el brazo en puño.