27. ¿Fuera del laboratorio?

3.5K 558 130
                                    

Había llegado el día.

Había pasado ya una semana desde que les otorgaron aquel proyecto. Siete días que se sintieron tan largos.

Siete días que trajeron muchos conocimientos. Siete días que marcaron diferencia entre el antes y el después.

Siete largos días donde sin saberlo, uno había empezado a dejar de lado el prejuicio y el otro su orgullo.

...

El rubio se había levantado tranquilo. El sueño había sido gratificante, debido al agotamiento físico del día anterior no tuvo nada arruinando su descanso.

Por su lado el pelinegro había llegado a su casa con reticencia, sin querer apenas girar la llave en el picaporte.
Su llegada género la típica charla con sus padres, su madre en silencio observando todo mientras aceptaba, y su padre reclamando lo de siempre pero esta vez sumándole el tan claro hecho (para él) de que quería pasar todo el día fuera de casa haciendo "quien sabe que".

No quiso gastar palabras explicando, era un total desperdicio de saliva y tiempo. Sólo calló como su madre, aceptando con su silencio las duras palabras, esperando que los reclamos acabasen para que pudiese ir a su habitación.

Felizmente no duró mucho. Y pudo acobijarse en su dormitorio tranquilo. Pensando en varias cosas. Analizando su vida.

Juzgando que tan bien o mal estaba lo que le enseñaron. Tratando de ir contra lo enseñado.

Recordando unos rubios cabellos y ojos miel que no aparentaban ser la muestra de lo indigno y repudiable.

Recordando la amabilidad de toda aquella familia.
Pensando en como esas personas podían estar enfermas.

Pensando en como fuera de su prejuicio no se había sentido mal con ellos.

Sabiendo cuantas veces se sintió enfermo dentro de su propia casa.

Con la mente hecha lío el sueño llegó a él.

(...)

El rubio ya se encontraba sentado en su lugar, había llegado mas temprano que todos.

Y con suma tranquilidad había acomodado la mesa para él y el pelinegro. Para luego colocar la casa sobre la mesa junto a una pequeña caja lila.

Minutos después sonó la campana que anunciaba el inicio de clases. Todos entraron a sus aulas.

Él observó como varios compañeros entraban con sus respectivos proyectos, chocando torpemente unos con otros. Mirándolos se felicitó por haber pensado en llegar antes.

-Buenos días Park -escuchó como decían a su lado, volteando observó al dueño de la voz. No lo había visto ingresar.

-Buenos días Jeon -respondió al pelinegro que acomodada su mochila y se sentaba a su lado.

-¿Falta algo? -preguntó el pelinegro mirando su proyecto aún cubierto por el celeste mantel que le habían colocado.

-No.

En ese momento, antes de que alguno pudiera decir algo, ingresó la encargada de que aquel proyecto de realizase.

-Buenos días jóvenes y señoritas -habló la mujer en voz alta, yendo directamente al frente de la clase.

Recibió la respuesta de todos y se quedó en silencio por unos segundos mientras recorría con la mirada cada sector de la amplia habitación.

Notando que todos estaban con su respectivo compañero y tenían sus trabajos sobre las mesas.

Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora