45. ¿Podrás?

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Jimin se sentía agotado. Todo era tan patético y absurdo. Tenía ganas de reír a carcajadas y llorar a gritos. Quería sacar de su garganta aquello que lo ahogaba, quería expulsarlo, quería poder respirar tranquilo otra vez.

Quería, quería…

Quería muchas cosas. Pero lo que más quería nunca volvería. Y sabía que a pesar de que gritase, llorase o riese como un desquiciado, aquellos ojos no volvieron a mirarlo, aquellos labios no volverían a besarlo, que no había nada que pudiese hacer para traerlo de vuelta.

Eso lo había aceptado desde el primer día, sabía que no volvería. Lo entendía.

Lo que no entendía y tal vez jamás comprendería era como es que la muerte termina con todo lo que una vez fue una persona. Como cuando mueres dejas de existir y eso sería todo.

Cómo es que en un momento lo tuvo frente a él siendo lo mejor que le había pasado y de un segundo a otro ya no estaba. Sólo su cuerpo acostado en el suelo.

¿Donde se iba la esencia de una persona?

La carne y huesos se quedaban dentro de un cajón. ¿Pero qué era el cuerpo más que un envase?

¿Qué pasaba con todo lo demás?

De hecho había empezado a olvidar las facciones exactas del rostro de Taemin. Había empezado a ver las escenas que tanto amaba de forma borrosa y lejana, como si todo fuese una película ya grabada.

Pero no había olvidado lo que aquellas escenas le habían hecho sentir. Podría tal vez no recordar qué ropa usaba ese día. Pero recordaba lo feliz que había sido.

Cada día se sentía más patético. Había pasado ya tiempo y aún no podía dejar de aferrarse a algo que no pasaría.


Jungkook lo había entendido.

Y aunque quisiera negarlo y decir que estaba confundido, no podía.

Claro que no podía.

No cuando su corazón latía tan rápido.

No cuando su estómago cosquilleo de emoción al verlo.

No cuando sus manos picaban por acariciar las contrarias.

No cuando su mente le mostraba una y otra vez sus imágenes.

Y sobre todo no podía mentir si al verlo sólo deseaba abrazarlo y…

No podía engañarse a sí mismo.

No sabía cómo había sucedido. Como de un dia a otro había pasado de verlo como un extraño más, luego un compañero que no deseaba a ahora tener la imagen de su rostro en su mente antes de dormir, a soñar cosas que nunca pensó imaginar.

Jungkook decidió ir a buscar al rubio a su casa. No tenía nada planeado, solo quiso ir a verlo.

Llegando a la casa que ya conocía sólo tocó a la puerta y esperó a ser atendido.

No pasaron más de diez segundos cuando la puerta frente a él se abría dando espacio a ver a la persona que estaba buscando.

Sin poder evitarlo y sin que su cuerpo obedeciera alguna orden sonrió, sonrió al ver aquellos ojos mirándolo con sorpresa, y sonrió aún más al ver que su sonrisa era correspondida.

Su corazón brincaba dentro de su pecho y se sentía sin aliento.

-Hola -soltó con un inesperado suspiro.

-Hola -respondió el rubio abriendo por completo la puerta. -No esperaba verte, ¿sucedió algo? -preguntó dudoso después de unos segundos.

-No, sólo quería verte.

Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora