32. Unas cuantas veces.

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Habían pasado un par de días de la reunión del rubio y pelinegro para su ensayo.

Ninguno había visto al otro y mucho menos hacer un intento por ponerse en contacto.

Jimin estaba demasiado enfrascado en sus problemas que aunque sentía una punzada de culpa y preocupación por el contrario, sus miedos por la primera sesión del caso Taemin lo tenían totalmente atrapado.

Jungkook por su lado, había pensado en varias cosas en aquellos días. Había tomado algunas decisiones que lo atemorizaban en demasía, pero sabía que serian el primer paso.

También, que a pesar de que el rubio no había coincidido con el otro, no fue así con el pelinegro, este había tratado de evitar al mas bajo a toda costa, y si antes se veían apenas en los pasillos ahora Jeon ni siquiera cruzaba aquellos pasillos, cerrando así las pocas posibilidades de un encuentro.

No sabía exactamente porque lo hacia, de hecho era algo bastante absurdo porque hoy ambos debían presentar el ensayo en la clase que tomaban juntos.

Pero defendía ambiguamente su postura con el hecho de que quería pensar sólo sobre aquellos temas que lo aquejaban, y tener al rubio a su alrededor podría interferir, aunque sabía que era ambicioso de su parte creer que el otro intentaría inmiscuirse en su vida.

¿Ya lo ha hecho, no?

(…)

Jeon salía tranquilo de su clase de matemática, dirigiéndose a la clase de Sociales, en realidad no se sentía como aparentaba.

Se sentía algo nervioso, sentía que a cada metro que se acercaba al salón su pulso se aceleraba, no era mucho, pero sin duda su respiración estaba agitada.

Las cosas que había aceptado y rechazado tironeaban de él, haciendo que se sintiera fuera de si, era muy extraño de explicar, pero podría jurar que las cosas se veían algo diferentes a su alrededor.

Bastó poco más de un minuto cuando ya estaba dentro de la amplia sala. Suspiró al ver que el sitio que compartiría con el rubio estaba vacío.

Quería retrasar lo más que pudiese el momento en que se verían cara a cara.

Lo cual no duró mucho. La campana de cambio de clases sonó aguda y así mismo la suave voz del rubio se oyó a su lado.

-Jeon -murmuró en tono bajo el recién llegado, retirando con lentitud la silla vacía para sentarse y dejar caer su cabeza sobre la mesa, amortiguada por sus extendidos brazos.

-Park -casi suspiro sin aire el pelinegro, respondiendo con el ya sabido saludo.

Después de aquellas cortas palabras ninguno añadió nada. El rubio sólo ocultaba su cabeza entre sus brazos, respirando lentamente, haciendo que su espalda se elevase levemente por el aire inhalado.

Jeon por su lado fingía mirar la pizarra mientras de reojo observaba al adormilado rubio.

Así pasaron largos segundos, en los cuales el aula parecía misteriosamente silenciosa.

-Buenos días alumnos -sorprendió a la clase la conocida maestra, entrando y yendo directamente a su escritorio.

-Disculpen la demora muchachos -justificó la mujer apenas dos minutos tarde, aunque era de esperar, era alguien muy puntual. Después de decir aquello acomodó sus gafas sobre su nariz y miró a los jóvenes de la sala, posando segundos después sus ojos en el rubio.

Jeon al notar que la profesora miraba en su dirección vio que el rubio en verdad estaba dormido, y que no se había movido ni un solo milímetro a pesar de la fuerte voz de la mujer.

Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora