6. Lo raro de tus amistades.

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Jeon esperaba sentado en el sofá. Se sentía bien consigo mismo, aunque Park no fuera su amigo, o siquiera le agradara, había actuado bien, era genial, lo sabía. Además el rubio le debería un favor, las cosas empezaban a pintar bien.

Aunque había algo que le fastidiaba, no lo había hecho por por su ego, ni por el supuesto favor que le debería el rubio. Aquellas palabras salieron de él libremente, no las pensó o planeó, culpaba a la actitud repentina del rubio, ¿quién podría decirle que no a una persona que acaba de llorar cual bebé y luego te pide infantilmente que no lo comentes?, al menos él no podía, así que era culpa de Park, por manipularlo para que olvidara su desagrado por él.

Pero es no volvería a pasar, él no era alguien conocido por ser especialmente bondadoso y solidario.

Jeon seguía sentado en el sofá, pero ahora con una mirada de enojo y una postura defensiva, ¿actitud inmadura?, sí, obviamente, pero le importaba poco aquello, él no quería ser amigo de Park, ni siquiera quería oír sus nombres juntos en una misma oración.

Por otro lado, Jimin se encontraba en su habitación, con un leve sentimiento de tranquilidad y tal vez, sólo tal vez, un mínimo de confianza en el pelinegro.

Bien, no juzgaría al pelinegro por una buena acción, ya que no estaba seguro de que este dijera la verdad, esperaba que sí.

Pero aunque ese gesto no lo haría su amigo, trataría de ser menos indiferente y estar a la defensiva con el pelinegro, al final de cuentas tendrían que pasar dos largos meses en compañía del otro, ¿Qué mejor que llevarse bien?

Así que tomando los materiales que necesitaba y metiéndolos en su pequeña canasta se alistó para bajar, pero se detuvo en el pasillo al recordar algo, así que dejando la canasta en el suelo entró en la última habitación del pasillo, agarró algo de la mesa, lo metió en una bolsa y salió.

Con la bolsa en la canasta bajó para empezar a hacer el trabajo.

Llegando abajo se encontró con un serio Jungkook sentado en el sofá, el pelinegro estaba mirando concentrado el televisor, aunque este estaba apagado...

-Empecemos esto de una vez -dijo el rubio llegando al lado del pelinegro-, vamos.

-¿A dónde? -preguntó el pelinegro mientras giraba su cabeza para mirar al rubio, con sus cejas elevadas, generando pliegues en su frente.

-Al garaje, ahí están las cosas, además aquí no tenemos espacio suficiente y mi hermano se enojaría si rompo o daño la mesa de la sala -explicó tranquilo, mientras seguía siendo observado por el pelinegro aún con los pliegues en su frente.

-Bueno, con la primera parte bastaba, no quería que me contaras tu vida -respondió Jungkook y ante la mirada del rubio caminó hasta el garaje.

Park tomó una bocanada de aire manteniéndola en sus mejillas y luego exhalo, hizo eso una vez más y siguió al pelinegro.

Cuando Jimin llegó al garaje, dejó la canasta a un lado del lugar, y abrió la puerta de este, dejando entrar la luz natural.

Luego sacó una tabla y un armazón de mesa, y empezó a armar el armazón. Cuando lo tuvo listo quiso cargar la madera plana para ponerla encima de las patas, pero al estar pesada sólo podía levantarla a la mitad de su cuerpo y luego la soltaba porque sus brazos no resistían y sus brazos no la podían tomar completa.

Jeon quien lo observaba hacer todo aquello se burlaba silenciosamente con una sonrisa en su rostro, aunque después de verlo mas de tres minutos intentando y gruñéndole a la mesa, fue a ayudarle.

-Deja acá -le quitó la madera y con facilidad la colocó encima de la base-. ¿Ves? Sencillo -presumió de su hazaña.

-No todos podemos tener fuerza de gorila -refunfuño el rubio, y empezó a colocar sobre la mesa los materiales que habían comprado.

Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora