13. El cuadro.

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El rubio miraba su teléfono, mas exactamente el mensaje que el pelinegro le había escrito, bufando le escribió un “ok” y leyó sus demás mensajes, terminando la veloz tarea ya que pocas personas le escribían.

Sin saber que hacer se puso a mirar el techo de su habitación, se suponía que en una hora debían empezar el trabajo, pero ahora serían dos horas, y no es que echara de menos al pelinegro, pero después de lo que conversó con TaeHyung sinceramente necesitaba distracción.

Su pecho vibraba lentamente con el eco de la familiar tristeza y la amarga impotencia que sentía, odiaba ese sentimiento, lo odio desde el primer día.

Volteó su cabeza lentamente en su cama, sus ojos tapándose directamente con el cuadro en su velador. Miró fijamente la imagen en el marco de madera, dos chicos se abrazaban y sonreían felices, se reconoció en el cuadro, sus ojos se humedecieron levemente, su vista se puso borrosa y volvió su vista al techo de su habitación.

Su hermano le había dicho que moviera ese cuadro, el se negó. Namjoon le había dicho que era mejor para él no ver el cuadro, de igual forma se negó. TaeHyung fue el único que se sentó a su lado a mirar el cuadro mientras lo abrazaba, él le dijo que lo mejor sería no tenerlo ahí, pero que era su decisión, se lo agradeció.

No sabía si era masoquista, o algo así, pero no podía simplemente quitar el cuadro, no podía tomarlo y esconderlo como hacía con sus sentimientos, el cuadro debía quedarse ahí, pertenecía ahí…

“-Jim, vamos, nos vemos bien, yo tengo varias fotos nuestras en mi habitación, me gustaría que dejaras el cuadro aquí -habló el muchacho rubio”.

“-No, es muy cursi, además TaeHyung se burlara de mi si lo ve -respondió Jimin con una sonrisa al otro chico”.

“-Vamos, no seas así, además, golpearé a TaeHyung si dice algo -el chico tomó el cuadro y lo puso sobre el velador. -¿Ves? Hermoso, hasta parece que siempre hubiera estado ahí -los ojos del chico brillaron al decir eso.

“-No, recuerdo que el cuadro hace cinco minutos no estaba ahí -respondió Jimin con sorna.”

“-Nada, este cuadro pertenece aquí -señaló el velador. -Y tú bonito, perteneces aquí -señaló su pecho con una tierna sonrisa para luego reír avergonzado”.

“-Lo dicho, un cursi -respondió Jimin con las mejillas sonrojadas”.

“-Así me amas -respondió orgulloso el otro rubio”.

“Sí, lamentablemente sí -respondió Jimin mirando el cuadro sobre el velador y luego al otro chico quien también miraba el cuadro con una sonrisa”.

-Tú aún perteneces aquí -tocó su pecho lentamente y se encogió con el agudo dolor que palpitaba en su pecho.

Con una entrecortada respiración trato de tranquilizarse. A paso lento caminó hasta el baño de su habitación y se lavó el rostro, tratando de eliminar los rastros de su llanto, aunque como siempre, los ojos rojos y nariz irritada seguían ahí. Le molestaba mostrar debilidad, pero la verdad no sabía ya como seguir siendo fuerte, cada día era mas duro.

Volviendo a su habitación, escuchó el sonido del timbre, mirando la hora en su reloj se dio cuenta de que no podía ser el pelinegro, faltaba aún una hora para su llegada, también notó con sorpresa que el tiempo había transcurrido rápido. Deseaba que siguiera así.

Bajando las escaleras se dirigió a abrir la puerta, con algo de sorpresa observó al pelinegro frente a él, dándole una leve sonrisa. Le devolvió la sonrisa y lo dejo entrar sin decir nada.

Un hijo... ¡¿JUNTOS?! || KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora