Marisa no supo cómo logró mantenerse de pie y entonar el estribillo de "las Mañanitas". La imagen de ese hombre estaba grabada en sus pupilas. ¡Era hermoso! Aunque no encajaba con el estereotipo de belleza masculina, pero para ella era irresistible, atractivo y jodidamente sensual. Su presencia se imponía, destacando por encima de todos los presentes, incluso del simpático Owen, quién tampoco dejaba de mirarla.
Marisa caminó lentamente, olvidándose de todo lo demás mientras extendía el pequeño pastel delante de los ojos de Angus. El hombre tenía la mirada fija en ella, recorriendo sus curvas sin ningún tipo de pudor, cosa que la hacía sentirse cada vez más nerviosa. La chica suspiró y se dedicó a observarlo detenidamente. ¡Definitivamente era imponente! Sus rasgos eran bellos, especialmente esos hermosos ojos de un tono azul verdoso, que brillaban con lujuria.
Él parecía muy rudo con ese corte de cabello casi al rape y la barba rojiza y tupida pero pulcramente arreglada. Ella continuó mirándolo casi sin parpadear mientras Angus soplaba las velas del pastel, el hombre parecía fuerte, de espaldas y hombros anchos... un tipo que se mantenía en forma a base de ejercicio. La chica ahogó un suspiro cuando reparó en los labios carnosos de Angus y en su lengua sonrosada que se paseó sobre ellos. Ella cerró los ojos, ¡cómo le dieron ganas de probarlos!
-¡Feliz cumpleaños, guapo! – Murmuró Marisa esbozando una coqueta sonrisa.
Angus también le sonrió y dio una gran mordida a la pequeña tarta. ¡Estaba bastante buena! Aunque no tanto como la mujer que la tenía en sus manos. ¡Era muy ardiente! Una belleza latina, su piel morena brillaba maravillosamente con la luz del bar, tenía unos hermosos ojos oscuros, a pesar del antifaz que llevaba y le cubría parte del rostro, parecía ser bastante guapa. ¡Vaya que sí disfrutaba de su sorpresa de cumpleaños!
-¡Gracias, muñeca! – Murmuró el hombre con voz gutural.
Marisa dejó la tarta sobre una pequeña mesa que estaba junto al trono y le hizo una pequeña reverencia al hombre, dispuesta a retirarse.
-¡Disfruta de tu fiesta! – Exclamó Marisa - ¡Espero que te diviertas!
La joven se inclinó un poco sobre Angus, con la intención de besarlo en la mejilla. Pero él fue más rápido, la sujetó por la cintura y la atrajo hacia él para sellar su boca con un beso apasionado. Por un instante, Marisa no supo qué hacer ni cómo reaccionar, ¡la había tomado por sorpresa! Los labios de Angus eran suaves y ejercían una deliciosa presión sobre los suyos. La chica no pudo actuar coherentemente, envuelta en esa mágica sensación sólo pudo corresponderle, hasta que la mano de Angus se posó sobre una de sus nalgas, palmeándola suavemente.
-¡Baboso! – Exclamó Marisa en un perfecto español, empujando al hombre.
¿Qué se había creído ese sujeto? Se preguntó Marisa abriéndose paso entre los invitados. Estaba molesta, además de avergonzada, ella también cometió un error, lo reconocía. Salió del salón y caminó por el pasillo, buscando la puerta del camerino y ahí se encerró, apoyó la espalda sobre la puerta y lanzó un profundo suspiro. Tenía que vestirse y largarse de ese sitio inmediatamente. La chica cerró los ojos y acarició sus labios, ¡ese beso la había puesto a temblar!
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ONE & ONLY [Tom Hardy Fanfic]
Fanfiction-¿Has pensado en mi propuesta, Marisa? - Respondió Angus sujetando el rostro de la chica para besarla con intensidad. Era una propuesta demasiado tentadora, pero ¡no! Era como prostituirse, vender su cuerpo por dinero. Ella no estaba tan desespera...