Angus observó la ciudad de San Francisco a través del enorme ventanal de su oficina. Era un día caluroso y a pesar del clima, parecía hermoso. Consultó su reloj y apenas marcaba las 11:40 de la mañana. El hombre aflojó el nudo de su corbata y lanzó un gruñido de fastidio. ¡Estaba harto! Le pediría a su secretaria que cancelara el par de citas que tenía programadas para la tarde y abandonaría la oficina para tomarse el resto del día libre.
-Irene – dijo al momento que tomaba el auricular y se comunicaba con la línea de su secretaria – Cancela mis citas de esta tarde y cámbialas para el martes por la mañana, no me siento bien y tomaré el resto del día libre.
-Cómo usted diga, señor. – respondió la mujer - ¿Antes de irse puede firmar algunos documentos?
-Por supuesto – respondió Angus – Y por favor no te demores en traerlos, quiero irme cuanto antes.
-Si señor Blackwood. – exclamó la secretaria y colgó.
Angus se recargó en el respaldo de su enorme silla y continuó observando el paisaje. Quizá ese era un buen momento para hacerle una visita a Marisa, pensó al momento en que dio la vuelta y sus ojos se encontraron con una dirección que estaba anotada en su agenda. Leyó un par de veces los datos y sonrió con triunfo, acariciándose la barbilla. Trataría de averiguar si esa en realidad era la dirección correcta de la chica.
Los pensamientos de Angus fueron interrumpidos por Irene, quién entró llevando varias carpetas con algunos documentos que su jefe debía firmar. Angus rodó los ojos, pero de inmediato le sonrió a la mujer, tomó las carpetas y comenzó a revisar su contenido para estampar su firma en los papeles.
-¿Es todo, Irene? – Preguntó Angus una vez que hubo terminado - ¿No hay nada más por ahora?
-Es todo señor – Respondió s secretaria – Puede irse sin problemas – Sonrió con sinceridad – Le deseo un excelente fin de semana.
Blackwood agradeció con una sonrisa y su secretaria salió de la oficina. Angus se levantó de un salto, tomó su saco y su portafolio y salió de su oficina a toda velocidad. Sin embargo, antes de llegar al elevador, Angus se topó frente a frente con su amigo Wyatt, quién le dedicó una amplia y burlona sonrisa.
-¿Así que huyes como una rata, Blackwood? – Preguntó - ¿Qué no piensas quedarte a trabajar?
-¡Es mediodía y ya no tengo pendientes! – Se defendió Angus – Así que puedo ir a casa sin problemas y tomar un merecido descanso. Me duele mucho la cabeza y el cuerpo – Mintió – Quizá pesqué un resfriado, ¡no lo sé!
-Está bien Angus – Exclamó Wyatt dándole un par de palmaditas en la espalda - ¡Cuídate!
Wyatt se despidió de su amigo y continuó con su camino. Angus sonrió maliciosamente y entró en el ascensor. Debía apresurarse, con algo de suerte, esa dirección sería la correcta y podría ver de nuevo a Marisa. No comprendía esas ganas que tenía de verla, especialmente porque ella ya lo había rechazado. Aunque no iba a darse por vencido, esa mujer iba a caer y sería suya.
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ONE & ONLY [Tom Hardy Fanfic]
Fanfiction-¿Has pensado en mi propuesta, Marisa? - Respondió Angus sujetando el rostro de la chica para besarla con intensidad. Era una propuesta demasiado tentadora, pero ¡no! Era como prostituirse, vender su cuerpo por dinero. Ella no estaba tan desespera...