VEINTISIETE

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-¡Papá! – Gritó Marisa desde la sala - ¿Ya estás listo? – Preguntó saliendo del lugar para mirar hacia la escalera

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-¡Papá! – Gritó Marisa desde la sala - ¿Ya estás listo? – Preguntó saliendo del lugar para mirar hacia la escalera.

Angus sonrió al escuchar cómo se dirigía Marisa a su padre, le gustaba saber que ambos se llevaban muy bien y que ella lo tratara como si fuera su propio padre. De sobra sabía que su padre siempre había deseado tener una hija y en ocasiones le recriminaba el hecho de no haber nacido mujer, ¡pero él no tenía la culpa! Con el tiempo, Algernon se hizo a la idea de que jamás volvería a tener más hijos y ahora, al conocer a Marisa; parecía que su sueño de tener una hija se había vuelto realidad.

-¡Voy! – Gritó Algernon – No puedo anudarme la corbata, ¡estas torpes manos con artritis!

Marisa subió corriendo la escalinata, seguida de Angus y juntos entraron en la habitación del anciano quién se encontraba de pie frente al espejo.

-¿Por qué no me dijiste? – Preguntó Angus – Déjame fajarte esa camisa y arreglarte la corbata.

-Ya soy un viejo inútil – Murmuró Algernon frunciendo el ceño.

-¡No digas eso, papá! – Exclamó la chica - No eres un viejo inútil, ¡no vuelvas a decir esas cosas!

Algernon estaba a punto de replicar, pero Angus lo hizo guardar silencio, apoyando el argumento de la chica, arregló a su padre e incluso lo peinó y perfumó. Cuando terminó le dio un beso en la frente, ofreciéndole el brazo para salir de la habitación.

-¡Quiero una foto de ustedes dos, par de galanes! – Gritó Marisa desde el umbral mientras sacaba su móvil y comenzaba a hacer varias fotos – Van a alborotar a todas las señoras y señoritas de la fiesta – Dijo y comenzó a reír, logrando que ambos hombres también se rieran.

-Eso dice ella, pero creo que no se ha visto en el espejo – Murmuró Algernon a su hijo y le guiñó el ojo – No vayas a dejar que te la quiten, porque dudo que vuelvas a encontrar una chica como Marisa.

-Tienes razón – Exclamó Angus – Ella es única.

Marisa giró el rostro y se puso colorada. Angus la miraba fijamente y de manera penetrante, como si deseara leer sus pensamientos. Ella trató de sostenerle la mirada, pero le fue imposible, lo que hizo que su rostro enrojeciera más, obligándola a abandonar la habitación antes que los hombres y murmurando una excusa.

-Los espero en el auto – Dijo la joven – Iré a cerciorarme que no olvidemos los regalos para mi prima – Murmuró alejándose a paso veloz.

-No la dejes ir – Insistió Al.

-Irá a revisar los...

-No estoy hablando de eso, no seas tonto – Murmuró su padre – Ya tienes más de treinta y cinco años, Angus, ¡ya no eres un niño! – Bufó el hombre – Yo me estoy haciendo viejo y un nieto me contagiaría la alegría otra vez...

ONE & ONLY [Tom Hardy Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora